Según la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), se registró una caída del consumo de bienes y servicios del 4,1% interanual en noviembre por una baja en el poder de compra. En contrapartida, de acuerdo a un informe de Scentia, en noviembre fue Alimentos el rubro que más se incrementó con una suba promedio del 9,5% en términos interanuales, en medio de la inflación del 12,8%.
Esta medición sirve para comparar lo que puede venir, ya que los precios se dispararon hasta el 100% en algunos casos una semana antes de que asumiera Javier Milei la presidencia, y se anunciaran las primeras 10 medidas económicas. Entre ellas, la devaluación del peso al actualizar en $ 800 el dólar oficial.
Al margen de las posibilidades de crecimiento en dos años con que advierte el Gobierno al anunciar la liberación de todos los precios de la canasta básica, se generó un fenómeno inédito en la economía argentina: los grandes supermercados empezaron a pegar en las góndolas carteles exponiendo a las empresas proveedoras que venden a valores al extremo elevados.
A la vez, comunican que el reacomodamiento de precios relativos no es una suba por única vez sino un alza constante que no parece tener límites. La preocupación está puesta en que los comercios ven que los consumidores cada vez pueden comprar menos por los aumentos, y que las ventas después de las Fiestas transformarán en un desierto el escenario del consumo masivo.
La situación tiene un componente irreconciliable con cualquier realidad. La concentración en la producción de alimentos y de bebidas hace que sea imposible evitar que las 20 grandes empresas del sector manejen aumentos a su gusto, más en este contexto de liberación.
Carteles y concentración
La “guerra de carteles” la inició la cadena francesa Carrefour, que mostró en sus góndolas un afiche con un texto que decía: “esta góndola está defendiendo tu bolsillo. El abastecimiento está afectado por aumentos desmedidos del proveedor. Te pedimos disculpas por el inconveniente. El ticket más bajo es nuestro compromiso con vos”, porque hay -aseguran- fabricantes que enviaron aumentos de hasta el 120%.
Comparar precios podría ayudar, pero todo es disperso y cambiante por día, se quejan los pequeños y medianos comercios.
Según algunos comerciantes, en la Argentina el mercado libre no funciona por el nivel de concentración que registra la producción de productos básicos. Para el caso, en panificados, una sola empresa mexicana tiene a las dos marcas líderes, Fargo y Bimbo, y pasó subas de 100%. En el caso de la leche, 9 de cada 10 litros de leche fluida son de una sola empresa, Mastellone. Y el 10 restante está en manos de Addeco Agro, Tregar y, en menor medida, la cooperativa Sancor, que en el marco de sus consecuentes crisis fue cediendo participación.
En el rubro gaseosas y aguas , 8 de 10 botellas las producen dos empresas, Coca Cola y Pepsico. La primera, mandó aumentos superiores al 100%. El paquete de azúcar, en tanto, que era un producto barato, ya vale más de $1.000 En este rubro, Ledesma y Chango, del Grupo Tabacal, tienen el 75 % del mercado.
La yerba tiene a cinco grandes empresas haciendo el 75% de lo que se vende: Establecimiento Las Marías (Unión, Taragui, Las Marías, Mañanita, La Merced) y Hreñuk (Rosamonte, Campeche).
Carnes, a valor dólar
Respecto de la carne y de cómo afectará a su precio en mostrador, el especialista Guillermo Siaria apuntó que los precios de referencia internacional con los del mercado local ya están alineados en torno a U$S 1,6 por vaca viva.
Apuntó que para calcular cuál sería el precio de la carne en la Argentina, hay que multiplicar ese número por 4 y agregarle el 21% del IVA. El resultado da una cifra en torno a los $ 8.000. Sin embargo, Siaria advierte que en los grandes hipermercados el kilo de carne llega hasta $ 15.000. Hay agentes económicos que en el mercado interno se está llevando una diferencia”, resaltó. Dijo que ese precio podrá seguir subiendo al buscar acoplarse con los eventuales incrementos del exterior.