Tras el incendio que consumió el Mercado Persia, el municipio afinó la mirada y dirigió la atención a una serie de inmuebles que representan riesgos potenciales y no cuentan con las habilitaciones al día. Uno de ellos es la biblioteca Alberdi -incluyendo el Teatro de la Paz- y por eso Defensa Civil lo mantiene clausurado desde el 12 de diciembre. Esto pospone los planes anunciados por el Ente Cultural, cuya intención es ir incorporando a su estructura el tradicional edificio por medio de un convenio de alquiler.
El pasado 9 de noviembre, las autoridades de la biblioteca -encabezadas por su presidente, Pedro Ruarte- solicitaron formalmente al Ente que se hiciera cargo del local, ante la imposibilidad de afrontar los costos que demanda su mantenimiento. Todo quedó listo entonces para que el convenio rigiera desde enero.
La clausura de la biblioteca modificó el escenario y una nueva nota, también firmada por Ruarte, ingresó por mesa de entradas al Ente. Allí explica la situación y concluye: “solicito el aplazamiento temporal de las actuaciones (se refiere al alquiler) hasta tanto nuestra institución proceda a dar cumplimiento con la requisitoria municipal y en consecuencia proceder al levantamiento de la clausura”.
Lo que el municipio le pide a la biblioteca es la incorporación de un sistema estable contra incendios. “Esa es una inversión terrible que no estamos en condiciones de hacer -le dice Ruarte a LA GACETA-. Se trata de un edificio que tiene 120 años, no se lo puede adaptar a las nuevas ordenanzas como si recién abriera las puertas. Cuando se lo construyó ni siquiera existía Defensa Civil”.
Apunta el presidente de la biblioteca que por eso se reunieron con los funcionarios de la gestión anterior -la intendencia de Germán Alfaro- y convinieron en implementar un sistema acotado contra incendios. Así fue que Defensa Civil les concedió una habilitación provisoria para seguir funcionando. “El problema es que nos faltó completar un paso en la Dirección de Catastro y es lo que está observado ahora. Un diligencia que, en su momento, nadie nos informó que debíamos hacer”, indica.
Por estos días hay un compás de espera. Ruarte lo define como un “intervalo administrativo”. “Necesitamos que la Municipalidad nos ayude, allí cuentan con profesionales -arquitectos e ingenieros- que pueden elaborar los planos e informes que nos piden. Para nosotros es un costo altísimo. De lo contrario, tendremos que cerrar definitivamente”, sostiene Ruarte.
En el Ente siguen de cerca la situación. La intención de las autoridades es mudar algunas dependencias al edificio de 9 de Julio 162, sobre todo las que involucran al área de Letras (que por el momento sigue sin director a cargo, tras el alejamiento de Horacio Elsinger). Serían los últimos movimientos en el organigrama rediseñado en esta nueva etapa por la gestión de Martín Ruiz Torres. Esto incluyó la transformación de Acción Cultural en una Dirección de Industrias Creativas e Interior, que quedó a cargo de Humberto Salazar. Además, se disolvió la Dirección de Producción que encabezaba Ronit Keter, quien se despidió del Ente para acogerse a los beneficios de la jubilación.