"Se sorprenden por el valor del dólar en Argentina": la declaración de un voleibolista tucumano que juega en Rumania

"Se sorprenden por el valor del dólar en Argentina": la declaración de un voleibolista tucumano que juega en Rumania

Federico Arquez, ex Monteros Voley que actualmente defiende la camiseta de CSM Constanza, asegura que muchos argentinos decidieron emigrar a Europa debido a la difícil situación de nuestro país.

Se sorprenden por el valor del dólar en Argentina: la declaración de un voleibolista tucumano que juega en Rumania

Para progresar en un deporte muchas veces se deben tomar decisiones difíciles como lo es emigrar a otro país. En ese proceso de elección se pone demasiado sobre la mesa: alejarse de la familia, de los amigos, afrontar un periodo de adaptación y hasta la típica barrera del idioma. El voleibolista Federico Arquez se armó de coraje con el objetivo de sumar experiencias y se marchó a la Liga de Rumania, un destino bastante exótico.

Actualmente, el armador de 23 años defiende la camiseta de CSM Constanza, equipo que reside en una ciudad con demasiada historia.

Ubicada al sureste de Rumania, Constanza es una de las sedes más antiguas de ese país y está delimitada por el Mar Negro, aquel “lago” que formó parte de la marina otomana durante tres siglos y que también fue caracterizado por ser vía de las operaciones navales durante la Primera Guerra Mundial. Justamente ese lugar lleno de historia sigue sorprendiendo a Arquez, quien disfruta de cada segundo en el Viejo Continente. “Para ser sincero, me sorprendió bastante este destino. Me habían comentado que tenía la chance de venir y lo primero que hice fue preguntar sobre la liga. Me sorprendió gratamente el nivel de juego que hay; imaginate que existen tres o cuatro equipos que juegan copas europeas”, explicó el tucumano, que cuando recorre las calles de Constanza y Bucarest mira con atención a sus alrededores y recuerda lo aprendido en la secundaria. “En algunas ciudades todavía se mantienen estructuras de cuando era un país comunista y estaban bajo el dominio de la Unión Soviética. Aún quedan edificios de esa época y son todos prácticamente iguales. Hay departamentos sin balcón y los pocos que lo tienen, están cerrados”, describió.

Para llegar a Europa, Arquez tuvo que pasar por distintas etapas. Se inició en Monteros Voley gracias a la herencia voleibolista que recibió de su familia y luego pegó el salto al Torneo Metropolitano en donde defendió la camiseta de Ciudad Voley, uno de los mejores equipos del país. “Mi papá jugaba al voley; también mis tres hermanos. A los seis años fue la primera vez que asistí a un entrenamiento en Monteros; a partir de ahí he aprendido muchísimas cosas. Disputamos varios torneos y todavía me quedan amigos de aquel grupo. Monteros Voley es mi casa, me dejó amigos y una base para el futuro”, aseguró Arquez antes de adentrarse en su llegada a Buenos Aires, la segunda escala de su carrera.

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“De Ciudad me llamaron a fines de 2016. Estando allá, al principio fue difícil por el tema de la distancia y, sobre todo, porque era un club nuevo. Como en todo inicio, uno siempre tiene un poco de dudas, pero con el tiempo me fui aclimatando y agarrando ritmo. Es un club al que muchos quieren ir; entonces para mí era un privilegio”, recordó.

Si bien le costó el desarraigo y estar tan alejado de su familia, Arquez aseguró que con el pasar de los años aprendió a vivir solo y a ser independiente. “Antes de irme de mi casa era un chico muy de familia. Siempre me la pasaba con mi papá y mis hermanos. Además, todos los domingos nos juntábamos con los primos. A pesar de que estoy lejos, ya estoy un poco más acostumbrado y me mantengo todo el tiempo en contacto con ellos. Están cerca de mí cuando pueden. Me prepare mentalmente para saber que esto iba a ser así”, afirmó el armador.

Apasionado por el voley, asegura que no es un juego sencillo. “Es muy difícil y no tenés mucho tiempo para tomar decisiones”, dijo el deportista que llegó a defender la camiseta de la Selección antes de dejar en claro que en Rumania vive un sueño a nivel deportivo. “Hay muchos jugadores extranjeros. Además, en el plantel hay rumanos que son de la Selección. Es una liga que tiene muy buen nivel”, advirtió.

Sin embargo, no todo es color de rosa en el estado de la Unión Europea. “Se consigue carne en todos los supermercados, pero es muy cara. Aquí se come mucho pollo. Y en lo que respecta al mate, tengo que pedir por internet, al igual que el dulce de leche. Existen muy pocas marcas en la ciudad en la vivo. Se debe buscar demasiado para satisfacer los gustos. De la comida extraño todo. Al menos yo, estaba acostumbrado a comer asado todos los fines de semana o alguna que otra empanada”, se lamentó.

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Otro de los hechos curiosos que vivió Arquez en Rumania, fue la consulta de sus compañeros sobre la economía argentina. “Ellos no tienen una visión particular del argentino, pero sí se sorprenden por cómo está nuestro país. Me preguntan cuánto vale un dólar, yo les digo y quedan sorprendidos. Además, todos los jugadores argentinos que vinieron para acá, en gran parte, lo hicieron porque la situación allá no está nada bien”, reconoció.

Con el deseo de ir paso a paso y sin pensar más allá, Federico aseguró que espera cerrar el torneo en Europa antes de ponerse a hacer un balance sobre lo que sería más conveniente para su carrera. “Seguramente voy a volver a Argentina para disputar el Metropolitano y, si se da, me gustaría volver a jugar en Europa más adelante. Ya se verá, hay tiempo”, completó el tucumano que brilla en Rumania.

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