Por la alta intensidad de los sonidos que producen, los fuegos artificiales se consideran molestos y perjudiciales para la salud. Los más damnificados son las personas que viven con autismo u otras condiciones similares; y los animales, que son sensibles a estos ruidos inesperados. Por eso cada año se propone que se dejen de lado estas prácticas. Persiguiendo ese mismo objetivo, grupos militantes se reunirán a pedir por una navidad con “Más luces, menos ruidos”, en Tafí Viejo.
“Que lo único que estallen sean las sonrisas”, dice la convocatoria que busca reunir hoy a cientos de personas bajo un pedido común: no más estruendos. El evento se llevará a cabo en la plaza Bartolomé Mitre y se realiza en marco de una serie de jornadas para concientizar sobre cómo los fuegos artificiales afectan a las personas. “Es una campaña que se viene realizando desde hace varios años; y la idea es que cada vez se sume más gente a concientizar y a visibilizar estas cuestiones que nos afectan a todos”, explica a LA GACETA Fernanda Barnes, difusora de la jornada. “Se piden burbujeros para hacer la fiesta más amena y que, de esa manera, todos festejemos por igual. Luces sí, ruidos no. Buscamos que las fiestas sean iguales para todos”, reflexiona. Del evento participan varias organizaciones, entre las que se encuentran Enlazadas (grupo de apoyo y acompañamiento para madres de personas con discapacidad), Asperger Tucumán, Naranja Tucumán y Epof 100%, entre otras.
“Creo que si fuésemos más empáticos y nos pusiésemos en el lugar del otro, las cosas serían diferentes. Cada año hay una campaña de acompañamiento, pero nunca es suficiente. Si concientizamos juntos, vamos a lograr eso que pedimos, porque esta es una causa común para todos. Porque afecta a las personas con TEA, con asperger, a los animales y al ambiente”, asegura.
Normativas
Es que, en realidad, la pirotecnia ruidosa está prohibida en casi toda la provincia, pero los fuegos ruidosos se consiguen en el mercado negro. Desde un tiempo a la actualidad, se han tomado acciones para disminuir la cantidad de decibeles en los fuegos de artificio. Por ejemplo, en 2019, ya sólo el 20% de lo que se vendía era estruendo y, desde 2020, sólo se venden fuegos con efectos visuales. Tucumán sancionó en septiembre de 2020 la ley provincial 9.303, que regula el uso y la comercialización de material pirotécnico en el territorio provincial: se prohíbe la venta cerca de establecimientos educativos y de salud, que se vendan en la vía pública y que el nivel sonoro supere los tolerables por la audición humana.
En paralelo, cada municipio fue haciendo lo propio. En enero de 2020, San Miguel de Tucumán sancionó la ordenanza 5037, que prohíbe la comercialización, tenencia, uso y manipulación de pirotecnia ruidosa, es decir, todos los que generen ruidos mayores a 70 decibeles. Sólo puede venderse -con permiso previo- pirotecnia lumínica sin ruido. En Yerba Buena se prohibieron unos meses antes, por ordenanza municipal (2227/056): allí, todos los fuegos artificiales que produzcan ruido y, para venderlos, se necesita gestionar la habilitación.
Lo mismo sucede en otras ciudades. Tafí Viejo también tiene una ordenanza que prohíbe la comercialización, exhibición, tenencia, uso particular, deposito y venta de artefactos pirotécnicos cuyos efectos audibles superen los 84 decibeles; en Concepción, están prohibidos desde 2020, gracias al impulso de un grupo de jóvenes voluntarios dedicados al rescate de animales, y por padres de niños autistas; allí sólo se pueden comercializar cohetes luminosos.
Hay municipios que tomaron medidas más estrictas: para hacer real la “Pirotecnia 0”, en Las Talitas se prohibieron la comercialización mayorista y minorista, depósito, venta al público, acopio y uso particular de toda pirotecnia que produzca explosión en su interior, como las bombas de estruendo, los petardos, las baterías y los rompeportones. Para proteger a adultos mayores, niños con tea, animales y personas con problemas de audición de los sonidos y estruendos fuertes, Monteros hizo lo mismo en enero de 2020. Aguilares, en tanto, reglamentó la comercialización y uso público y privado de la pirotecnia sonora; sólo está habilitada la pirotecnia sonora, y no se puede ni comercializar, exhibición, tenencia, manipulación, uso particular y depósito de todo tipo de pirotecnia y cohetería sonora.