Las vacaciones son el momento de disfrutar, de recrearse, de descansar y apagar la cabeza aturdida por el trabajo, el estudio o la rutina diaria. Un estudio de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos) demostró que mientras veraneamos o vamos de viaje somos más felices. Sin embargo, ¿cómo podemos hacer para vivirlo al máximo? Según la ciencia existen algunos pasos a seguir.
Planificar no está de más
La fase previa al viaje es un tiempo igualmente emocionante que el de estar ya en nuestro destino: nos hace mejorar bastante el ánimo pensar en las experiencias que se vienen. En un artículo de Applied Research in Quality of Life, un diario que proporciona estudios empíricos sobre “calidad de vida” a través de encuestas a cientos de personas, se indica que se ha registrado que unas semanas antes de salir de vacaciones había un pico de felicidad que podría explicarse por la anticipación a lo que se venía. Es el momento en el que los viajeros organizan qué actividades van a hacer y cómo, dónde y qué van a comer y qué experiencias van a disfrutar.
Así que es importante programar las actividades, no de manera estricta sino como una guía para no desaprovechar las diversas posibilidades que nos ofrecerá el destino elegido.
Nuevas experiencias
Lo novedoso es lo que se queda en la retina, lo que nos marca y nos deja anécdotas que contaremos luego. En el estudio “Novelty: a mechanism of tourist’s enjoyment” se reivindica este aspecto. Según esta investigación, el efecto de la experiencia turística en las emociones positivas está mediado en parte por la novedad. Lo nuevo y diferente de la vida diaria dispara emociones positivas.
Para hacer el reporte se consultó a voluntarios, que completaron un cuestionario sobre las emociones vividas cada día en su viaje y dieron cuenta de que aquellos momentos en los que experimentaron situaciones distintas a los de su día a día tuvieron un peso significativo en sus emociones positivas. Por eso es importante experimentar cosas diferentes a la vida habitual.
Mantener cierta rutina
Según un posteo para la CNN de la Universidad de Navarra, debemos recordar que la rutina no es insignificante; nos ordena y nos ayuda a mantenernos sanos. Así que algunos aspectos del “todos los días” hay que mantenerlos, como los horarios: levantarse y acostarse a la misma hora o tener un horario fijo para las comidas, así como mantener un hábito dietético sano y apostar por alimentos frescos que no produzcan digestiones pesadas que son contraproducentes cuando hay temperaturas altas.
Por último no olvidarse de la actividad física, aunque nos encontremos en otro lugar y no tengamos los elementos con los que practicamos siempre. Podemos ejercitarnos con caminatas en la playa, senderos o bosques. Es un momento ideal para practicar y hacer actividades al aire libre.