Desde las luces en el hogar y en el trabajo hasta las pantallas de los dispositivos electrónicos, estamos constantemente expuestos a fuentes de luz artificial, lo que podría estar afectando nuestra salud visual. El grupo de investigadores y científicos de Novar, empresa de lentes oftalmológicos, exploró el impacto de la iluminación artificial en la salud visual y compartieron consejos para protegernos:
• Ajustar la configuración de pantalla: reducir la intensidad de la luz azul y el brillo.
• Tomar descansos regulares: cada 20 minutos mirar algo a la distancia durante 20 segundos.
• Iluminarse adecuadamente: tanto en el trabajo como en áreas de descanso.
• Parpadear conscientemente: hacerlo regularmente mientras trabajás frente a una pantalla para mantener los ojos lubricados.
• Usar lentes protectoras: por ejemplo, con filtro de luz azul si se pasa mucho tiempo ante pantallas.
• Consultar a un profesional: si se experimentan molestias visuales persistentes, ir al oculista.
Qué nos pasa
Las consecuencias de la luz artificial en la salud visual son:
• Fatiga visual digital: también se conoce como síndrome de fatiga visual por computadora. Ocurre cuando se pasan largas horas frente a pantallas, que pueden causar tensión ocular, visión borrosa y sequedad ocular. Para mitigar esto, es esencial tomar descansos regulares y reducir la intensidad de la luz azul.
• Iluminación inadecuada en interiores: trabajar o leer en condiciones de luz insuficiente puede forzar la vista y dificultar la lectura o el enfoque. Una iluminación muy brillante puede causar fatiga visual. Para una salud visual óptima, es esencial tener una iluminación adecuada en función de la tarea que se realice. La iluminación dirigida y ajustable es clave para crear un entorno visualmente cómodo.
• Luz azul de las pantallas: puede dañar nuestros ojos a largo plazo y contribuir a problemas oculares, como la degeneración macular relacionada con la edad.
• Calidad del sueño: la exposición a la luz artificial durante la noche, especialmente la luz azul de las pantallas, puede alterar el ritmo circadiano y dificultar conciliar el sueño, con un impacto negativo en el descanso y en la salud.
Los más afectados
Hay grupos que pueden ser más susceptibles a la exposición a la luz artificial. Por ejemplo:
• Trabajadores de oficina y estudiantes: pasan largas horas frente a computadoras y dispositivos.
• Personas con trastornos visuales preexistentes: síndrome del ojo seco, astigmatismo o miopía.
• Personas con trastornos neurológicos como la migraña: pueden agravarse por la luz intensa o el parpadeo de las luces.
• Aquellos con enfermedades degenerativas oculares: la degeneración macular y la enfermedad de Stargardt vuelven vulnerables a las personas al deslumbramiento.
• Niños y adolescentes: pasan más tiempo frente a pantallas en comparación con generaciones anteriores, lo que los expone a niveles más altos de luz azul.
• Personas mayores: con los años la capacidad de nuestros ojos para evitar el daño de la luz azul disminuye. Se experimenta más deslumbramiento y fatiga visual cuando se está expuesto a fuentes de iluminación artificial intensa.