¿Cómo afectará a Tucumán la política del “no hay plata” y “la situación empeorará en el corto plazo” que aplicará Javier Milei? El ajuste que propuso Osvaldo Jaldo apenas asumió como gobernador no alcanzará para mitigar los efectos de las medidas que adoptará el nuevo presidente de la Nación. Y esto va más allá de la diferencia ideológica. La realidad impone medidas drásticas en todos los órdenes, con la hiperinflación acechando a la vuelta de la esquina. Las restricciones no sólo afectarán por el lado de los ingresos y, por ende, del gasto público (más allá del político), sino que se trasladará a la obra pública y también las tarifas de los servicios públicos.
Jaldo también ha enviado un proyecto de reforma impositiva que golpeará, de lleno, en la clase media. El gobernador tucumano considera que todavía hay que esperar la “letra chica del ajuste” nacional, aunque hay cinco situaciones que no se modificarán en su instrumentación:
1- El recorte de los cargos políticos. Jaldo ha sido el primer gobernador en dar a conocer medidas de restricciones, con la eliminación de 50 áreas del Poder Ejecutivo que, en el Presupuesto 2024, implicaron 1.383 cargos de planta permanente menos respecto del ejercicio vigente. Los 7.500 beneficios de la Unidad de Reconversión Laboral (Unrel) fueron dados de baja y la actual gestión está analizando la reincorporación de algunos de los agentes, una decisión que no afecta a más del 5% de aquella cifra. Hasta ahora también se ha restringido la designación de asesores, que se redujeron a la mitad respecto de los que había en la gestión de Juan Manzur. Aún no se sabe, a ciencia cierta, cuáles serán las medidas que adoptarán los otros dos poderes (Legislativo y Judicial) para acompañar la decisión del Ejecutivo.
2- Los sueldos, en tiempo y en forma. Hubo alguna vez un gobernador que señaló que el pago regular de los sueldos dejará de ser noticia. En la actualidad, la elaboración del cronograma de pagos en el sector público provincial sí será seguido de cerca por los 98.551 empleados de planta permanente que, sumado a los transitorios y de comunas rurales, llegan a los 115.000 puestos. Para el año que viene, el Estado provincial necesitará $ 850.000 millones para cubrir el gasto en Personal que, a su vez, representará casi el 55% del total de gastos de Tucumán. Jaldo no contará con asistencias transitorias nacionales por aquella frase mileísta de que “no hay plata”. Entonces apelará a la efectividad del recorte presupuestario para suplir aquella falta de fondos frescos y constantes.
3- Los impuestos. Tucumán proyectó ingresos provinciales por un total de $ 326.000 millones. En el Ministerio de Economía indican que el cálculo es realista y que puede alcanzarse esa cifra. De hecho, los cambios tributarios en los impuestos patrimoniales (revalúo de las propiedades y valuaciones y cobro de Sellos en los vehículos) dejarán a la Dirección General de Rentas ingresos extra por unos $ 14.000 millones anuales, casi el doble de la recaudación anual estimada para el ejercicio 2023. Un detalle no menor: la recesión significará menos actividad y, por lo tanto, una caída en la recaudación del impuesto sobre los Ingresos Brutos, la gallina de los huevos de oro de Rentas.
4- Las erogaciones de Capital. Estas partidas prácticamente desaparecerán del Presupuesto por la decisión de Milei de frenar la obra pública. Según el Cálculo de gastos de la provincia para el año que viene, el Poder Ejecutivo tiene previsto destinar $ 248.500 millones, un 43% más que lo pautado para este ejercicio. Para esto “no hay plata”. Entonces Jaldo apelará a los programas financiados por los organismos internacionales (BID, CAF o Banco Mundial) para sostener parte de los trabajos públicos en todo el territorio provincial.
5- La provincia no podrá resistir la actualización de las tarifas de los servicios públicos privatizados. Luego de la eliminación de los subsidios a los usuarios, ahora las empresas distribuidoras pedirán al Gobierno nacional que se libere el precio de los servicios de electricidad y de gas para tratar de ponerlo a tono con la evolución del dólar. En el caso del agua, en la Casa de Gobierno provincial reconocen que no podrán mantener la tarifa actual de las prestaciones de la Sociedad Aguas del Tucumán, que vienen siendo frenadas desde hace dos años. Las autoridades admiten que el reajuste será gradual, tal como sucedió con las valuaciones de las propiedades, y también segmentadas, atendiendo a la zona de residencia y al poder adquisitivo del usuario.
Párrafo aparte está la incógnita acerca del futuro de los subsidios federales a los servicios del transporte de pasajeros. Además de la preocupación generalizada del interior respecto de las asimetrías en el reparto de esas ayudas concentradas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), ahora el planteo se redirecciona a la continuidad de esos aportes. Jaldo y sus pares de otras jurisdicciones temen que se extiendan los conflictos que se observan en algunas provincias respecto de la prestación de ese servicio esencial. El frente de tormenta en este sentido lleva a varios gobernadores a pensar en declarar la emergencia del transporte, una medida extrema que todavía Jaldo quiere evitar.