Cuando surgió el nombre de Mariano Stolkiner como futuro director ejecutivo del Instituto Nacional de Teatro (INT), en reemplazo de Gustavo Uano, hubo una recepción positiva por parte de la comunidad artística del país.
El respetado director y dramaturgo, conocedor de la actividad independiente desde adentro, iba a asumir a mediados de enero. Pero, a partir de sus recientes declaraciones en contra de las disposiciones de la Ley Ómnibus que el Gobierno nacional elevó al Congreso, se duda ahora si asumirá el cargo.
Ocurre que dentro de las disposiciones en tratamiento parlamentario figura un artículo que derogaría la Ley 24.800, que en 1997 creó el INT, al mismo organismo que debía conducir. Su rechazo a esa supresión fue terminante.
“Hace unas semanas fui convocado para ocupar la Dirección Ejecutiva del INT, organismo fundamental para el desarrollo de la actividad teatral en su conjunto a lo largo y ancho de todo el país. A este Instituto, que fue creado por impulso de importantísimos referentes de nuestro campo cultural, le debo una gran porción de lo que soy hoy como artista. Sin su existencia, una enorme cantidad de hacedores no hubieran podido crecer dándole desarrollo a sus espacios de creación, posicionando al teatro argentino como uno de los más importantes a nivel mundial, lleno de valores que funcionan como difusores de nuestra cultura, no sólo hacia adentro de nuestro territorio, sino que aún cruzando las fronteras para instalar un sello de excelencia alrededor de nuestro quehacer teatral en el mundo”, escribió en una carta pública.
Y agregó: “El Instituto, a través de sus ya más de 25 años de existencia, ha logrado promover, fomentar, sostener un teatro federal, que es de orgullo nacional”. “Con el reciente proyecto de ley enviado al Congreso, dónde se pretende derogar la existencia de este organismo, toda esa diversidad teatral que atraviesa y nos define como sociedad está en peligro”, alertó.
“Desde un primer momento, habiéndome llegado el ofrecimiento de forma completamente inesperada, tuve que reflexionar mucho, generando consultas hacia organizaciones del sector teatral, artistas y las propias personas que trabajan dentro de la institución. En torno a un período de transición, me puse a trabajar para ir interiorizándome respecto al funcionamiento y el estado del INT, conociendo a la gente que en ella trabaja. En todo momento la articulación con la Secretaría de Cultura fue en favor de sostener su normal funcionamiento, razón para la cual había sido convocado”, subrayó.
Por este motivo, fue mayor aún su sorpresa cuando “de manera completamente inesperada, me entero de este proyecto de ley que pretende cerrarlo; ante este estado de situación, declaro mi enorme y urgente preocupación frente a esta medida, la cual a su vez me resulta completamente incomprensible afectando a la sociedad en su conjunto, más allá de lo que me toca en términos personales, siendo que, a través de este proyecto de ley, no encuentro respuesta a la razón para la cual fui convocado en su momento”.
“Llamo a la reflexión para que este proyecto derogatorio, que podría causar un enorme daño sobre nuestros preciados bienes culturales, conformantes fundamentales de nuestro patrimonio e histórica identidad nacional, no avance convirtiéndose en una ley que tanto daño podría causar a nuestra sociedad en su conjunto, remarcó.