BELÉN, Cisjordania.- El lugar de nacimiento de Jesús, joya de la peregrinación cristiana en toda época, mucho más en los últimos días de diciembre, canceló las festividades de Navidad de luto por la guerra en Gaza.
“Si Cristo hubiera nacido hoy, estaría bajo los escombros en Gaza”, declaró el padre Munther Isaac, pastor de la iglesia luterana de la ciudad, quien rinde homenaje a las víctimas palestinas.
La ciudad, en la Cisjordania ocupada por Israel, no colocó el tradicional gran árbol en la plaza del Pesebre, ni abrió la feria navideña en la calle de la Estrella; tampoco llenó loa espacios públicos con luces y adornos.
“No podemos celebrar cuando nuestros hermanos y hermanas en Tierra Santa padecen hambre y muerte”, afirmó el párroco católico Rami Asakrieh, desde la Iglesia de Santa Catalina, colindante a la ortodoxa Basílica de la Natividad, principal centro de peregrinaje de cristianos de todo el mundo a Belén.
Más de 18.000 palestinos murieron en la Franja de Gaza en dos meses de guerra entre Israel y Hamas, gran parte de ellos mujeres y niños, según el ministerio de Salud en Gaza, cifras reconocidas por Naciones Unidas. Unos 470 murieron este año en incidentes violentos con Israel en Cisjordania, territorio que vive su año más mortífero desde 2002, cuando fue el pico de violencia de la Segunda Intifada.
Asakrieh, un párroco jordano, que lleva más de 20 años en Belén, espera que Israel abra los pasos y permita que cristianos de Jerusalén, Yaffa o Ramallah, y de otros puntos, puedan acudir a Belén el 24 y 25 de diciembre.
El tradicional desfile de bandas de música del 24 de diciembre se realizará sin instrumentos ni vestidos o banderines de color. Los peregrinos acompañarán al Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, que irá a pie hasta Belén, para oficiar misa. “Sera un recorrido solemne para rezar”, dijo Asakrieh.
Desde que comenzó la guerra contra Hamas en la Franja de Gaza, Israel cortó los accesos a las principales ciudades de Cisjordania, y entrar a Belén en coche es prácticamente imposible.
Los jefes y patriarcas de las Iglesias de Tierra Santa -que aglutina a católicos, ortodoxos, armenios, luteranos, siriacos, etíopes, coptos o melkitas, entre otros- fueron los primeros en dar el paso al anunciar -ya en noviembre- que este año la Navidad sería “solemne, de oración y ayuno” y pidieron a sus respectivas congregaciones que se abstuvieran de “cualquier actividad innecesariamente festiva”.
En una misiva conjunta, lamentaron: “Desde el inicio de la guerra, ha reinado una atmósfera de tristeza y dolor. Miles de civiles inocentes, entre ellos mujeres y niños, han muerto o sufrido heridas graves”.
La municipalidad y la gobernación de Belén -donde viven 30.000 cristianos- se sumaron al llamamiento y anularon cualquier actividad festiva navideña en la ciudad, donde sus tiendas de artesanía y souvenirs religiosos, populares restaurantes de comida local, cafeterías y hoteles están cerrados a cal y canto.
“Hoy hay cero turistas”, afirma a Khouloud Daibes, directora de la Fundación para el Desarrollo de Belén y ex ministra de Turismo de la Autoridad Palestina, que gobierna zonas reducidas de Cisjordania. Contó que, por el cierre de todos los accesos a Belén, tampoco van los cristianos de otras partes de Israel y Palestina, que también contribuían al desarrollo económico.
“Estamos de luto. No podemos celebrar mientras el pueblo palestino sufre masacres cada día. No solo en Gaza, también en Cisjordania. En Belén amanecemos muchos días con jóvenes que han sido heridos o detenidos”, relató, sobre las incursiones diarias de tropas israelíes en Cisjordania.