Llega a los cines Aquaman 2: entre salir a flote o hundirse

Llega a los cines Aquaman 2: entre salir a flote o hundirse

El Rey de la Atlántida deberá enfrentar el poder potenciado de Black Manta, pero fuera de pantalla los problemas son otros. Jason Momoa admite que difícilmente haya una tercera entrega del personaje.

Llega a los cines Aquaman 2: entre salir a flote o hundirse

Cuando una película previsiblemente taquillera llega con tantos asteriscos, versiones y polémicas sobre su realización como “Aquaman y el Reino Perdido”, las dudas acerca del rendimiento legítimamente se instalan. A la cohorte de fanáticos del personaje de la factoría DC poco le importará lo que pase fuera de la pantalla, pero está claro que para conseguir un éxito no alcanza con los fanáticos: hay que seducir al público más allá de los fieles incondicionales.

El filme llega hoy en preestreno al país, asentado en los números de la película original de 2018 (recaudó más de U$S 1.150 millones), pero ese antecedente para haber quedado en un pasado muy lejano. En los cinco años transcurridos, sus protagonistas tuvieron suerte distintas. Mientras Jason Momoa se consagró con vuelo propio como figura en varias películas, Amber Heard llevó las miserias de su matrimonio con Johnny Depp a los tribunales y no salió bien parada del escándalo tribunalicio-mediático de denuncias cruzadas por violencia doméstica y difamación.

No es casual, entonces, que la opción sea saber si la nueva historia del superhéroe acuático logra mantenerse apenas a flote o naufraga. Cualquiera sea el resultado, Momoa lo tiene claro: su Aquaman no volverá a nadar, parte por decisión propia, parte porque DC cierra una etapa de sus personajes (junto con The Flash) para abrir la siguiente de su universo de acción.

La trama de la segunda película recupera la disputa entre Aquaman y Black Manta, quien quiere vengar la muerte de su padre. Para lograr vencer a su rival, acumuló más poder con el Tridente Negro, para dominar una fuerza antigua y malévola de alta capacidad destructora. Detenerlo sólo será posible si Aquaman se alía con su hermano encarcelado Orm, luego de superar sus diferencias para defender a su reino de la Atlántida. Ponerse de acuerdo con las prioridades no será sencillo, pero la alternativa de sucumbir es un escenario mucho peor, defintivamente.

“No se ve muy bien, pero no necesariamente quiero que sea el final”, admitió Momoa a Entertainment Tonight sobre las posibilidades de una tercera entrega, aunque haya reconocido que le encanta interpretar al atlante. Sólo abrió la opción a una determinante respuesta del público en la boletería.

En los planes inmediatos de DC no aparece esta idea, ya que James Gunn y Peter Safran, los mandamases de la factoría, apuestan a un relanzamieno de “Superman: Legado” en 2025 y a la merma de otros personajes. Quizás Aquaman reaparezca en futuros filmes, pero es más posible que dentro de un colectivo que en forma individual. Otra opción que vislumbra Momoa es asumir un nuevo personaje (el cazador intergaláctico Lobo, según algunos trascendidos). “Siempre habrá un sitio para mí en DC. Les caigo bien”, admitió el actor.

Contextos

Mientras se define el futuro, hay que aprovechar el presente. La película es dirigida por James Wan (la lo hizo en la entrega original) a partir de un guión escrito por David Leslie Johnson-McGoldrick (colaborador habitual del director y autor de terror con “La huérfana” o “La invasión de los ladrones de cuerpos”, por ejemplo)

y en el elenco figuran -aparte del dúo central- Patrick Wilson, Dolph Lundgren, Yahya Abdul-Mateen II, Temuera Morrison y Nicole Kidman.

Los traspiés en la realización han llenado varias páginas de los medios especializados norteamericanos. El rodaje concluyó en enero de 2022 y se postergó varias veces su estreno hasta ahora hacerlo coincidir con las fiestas de fin de año, para sumar público.

Es indiscutible que desde su aparición en “Liga de la Justicia”, Aquaman logró conseguir un grupo de adeptos, pero sostener la fidelidad es un asunto complejo. Con cada paso que se da, las exigencias aumentan y no sólo en lo que se filma. Si bien Momoa ha mantenido su figura incólume, Heard desbarrancó y la decisión del director de ralearla de las escenas (ejemplo de ello es su escasa presencia en los trailers) suena a cuidar las espaldas propias aunque eso signifique desproteger las de la actriz.

La proyección de Andul-Mateen II como el antagonista se veía venir. En la escena poscréditos de la primera película, se muestra que sobrevivió a la pelea en Sicilia, donde es rescatado por el doctor Stephen Shin, el único de los seres humanos que cree en la existencia de los atlantes. En los cómics, Shin virtualmente transformó a Arthur Curry en Aquaman pero luego lo despreció. Unirse a su enemigo es su propia venganza.

Un fuerte de esta producción, según se aguarda, es el humor que llegará en dosis mayor que en la primera vez (el propio Wan dijo “quería hacer una pura comedia de amigos”, y dio como ejemplos “Tango y Cash” y “Hombres de negro”). Esta estrategia apunta a ampliar el mercado, sin descuidar las escenas de acción bajo el mar, pero jugando con romper el perfil oscuro y deprimente que ha caracterizado a algunas realizaciones de DC. Jugar con los personajes y las escenas es la opción encontrada para respirar entre olas agitadas, y de ese modo buscar llegar a buen puerto.

Pero en contra aparece la fama de lo que la prensa norteamericana definió como “una producción caótica”, atravesada por rumores de cancelación, postergaciones, contratiempos y escándalos, como la reciente aparición de notas del terapeuta de Heard, quien en sus sesiones habría definido el ambiente de grabación como “hostil” por comportamientos de Momoa (alegó que se disfrazaba de Depp, que llegaba borracho a filmar y que pedía que la echen, todo lo cual fue refutado por la producción). También existieron las exigencias de Gunn en la edición final y la supresión de escenas esperadas, como el cameo de Ben Affleck como Batman.

En el diseño de la historia influyó mucho la llamada Edad de Plata de los comics, que duró dos décadas y llegó hasta los 70. En ese tiempo, junto a Aquaman brilló The Flash, llevado al cine por Ezra Miller, cuya propia subsistencia individual está también en debate.

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