Por aparentes quejas de los ciudadanos, cerca de 10 locales gastronómicos ubicados frente a la plaza Urquiza tuvieron que quitar las mesas y sillas que desde hace años se permitía colocar en el espacio público. Los locales fueron notificados el lunes por empleados de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán; se prevé la presentación de una nota conjunta.
La extensión del área disponible para cada bar, cafetería o heladería ubicado frente a una plazoleta rige desde la pandemia por coronavirus. En un intento de mantener el distanciamiento social y siguiendo la pauta de la convivencia al aire libre para prevenir el contagio, se dispuso dicha normativa que continúa vigente en algunos sitios.
Durante todo este tiempo, la alternativa que nació por una urgencia se volvió una normalidad. Los ciudadanos pueden disfrutar de su comida al aire libre mientras decoran con su presencia las grandes plazas de la ciudad.
Algunos tucumanos hablaron de la comodidad que les significaba compartir un café al aire fresco, finalizar la actividad deportiva en la plaza con una recarga de energías en forma de merienda y hasta pasear al perro mientras se disfruta de un licuado. Aseguran que la sensación no es la misma que la que se tiene dentro de una cafetería o bajo una zona techada en la vereda.
“A mi me encantaba venir acá y sentarme al frente (por la plaza) porque veías pasar a la gente, era un ambiente más amplio y se disfrutaba más. Era distinto, no sé. Acá te sentís más encerrado”, dijo Julieta García, quien supo expresar la voluntad de varios ciudadanos a los que LA GACETA consultó.
Del lado de los trabajadores, no hubo precisiones acerca de qué fue lo que motivó la nueva disposición que, además, rige sólo para la plaza ubicada en barrio norte. “El lunes pasaron con una orden de la Municipalidad diciendo que teníamos que sacar todo lo que esté en la plaza. Al ser un pedido municipal, sí o sí tuvimos que levantar todo”, contó Cinthia Córdoba.
La encargada de un local gastronómico de la calle Santa Fe lamentó la situación porque aseguró que “son cosas que no tienen sentido”. “La gente ya está acostumbrada; tanto los clientes como uno. El que venía podía ver más de cerca a los chicos jugando en la plaza, por ejemplo. Era más cómodo”, dijo.
Acerca de la razón que llevó a la Municipalidad a suspender esta alternativa para los locales, especuló que “parece que hay gente a la que le molesta”. “Supuestamente, había personas que se quejaron porque no podían salir a correr o porque no podían pasear a sus perros”, comentó Córdoba.
Problemas económicos
Esto no sólo quita a los negocios la posibilidad de acomodarse de forma más amplia, sino que también trae problemas a la hora de revisar los números. “En los bares tuvimos que comprar mesas y sillas para poder ampliar las ventas; todo esto las frena un poco. De por sí, las ventas caen en enero y más por la situación económica actual”, indicó la mujer.
Además, introdujo un segundo problema: el de las ferias artesanales que se realizan en el lugar. “Hay quienes están en contra de los feriantes también, pero es gente que está trabajando, como nosotros. No hay que estar uno contra otro, sino ver la forma de que podamos trabajar todos y funcionar”, planteó Córdoba.
Así fue que este conjunto gastronómico-comercial quedó frenado por la disposición. “Había gente que venía, se sentaba y después pasaba por la feria o al revés; entonces nos perjudica a todos. Además nunca dejamos nada sucio, no generamos inconvenientes. Somos trabajadores, pero hay gente que no lo entiende de esa manera”, expresó la encargada.
Acerca de una solución, lanzó que entre los dueños y encargados de los sitios se estaba hablando de una presentación conjunta con la firma de todos, para solicitar al Ejecutivo municipal capitalino que se revierta la orden.
En la misma cuadra, unos tres locales más adelante, hay una heladería. Allí, Luciana Araya contó que se corre la voz de que también podría haber inconvenientes con el deck, es decir, la estructura de madera que se instala al aire libre, en las veredas.
“Todo esto nos va a afectar bastante, más los fines de semana que se llena (el local). Acá, dentro de todo, tenemos un local grande; pero los demás son súper chiquitos y aprovechan el espacio de la plaza y la vereda”, desarrolló la empleada.
Además, recordó que el año pasado ya había habido un inconveniente similar, en el que la Municipalidad había dispuesto que los bares ocuparan no más de un metro con sus mesas y sillas en la plaza. Finalmente, eso se revirtió aunque ahora la orden es mayor.
“Nos dijeron que si no cumplimos, ellos iban a venir sin avisar y se llevarían todas las cosas, que sí o sí tenemos que tener todo guardado”, agregó Araya.
Sin respuesta
Mientras tanto, más empleados advertían sobre las dificultades que traería la medida. Por ejemplo, una trabajadora de un local de helados comentó que podría haber una reducción de personal. “Nos afecta económicamente a todos. Si sacan las mesas, algunos empleados están sobrando”, advirtió.
En tanto, también se detectó en la recorrida algunas voces a favor. “Para mí es lo que corresponde, es un espacio público”, dijo una mujer que trabaja en un local de la 25 de Mayo. Según mencionó, el local ya había dejado de colocar mesas y sillas en la plaza hace un mes y medio, porque les habían llegado las quejas de los tucumanos que recorren la plaza a diario y no están de acuerdo con la extensión de los puestos gastronómicos.
Hasta el cierre de la nota, LA GACETA aún no había podido reunir declaraciones oficiales de parte del Gobierno municipal sobre el tema. Hasta el momento, los bares de la plaza Urquiza serían los únicos alcanzados por la disposición; en otras plazoletas, la ubicación de las mesas y sillas sigue manteniéndose igual.