Tras un año con casi 40.000 casos de dengue en Tucumán, ¿qué viene?

Las guardias médicas desbordadas. Los pacientes con fiebre y dolor extremo en el cuerpo. Los cuadros que se agravaban en pocas horas por deshidratación y hemorragias. Las salas de internación repletas de camas cubiertas con tules. El repelente agotado en las farmacias. Los barrios, con las calles colmadas por testimonios de vecinos infectados.  Durante los primeros meses Tucumán sufrió la peor epidemia de dengue de su historia. 

Hubo 39.660 casos confirmados, un 80% más que como consecuencia del brote de 2020, que había sido la temporada récord. También se registró el doble de muertos y más pacientes internados a causa de la patología transmitida por el mosquito Aedes aegypti.

La magnitud de la epidemia obligó a las autoridades a readecuar los servicios en los hospitales y a multiplicar los operativos en los barrios, para bajar la cantidad de insectos. Fue, además, la última temporada atravesada sin la posibilidad de usar una vacuna como método de prevención.

La esperanza llegó en medio de la crisis: a fines de abril, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso de la vacuna contra el dengue desarrollada por el laboratorio japonés Takeda. Desde noviembre ya se puede conseguir en nuestra provincia y más de 8.000 tucumanos fueron inmunizados. Aún no se sabe qué pasará en los próximos meses, pero como balance de lo vivido hay algunos datos para destacar:  

1) La provincia más afectada.  El dengue en la Argentina batió todos los récords al superar los 100.000 casos. Tucumán fue la provincia más afectada por la epidemia que comenzó en el asentamiento Mercedes, en Lules, y luego se extendió a todo el territorio. Esa localidad y el Gran San Miguel de Tucumán fueron los sitios con más contagios. Lo llamativo es que hubo casos incluso en Tafí del Valle, donde el clima hasta ahora no había permitido que sobreviviera el mosquito.

2) Más casos graves y muertes. Llamó la atención la cantidad de personas jóvenes y sanas que presentaron cuadros graves de la enfermedad.  Más de la mitad de los pacientes contagiados (el 54,7%) tenían entre 15 a 44 años. Nunca hubo tantos hospitalizados como este año: un 53% más que en 2020. El Ministerio de Salud informó nueve muertes por dengue, aunque hubo otros casos que no pudieron comprobarse. Oficialmente fueron seis mujeres: una de 47 años, otras cuatro jóvenes de 17, 24, 25 y 28 años y una niña de 6 años. Los varones tenían 21, 28 y 34 años.

3) Contagios en pleno invierno. En las anteriores epidemias los últimos casos se registraron a fines de mayo. Pero por primera vez se detectaron contagios hasta el 1 de agosto en Tucumán. Según las investigaciones, este mosquito, que es tropical, se va adaptando cada vez más a climas templados. El riesgo es que en algunas regiones con inviernos cada vez más cálidos la actividad del insecto no se corte, como sí ocurre en la actualidad. En Argentina hay provincias donde el dengue va tendiendo a ser endémico porque tienen inviernos más cortos y menos fríos.

4) Una cepa más agresiva. La importante cantidad de casos de este año se debió a la gran abundancia del mosquito vector y a la susceptibilidad de las personas ante el ingreso de una nueva cepa de la enfermedad. El dengue tiene cuatro serotipos y en esa oportunidad circuló el DEN 2 principalmente. Se trata de un serotipo que con mayor frecuencia produce cuadros severos de la enfermedad. Además, aquellas personas que en otra oportunidad se habían contagiado con DEN-1 o DEN-4 (circularon en 2020) corrieron mayor riesgo al haberse infectado ahora con un serotipo diferente.

5) ¿Vuelve el dengue? Es el temor de muchos: que haya dengue todos los años. Los expertos creen que es algo que puede suceder en cualquier momento. ¿Por qué corre el riesgo Tucumán de convertirse en una zona endémica? Los motivos son varios:

- Antes, las epidemias de la enfermedad que transmite el Aedes ocurrían cada cinco o siete años. Ahora, pasaron solo tres desde el último brote. El cambio climático es determinante, dicen los especialistas. Que tengamos inviernos menos fríos y mosquitos más resistentes a temperaturas bajas significa que pronto los Aedes van a instalarse en nuestra casa todo el año.

- Giselle Rodríguez, investigadora del Instituto Superior de Entomología del Lillo, sostiene que las proyecciones después de la última epidemia no son buenas si no se hace un trabajo socioambiental profundo. La  cantidad de Aedes aegypti en Tucumán es abundante y está en estrecho vínculo con los humanos en las zonas urbanas. Además, según sostuvo, existe una parte de la población más vulnerable a nivel socioeconómico, que está mayormente expuesta por fallas del Estado en el acceso a servicios básicos como la recolección de residuos o agua potable.

- Según la directora de Epidemiología del Siprosa, Romina Cuezzo, es prematuro hacer un pronóstico. Sin embargo, advierte que hay mucha presión  por la cantidad de  casos en países vecinos y también en provincias del NEA. Una vez que el virus ingresa es difícil detener un brote, no solo de dengue sino también de otras enfermedades como chikungunya y zika, que también transmite el mosquito.

- La aprobación de una vacuna es importante, pero por ahora es limitada porque no está incluida en el calendario nacional. Solo se la puede conseguir de forma particular en un vacunatorio y a un costo de US$100 al dólar oficial del día. También está disponible en algunas farmacias. De todas formas, más allá de la vacuna, se necesita un cambio cultural. Y eso es lo más complicado del dengue: que la prevención pase por limpiar la casa, por tirar los recipientes en desuso, por sacar el basural de un barrio, por controlar la higiene de toda una ciudad.