No se entiende que el Ministro de Economía haya manifestado una velada culpa debido a que ideológicamente no estaba de acuerdo con algunas de las medidas que tuvo que tomar de acuerdo al plan de ajuste programado. Se supone que éticamente no debería haber aceptado el cargo al conocer que estas medidas que debía tomar, estaban en contradicción con sus íntimas convicciones a riesgo de pagar un costo psicológico. En cuanto al ajuste proclamado por el Presidente, quien afirma que la tremenda inflación que debemos soportar se debe exclusivamente a la emisión monetaria del Banco Central y lo enfatiza diciendo que no hay ni un peso ni un dólar en el Gobierno. Todos sabíamos que no había pesos de reserva, pero nada se dice dónde están los dólares que el Banco vendía, cuyos dirigentes, por ignorancia o connivencia estaban basados en la equivocada receta de que esa maniobra bajaría la cotización del dólar. Sin embargo esto jamás ocurrió, y la cotización del dólar siguió subiendo. Obviamente, todos los dólares eran comprados por importantes cuevas y financieras que son las mismas que siempre manejaron las finanzas de este y de muchos otros países, sin que nadie en el mundo regule la usura. Un sistema financiero dañino que por algo está prohibido en el Islam. Ya se anticipa una inflación mayor para diciembre, cuando los precios ya han aumentado el 50 % cuando la inflación oficial publicada es mucho menor. Es evidente que el comercio ya se ha cubierto muy por encima de la inflación anunciada. Hasta ahora, solo hemos visto que con las milagrosas medidas del Libertario, lo peor siempre recaerá en la clase media. Mientras que los ñoquis políticos y los subsidiados de siempre seguirán solventados por el Estado.
Humberto Hugo D’Andrea