En mayo de 2023, el Ministerio de Seguridad junto con el Ministerio de Obras Públicas implementaron un proyecto que consiste en la instalación de garitas policiales en distintos puntos de la provincia, con el objetivo de garantizarle a los ciudadanos seguridad las 24 horas del día. Hasta la fecha hay más de 50 garitas colocadas en distintos barrios capitalinos y alrededores.
LA GACETA realizó un recorrido por las instalaciones para hablar con los oficiales que cumplen sus funciones allí, quienes contaron los pros y contras de este proyecto y las situaciones particulares en las que les tocó intervenir. También habló con los vecinos, algunos manifestaron que desde la instalación se sientan más tranquilos, y otros, sostuvieron que una garita no es suficiente sino que es necesario implementar otros métodos para reforzar la seguridad.
Funcionamiento
Los primeros cubículos fueron colocados en la zona oeste de la Capital. Las garitas se instalaron a lo largo de las calles San Juan y Santiago del Estero, por la zona de Villa Luján, por los barrios América, Kennedy, Feput, Ciudad del Parque, Oeste II, Modelo y O’Connor. Luego fueron instaladas en Villa Urquiza, Villa Alem, barrio Independencia y hace dos meses sobrepasaron los límites de la Capital y las colocaron en puntos estratégicos de Las Talitas y El Manantial. “Eran necesarias estas garitas para ampliar la cobertura policial, en especial en el horario nocturno donde los efectivos policiales pueden tener un lugar de resguardo”, explicó el ex secretario de Seguridad, Luis Ibáñez.
Una particularidad de estas casillas es que fueron fabricadas con material reciclado. De distintos tamaños, algunas son baños químicos reacondicionados, mientras que otras están hechas con chapas y aluminio. A su vez, cuentan con iluminación, botón antipánico y un sistema de alarma vecinal. “Las últimas que colocaron ya venían con la alarma integrada, a las casillas más viejas les van instalando de a poco, la idea es que todas tengan”, le comentó a LA GACETA Lucía, la oficial que cumple consigna en Manantial Sur.
La distribución del personal está a cargo de la División de Distritos Urbanos. Dependiendo de la zona, algunas garitas están ubicadas a pocos metros de distancia -aproximadamente a cuatro cuadras- unas de otras, dependiendo del movimiento que haya en cada barrio. “En los lugares donde hay plazas, escuelas o actividad comercial cerca hay entre dos y cuatro garitas a pocas cuadras porque hay más flujo de gente”, dijo F.J, un oficial que presta servicio en el barrio Ciudad del Parque.
Según explicaron los policías entrevistados por LA GACETA, hay tres turnos rotativos de ocho horas: de 6 a 14, de 14 a 22 y de 22 a 6. Cuando finaliza cada turno, los oficiales no pueden retirarse hasta que venga la persona encargada de coordinar el relevo. “Cuando llega se le hace la entrega de un HT (la radio que utilizamos para comunicarnos) y del libro de guardia donde dejamos constancia de lo que sucedió durante esa jornada y a qué hora nos retiramos”, explicó Federico, quien trabaja en la casilla instalada en la esquina de Santiago del Estero y Mansilla.
El personal también comentó que su función es hacer base en el punto donde está instalada la garita y que sólo tienen permitido trasladarse un máximo de 50 metros en dirección a cada punto cardinal. Además, dijeron que tienen controles sorpresivos durante el día. “Viene una camioneta y controla que esté el personal cumpliendo sus funciones, y también se fija que tengamos contacto con los vecinos. No sabemos cuando van a venir, pueden pasar dos veces al día. A veces vienen los jefes de sorpresa y se fijan que esté el personal; suelen venir en una camioneta de la Policía o en vehículos particulares”.
Pros y contras
El personal policial que presta servicio en las garitas resaltaron algunos puntos a favor de este proyecto, pero también mencionaron aspectos que se podrían mejorar.
Todos coincidieron al destacar como punto positivo que suelen quedar fijos en la casilla que les asignan, a diferencia de lo que sucedía cuando debían cumplir consignas en una esquina de la ciudad, donde los rotaban cada una o dos semanas. “Ahora llegás a conocer a las personas que viven donde trabajás, estudias cómo es el movimiento de la zona y eso ayuda a que podamos desenvolvernos mejor”, dijo M.C mientras vigilaba un sector de la Avenida América.
También señalaron que tener una casilla los hace sentir más protegidos, especialmente si tienen que cumplir el turno nocturno o en los días lluviosos, pero indicaron que algunas garitas son muy pequeñas e incómodas o que durante el día son muy calurosas. F.A, una oficial que trabaja en Villa Luján dijo que “el problema es que hay garitas colocadas justo donde el sol les da de frente, entonces hay días donde no se puede estar dentro porque hace mucho calor. Tampoco tenemos un dispenser de agua, que es fundamental si estamos ocho horas aquí, sobre todo en verano; estaría bueno tener uno así no molestamos a los vecinos”.
Cambios en la seguridad
Hay vecinos que sienten más tranquilidad con el incremento de la presencia policial en sus barrios y que sostienen que los casos de inseguridad disminuyeron desde que se instalaron las garitas.
Un ejemplo de esto es Ciudad del Parque. Isabel Castro, trabaja en un centro médico ubicado en la calle Mansilla al 500 y contó que a mediados de abril el vecindario fue escenario de tres robos. “A mí me atacaron a las 19 cuando salía de trabajar, a otra vecina le robaron el auto a las 12 y a una mujer que vive en Buenos Aires y Santa Fe, cuando llegaba de trabajar le entraron a su casa y le sacaron toda la plata que traía de su negocio. Asaltaban a cualquier hora del día, por eso los vecinos reclamaron hasta el cansancio y fue allí que instalaron la garita que está en la esquina”, relató.
Jimena Molina tiene un drugstore en el Sector C del Manantial Sur, ubicado justo al frente de la plaza principal. La mujer le contó a LA GACETA que instalaron la casilla en julio y que hasta entonces era muy común ver “como pasaban los carros y robaban cosas por las ventanas. A veces los padres no querían que sus hijos salgan a jugar a la plaza porque tenían miedo de que les hagan daño, porque acá puede pasar de todo; pero ahora te da más tranquilidad saber que hay un policía vigilando, los carros ya casi no pasan y bajaron los robos”.
Lucía trabaja hace un mes en el Sector D del Manantial y dijo que desde que empezó a prestar servicio allí le tocó intervenir en tres aprehensiones por robos a viviendas. “En esos hechos me tuvieron que ayudar mis compañeros de la Motorizada, que justo estaban cumpliendo consigna a pocas calles. Después de eso, por suerte, no pasó nada más grave”, expresó.
“Faltan medidas”
También hay vecinos que plantearon que las garitas no son suficientes para contrarrestar la inseguridad y afirmaron que, pese a su instalación, todavía hay hechos delictivos.
“Esto es una zona liberada”, sentenció Rodrigo Almirza, quien vive en Coronel de Olazábal y San Juan. “En la esquina hay una garita, pero el otro día a la siesta, en plena luz del día, asaltaron a una mujer que iba en su auto y cuando fuimos a reclamarle al policía nos dijo que no podía hacer nada, es un chiste”, agregó enojado.
Darío vive en el barrio Oeste II y dijo que si bien la presencia de un policía las 24 horas aporta a la seguridad “faltan medidas para controlar lo que pasa acá. Este es un barrio grande, hay corridas y tiros todo el tiempo; tiene que haber otra cosa porque un policía no es suficiente y la comisaría 12º no da a basto. Si es verdad que la garita brindó más seguridad a quienes esperan el colectivo en la parada que está al frente, o a los chicos que van a las escuelas que están acá cerca, pero es insuficiente”.
(Producción Periodística: Micaela Pinna Otero)