A medida que transcurre la gestión presidencial del libertario Javier Milei, la oposición todavía no termina de acomodarse a la nueva realidad política de la Argentina. Particularmente, la derrota electoral ha sido una cachetada para el Partido Justicialista, dentro del cual cada vez es más recurrente una pregunta: ¿quién se pone el traje de líder opositor?
La crisis de liderazgo en Unión por la Patria es cada vez más evidente. Ese escenario no aparenta tener muchos cambios, y si bien hay actores que buscan confrontar las decisiones de Milei, también existen otros que parecen abandonar el barco o simplemente desligarse de la actividad política, al menos por este período.
Lo cierto es que uno de los grandes desafíos del peronismo es reconfigurarse como partido y ser una oposición que actúe con unidad en pos de representar a sus fieles seguidores y adherir a aquellos que se ven más apartados de sus ideas, pero también distantes respecto al Gobierno nacional.
Axel Kicillof se refugia en Provincia de Buenos Aires e intenta, desde allí, posicionarse como el más duro frente al libertario. Ahijado político de Cristina Kirchner, el gobernador se apoya en los 4 millones de votos obtenidos en el principal distrito del país que lo llevó a la reelección. “No soy gobernador de una isla, soy el gobernador de casi el 40% de los argentinos”, dijo para marcar territorio ante el intimidante mapa violeta que atropelló las ilusiones del justicialismo. Y fue más allá cuando, en su discurso de reasunción, arengó: “Viva la justicia social, carajo”.
Respaldado por los sindicatos y los principales movimientos sociales del país, Kicillof buscó ponerse al frente de la resistencia contra el DNU, señalando su disconformidad con el paquete de medidas, tratando a Milei de antidemocrático, manteniendo contacto con los 10 gobernadores opositores y buscando convencer a algún otro, llevándolo por el lado de la pérdida de percepción de ganancias y el desfinanciamiento a las obras publicas.
Sin embargo, Milei -a modo de respuesta- busca golpear a Kicillof con la deuda que Argentina debe pagar por la estatización de YPF en 2012 bajo la presidencia de Cristina Fernández, dentro de la cual el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires se desempeñaba como Ministro de economía. Milei afirmó que establecerá un impuesto denominado “Tasa Kicillof” con el propósito de cumplir con la obligación de abonar los 16.000 millones de dólares que el Estado argentino debe al fondo británico Buford Capital; siendo esta respuesta una clara jugada estratégica del libertario, reflotando un traspié del bonaerense con el fin de minimizar la relevancia que pueda tomar el mismo de cara al futuro.
Massa y su rol
El ex Ministro de Economía Sergio Massa se ausentó de la escena pública luego de la derrota en el balotaje del 19 de noviembre; su mensaje de agradecimiento a los votantes había sido la última aparición hasta este 28 de diciembre, día en el que promocionó su libro, el cual hablará de “empresarios que pregonan libertad pero piden prebendas al Estado” según él mismo señaló.
Si de apariciones políticas se habla, solo se puede decir que, al ex Intendente de Tigre, se lo avistó en una reunión junto a Kicillof, Máximo Kirchner y un conjunto de intendentes, legisladores y funcionarios peronistas que buscan coordinar acciones en contra del DNU de Milei. Con sus oficinas en función, donde puso en marcha la “Fundación Encuentro”, Massa buscará estar activo desde otro lugar, uno más silencioso, pero sin abandonar la actividad política ya que desde el peronismo se considera que es “joven políticamente” y aún guarda cierto grado de influencia.
En España
Apresurado, como se lo vio en el traspaso del poder, así se fue Alberto Fernández de la escena política aparentando su retiro de dicha actividad. Luego de una larga trayectoria, la cual incluye: Superintendencia de Seguros de La Nación (1989-1995); legislador porteño (2000-2003); jefatura de gabinete (2003-2008) y Presidencia de la Nación Argentina (2019-2023), uno de los hombres de mayor confianza de Néstor Kirchner consiguió trabajo en España como docente universitario y se instaló en el viejo continente para sumarse a la docencia dentro de un master en asesoramiento de imagen y consultoría política de la Universidad Camilo José Cela de Madrid.
Sin embargo, en los últimos días el ex presidente fue noticia por una millonaria cena de fin de año en el restaurante “Dani” del hotel Four Seasons de Madrid. La disconformidad con su mandato, el choque interno con Cristina y sus polémicas parecen alejarlo cada vez más del liderazgo dentro del peronismo, el cual siempre fue puesto en tela de juicio por las insinuaciones de subordinación de Fernández ante la figura de Cristina Kirchner.
El kirchnerismo
El actual conductor de La Cámpora, Máximo Kirchner, también apunta a representar una resistencia al gobierno de Milei; pero al querer recuperar la identidad peronista no es visto con buenos ojos que la renovación gire en torno al apellido Kirchner, por lo que su rol tal vez sea más subordinado que protagónico comparándolo con otros actores.
Por su lado, Eduardo “Wado” de Pedro, quien fue candidato de manera efímera hasta la designación de Massa, es un dirigente que sabe cautivar a los votantes kirchneristas y, ocupando un lugar en el Senado, levantará la voz en nombre de las causas más características del movimiento, como por ejemplo la defensa de los Derechos Humanos.
Juan Grabois es un sorprendente disidente interno que busca ganar lugar en la calle y conquistar al votante popular. El máximo referente del “Frente Patria Grande”, es de los pocos dirigentes políticos que salió a la calle y recriminó al resto por no hacerlo.
“¿Dónde están los dirigentes de Unión por la Patria, dónde está Massa?”, había exclamado Grabois en la marcha de la CGT del pasado miércoles 27 de diciembre en contra del DNU emitido por Milei. Acompañado por convicción e intereses políticos, Grabois busca tomar las calles junto a aquellos ciudadanos que copan los espacios públicos pidiendo políticas de corte popular. El dirigente social, que aseguró “participar de todas las marchas contra el gobierno de Milei”, dijo que su rol será el de un “veedor de los Derechos Humanos”.
Sorpresivamente, el disidente del bloque opositor había obtenido un número bastante significativo en las primarias de 2023, donde obtuvo 1.390.585 de votos; lo cual fue celebrado por él y su círculo político más cercano. De ahí en más, siempre diferenciándose de Massa y de Alberto Fernández, el referente ataca a Milei, a sus formas y también a las medidas impulsadas por el libertario. Tomando el lugar de “impulsor”, Grabois insiste en que las medidas liberales son un atropello a los intereses del pueblo y las conquistas obtenidas, por lo que llama a “una multipartidaria contra las decisiones del Presidente”.
El candidato doctrinario
Los peronistas nostálgicos de pura cepa -muchas veces- no se sienten totalmente identificados por las prácticas kirchneristas. Uno de ellos es Guillermo Moreno, quien se autoproclama como “un peronista verdadero” que lleva la doctrina bajo el brazo y la defiende ante cualquier “distorsión socialdemócrata”. El referente de “Principios y Valores” asegura que la dicotomía política hace mucho tiempo dejó de ser “izquierda y derecha”; al contrario, asegura que la principal división ideológica de la política actual es “nacionalismo y globalismo”. Argumentando que el único movimiento nacionalista siempre fue, es y será el peronismo clásico.
“Todos los demás son globalistas. Los marxistas y los neoliberales no tienen nada de nacionalistas”, afirmó Moreno el día del lanzamiento de su precandidatura a Presidente; donde enalteció las gestiones de Donald Trump y Vladimir Putin, dos defensores de los intereses nacionales, a lo cual Moreno adhiere totalmente.
En los últimos meses, tras la derrota de Unión por la Patria, el ex Secretario de Comercio comenzó a ganar mayor relevancia; producto de la falta de representación que existe en muchos votantes peronistas.
Dicha relevancia, especialmente, se vio en redes sociales, un clima que ya no debe ser subestimado como “microclima” luego de la victoria de Milei; quien encontró su fuerte en las nuevas tecnologías. Fiel a su estilo, Moreno manifestó a través de “X”: “el gobierno de Milei ya fracasó. Debemos volver al gobierno doctrinariamente peronista de la década ganada, cuando Kicillof era opositor”, ironizó el dirigente, marcando plenas diferencias con ¿un contrincante por el liderazgo peronista?
Por último, el ex funcionario señaló que las políticas llevadas adelante por Milei son un “experimento”, ya que “jamás en la vida un anarcocapitalista gobernó un país” siendo Argentina el primer caso. Con una constante presencia en medios de comunicación, redes sociales y algunas charlas, Moreno comienza a esgrimir la “expansión doctrinaria” que tanto pregona.
Desde las provincias
Captando una gran cantidad de votos en las elecciones nacionales con Juan Schiaretti y obteniendo una nueva victoria en las provinciales con Martin Llaryora, desde Córdoba emerge un movimiento que genera interés en Unión por la Patria para ampliar el espacio y recuperar los votos perdidos en el interior del país, zona que se vio pintada del violeta libertario en las PASO y también en el balotaje.
De todas formas, el peronismo cordobés se mostró más cerca del Gobierno nacional que de la oposición. La relación rota con el kirchnerismo desde el 2008 no parece ser tarea fácil de resolver, por lo que este atractivo peronista sigue limitándose a Córdoba, o bien a la autonomía partidaria a la hora de competir en elecciones nacionales.
Con Kicillof gobernando la jurisdicción más grande de Argentina con el respaldo de Cristina; Grabois “poniendo el cuerpo en la calle”; Massa trabajando con un perfil más bajo; Máximo liderando La Cámpora y cargando con un apellido que parece haber llegado a su caducidad; Moreno revolucionando las redes sociales y difundiendo la doctrina; Wado De Pedro debatiendo en el Senado; y el peronismo cordobés actuando con pragmatismo, Unión por la Patria tendrá una tarea difícil -pero necesaria- para poder recuperarse y no seguir siendo desplazado por la “revolución libertaria”.