Se presenta “Pensionados” en El Círculo de la Prensa

“Nuestro mundo es una macropensión en la que somos inquilinos pasajeros, estamos constantemente intentando sobrevivir y no morir en el intento. Para lograrlo, necesitamos de un otro. Y es allí donde nace una relación de sujeción que nos lleva a experimentar nuevos espacios, a los que (voluntariamente o no) debemos acudir para cumplir nuestros objetivos. Somos todos como pequeñas porciones de una misma pizza gigante”.

De esta forma define Daniel Ardiles su obra “Pensionados”, que presentará esta noche a las 21.30 en El Círculo de la Prensa (Mendoza 240), con su grupo de taller teatral integrado por Sofía Carreras, Alejandra González, Katherine Dressel, Alfredo Acevedo, Nicolás Vallejo, Paulina Menéndez, Pedro Salinas y Rafael Frías, con Emiliano Murga y Chabela Díaz como invitados especiales.

“Esta obra comenzó a gestarse a partir de una mirada ontológica de mi propia vida. La reflexión me llevó a identificar cada etapa de ella (desde mi primer recuerdo hasta hoy) y asignarle nombres y cuerpos diferentes, a través de los actores y actrices que conforman el elenco de mi taller. Que cada día que logramos despertar respirando, es una nueva oportunidad para volver a intentarlo. Despojarse, de una vez, de los ‘yugos’ heredados o adquiridos de la vida, no como una obligación, sino como una posibilidad divina, a la que todos estamos destinados”, sostuvo.

Ardiles aclaró que cada uno de los personajes, “si bien son distintos entre sí, están inscriptos en nuestro mismo mundo; con un ADN igual al tuyo, al mío, al de un vecino o de cualquier persona en cualquier país, por lo que es hasta casi familiar poder identificarnos con ellos, sus vidas y emociones”.

El director y docente revindicó que “el teatro sana y une; te enseña a conocerte y reconocerte en un otro; a crear lazos con vos mismo, tus emociones y con los demás, y un taller es solo el colectivo que te invita a transitar cada una de esas paradas donde el boleto sos vos mismo y tus ganas de desafiarte, a despojarte con un juego de todos los prejuicios disfrazado de bloqueos que vamos creando a lo largo de nuestras vidas; es el pasaporte abierto y vitalicio que siempre está al alcance de nuestras manos”. “Sin respeto por la vida, se hace difícil convivir. Mi propuesta inicial consta en aprender a conocerme yo mismo para quererme, perdonarme y aceptarme como soy. Desde allí, conocer, permitir y crear relaciones en igual medida con los demás, que es cuando nace la empatía y la honradez por la vida en sí, se generan los vínculos de confianza y amistad, pilares fundamentales para transitar nuestra vida con calidad de vida y autenticidad dentro y fuera de un escenario”, agregó.

“Esta puesta es un gran desafío, está escrita e interpretada pura y exclusivamente para el público, con el objetivo de dejar en todas esas personas que invierten tiempo, ganas y su dinero para acompañarnos, un mensaje de vida, de esperanza y de superación. Por sobre todas las cosas, nuestra obra significa amor, respeto y responsabilidad”, concluyó.