Durante 90 minutos, el jefe de Gabinete Nicolás Posse y el ministro de Economía Luis Caputo mantuvieron una reunión en la Casa Rosada con dos enviados del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el claro objetivo de renegociar las metas para este año sobre la deuda que el país mantiene con la entidad financiera. También se buscó conseguir un desembolso que estaba pendiente del año pasado por US$ 3.300 millones.
El encuentro, del que también participaron el subjefe del Departamento del Hemisferio Occidental Luis Cubeddu y el jefe de la misión argentina Ashvin Ahuja, marcó el corolario de las reuniones técnicas que los responsables del FMI mantuvieron con funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central, durante el fin de semana.
Con las primeras medidas tomadas por el equipo económico como base, el nuevo gobierno ahora negocia retomar los carriles normales de funcionamiento del EFF. Para eso necesitará que el directorio apruebe pedidos de waiver (dispensa) por los incumplimientos y que dé luz verde a un nuevo conjunto de metas trimestrales y anuales para el transcurso de este año. El Gobierno, por lo pronto, ofrecerá un ajuste fiscal cinco veces más duro que el que se preveía originalmente para este año.
La devaluación del tipo de cambio y la liberación de precios también funcionarán como medidas previas que son decisiones que suelen ser negociadas como anticipo de un acuerdo técnico con el staff y político a nivel del directorio del organismo.
Claves
El programa heredado por la gestión Milei con el FMI preveía que la séptima revisión -la que tiene lugar en estos días- dará lugar a una visión prospectiva y debería habilitar un envío de US$ 3.300 millones al Banco Central de la República Argentina (BCRA). Esa cifra era lo que había anticipado el staff técnico en su último reporte.
Con ese dinero el Gobierno debería hacer frente a los US$ 1.950 millones de capital que vencen el próximo 31 de enero. Los vencimientos de diciembre (US$ 920 millones) fueron cancelados con un préstamo de la CAF. En rigor la cuenta es más abultada si se toma en consideración que el 1° de febrero habrá vencimientos de intereses, por casi US$ 850 millones.
A lo largo del año los números muestran que hay más pagos previstos (US$ 7.665 millones) que desembolsos (US$ 6.550 millones), lo que implicaría que el Poder Ejecutivo debería repagar parte del 2024 con dólares acumulados durante el año.
En 2025 y 2026 habrá menos obligaciones de pago al FMI, US$ 3.000 millones y US$ 4.100 millones, respectivamente. Por su parte, los vencimientos repuntarán y alcanzarán picos de a partir de 2028, ya en pleno repago del EFF, por unos US$ 7.500 millones por año.
En un movimiento preventivo, de todas formas, el Gobierno emitió una letra intransferible al Banco Central para hacerse de US$ 3.200 millones para pagar intereses de deuda. El día de hoy deberá afrontar poco más de US$ 1.500 millones del pago de un cupón por los bonos en dólares colocados en la reestructuración de deuda de 2020.
Sintonía fina
Desde hace tiempo, el Fondo viene manteniendo diálogo con distintos sectores sociales y políticos del país, y al mismo tiempo se mostró muy interesado en el apoyo político de los planes acordados con los gobiernos.
Días antes de que Javier Milei suceda a Alberto Fernández, la directora de Comunicaciones del FMI, Julie Kozack, dijo que “es necesario un plan de estabilización fuerte, creíble y apoyado políticamente para encarar de forma duradera los desbalances macroeconómicos y los desafíos estructurales de Argentina, y a la vez protegiendo a los más vulnerables”, expresó, marcando la postura de la entidad sobre las negociaciones.
“Desde hace unos meses que los académicos que trabajan en el FMI en conversaciones con el mercado instalaban la necesidad de que Argentina haga otra reestructuración con un haircut al estilo Grecia e Irlanda para que la deuda sea sustentable”, dijo el economista Héctor Timerman en diálogo con Télam.