Más allá de los alimentos ricos en betacarotenos, existen infusiones de hierbas y plantas medicinales que pueden potenciar tu bronceado de manera natural. En este artículo, te presentamos dos infusiones: una de hibisco y otra de té verde, ambas cargadas de beneficios para tu piel. Estos tés no solo te brindarán un color espectacular, sino que también cuidarán tu piel ayudándote a mantener su vitalidad.
Té de hibisco
Una explosión de antioxidantes para tu piel
El hibisco, conocido por sus vibrantes flores, es una hierba rica en betacarotenos, el pigmento natural con propiedades antioxidantes. Este compuesto no solo ayuda a contrarrestar los daños de los radicales libres, sino que también prepara tu piel para recibir los rayos del sol de verano, favoreciendo un bronceado más duradero y saludable.
Ingredientes:
Una cucharada de flores de hibisco por cada taza.
Agua.
Azúcar morena, miel o estevia (para endulzar).
Pasos para la Infusión de hibisco:
Herví agua en un jarro y añadí las flores de hibisco cuando alcance el punto de ebullición.
Dejá hervir durante aproximadamente 3 minutos.
Apagá el fuego, tapá la infusión y dejá reposar durante 10 minutos.
Colá la infusión y endulzá según tu preferencia.
Disfrutá de 2 a 3 tazas al día para obtener mejores resultados.
El hibisco no solo promueve el bronceado, sino que también previene el envejecimiento prematuro de la piel, brindándote una doble acción para lucir radiante en verano.
Té Verde
El elixir antioxidante para una piel radiante
El té verde, apreciado por sus beneficios para la salud, es rico en polifenoles con propiedades antioxidantes. Estos compuestos no solo protegen tu piel contra el envejecimiento prematuro, sino que también contribuyen a su hidratación, favoreciendo la oxigenación de las células y capilares. Además, el té verde estimula un bronceado natural y saludable.
Ingredientes:
1 cucharadita de hojas de té verde (aproximadamente 2 gramos) por cada taza
Agua
Azúcar o edulcorante
Pasos para la Infusión:
Calentá agua en un jarro sin llegar a hervir y añadí las hojas de té verde.
Apagá el fuego, tapá y dejá reposar durante tres minutos.
Colá la infusión y dejá enfriar a temperatura ambiente.
Podés tomarlo caliente o refrigerarlo para disfrutarlo como una bebida refrescante.