Náuseas y asco: por qué hay personas que no pueden desayunar

Una condición habitual que puede tener múltiples causas. Si se mantiene en el tiempo, es recomendable acudir con un especialista.

Los niveles de cortisol pueden afectar directamente al sistema digestivo. Los niveles de cortisol pueden afectar directamente al sistema digestivo. Foto: Freepik
19 Diciembre 2023

Aunque el desayuno es la comida fundamental para empezar el día y lograr una buena dosis de energía para la jornada, muchas personas aseguran no poder desayunar y la tarea se dificulta si es durante las primeras horas de la mañana. Sensaciones como náuseas, asco y mareos son las que suelen presentarse a las personas con esta condición.

Pese a que muchos creen que se trata de un capricho, esta incapacidad para ingerir alimentos durante la mañana tiene una explicación biológica. Factores como el estrés y la ansiedad juegan un rol clave en la imposibilidad de desayunar.

Por qué no puedo desayunar temprano por la mañana

Son muchas las causas que pueden llevar a que una persona no tenga apetito apenas se levanta, motivo que lleva a evitar el desayuno. La principal está relacionada a los niveles hormonales que varían entre la noche y el día.

Si los niveles de grelina en el organismo están bajos –lo que suele ocurrir por las mañanas, después de despertar–, puede que se sienta menos hambre.  Pero hay otra explicación que está relacionada a los trastornos psicológicos como la depresión y la ansiedad.

El cortisol puede ser la sustancia que altere el apetito por las mañanas. Si una persona presenta altos niveles de estrés o ansiedad, también incrementarán sus niveles de cortisol que aumenta durante la noche normalmente. Si a eso se suman situaciones complejas, las medidas de esta sustancia pueden superar lo normal.

Parte del sistema digestivo como los intestinos y su microbiota son los encargados de regular este tipo de hormonas. Así, un cortisol elevado afectará al sistema gastrointestinal lo que podría explicar las náuseas matutinas.

Otras causas frecuentes pueden ser una cena abundante y llena de grasas, intoxicación por alimentos o bebidas, deshidratación, fluctuaciones hormonales por trastornos o por embarazo u otros efectos secundarios por el uso de medicamentos. Ante cualquiera de estas situaciones sostenidas en el tiempo, puede ser necesario consultar con un especialista.

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