En los primeros días de la transición, el presidente electo Javier Milei mostró una imagen más moderada, tal vez pragmática, que difiere de aquel candidato libertario dogmático, que avanzaba con la motosierra en la mano para acabar con la “casta política”. Con menos decibeles que en la campaña, el economista trata de garantizar una mayor gobernabilidad y una transición relativamente ordenada, aún persisten incógnitas que seguramente afecten la dinámica de los mercados hasta el cambio de mandato, advierte Ecolatina.
1) Las inquietudes sobre si habrá cooperación en la transición hasta el 10/D (por el momento sin disrupciones a la vista).
2) La influencia que puedan ejercer las señales que brinde Milei de su programa y su equipo económico sobre las expectativas a futuro, principalmente en el plano cambiario, fiscal y monetario.
3) Las medidas que tome la actual gestión en este marco.
La última semana estuvo repleta de anuncios sobre las posibles primeras medidas del nuevo presidente de la Nación. Las privatizaciones, el desarme de las Leliq y el reordenamiento de las cuentas públicas acapararon la atención. Con frases como “ministro que gasta de más, lo echo” y “no hay plata”, reforzó las intenciones por llegar lo antes posible a un equilibrio financiero. ¿Cómo podría lograrse?
Según GMA Capital, en diferentes entrevistas, Milei aseguró que el Estado no posee la capacidad de financiar los gastos previstos y señaló a la obra pública como la primera partida a ser ajustada. ¿Es suficiente? “Los gastos de capital en el acumulado de 12 meses representan 1,8 punto del PBI. Si se eliminaran completamente (un supuesto algo radical), los niveles de gasto se asemejarían a 2019. Por su parte, con respecto a las privatizaciones, además de sumar ingresos por las ventas de empresas, ahorrarían parte del déficit operativo de empresas públicas, que representa 0,7 punto del Producto. En este ejercicio, indica el economista Nery Persichini, el ahorro por privatizaciones y el recorte de obra pública representarían un aproximado de 2,5 puntos. “A pesar de ser un ajuste importante, no es suficiente para alcanzar el objetivo de déficit financiero cero. Para ello será necesario un superávit primario de al menos la misma magnitud que los intereses de la deuda”, considera. Adicionalmente, un plan de ajuste con esta intensidad implicaría un sobrecumplimiento de las metas del FMI, las cuales exigen un déficit primario de 0,9% para 2024. De todas formas, esta intención probablemente colabore para lograr mejores condiciones en las negociaciones con el organismo.
La hoja de ruta en materia de política económica tiene cuatro pilares fundamentales, señala Equilibria, Centro de Estudios Económicos:
1- Política Fiscal: fuerte ajuste (Milei habló de bajar 5 puntos porcentuales del PBI al gasto público nacional) con el fin de alcanzar el equilibrio fiscal. De allí la idea de reducir la obra pública y ajustar los subsidios a las tarifas.
2- Política Monetaria: cortar asistencia al Central (adelantos transitorios, giro de utilidades y compra de deuda en el mercado secundario) al Tesoro y encarar una solución de mercado para el elevado stock de pasivos remunerados (Pases más Leliq).
3- Política Cambiaria: si bien el cierre de la brecha/levantamiento del cepo se hará una vez que esté encaminada la solución de los pasivos remunerados, es probable una devaluación inicial del dólar oficial para –al menos- unificarlo al dólar exportador que ronda los $ 650 por dólar (50% oficial y 50% Contado con Liqui).
4- Financiamiento del Tesoro: tendrá que cubrir sus necesidades en pesos sin asistencia del Central y refinanciar deuda en moneda dura con organismos financieros internacionales, tales como el FMI.
La “bomba” de las Leliq
La posible convocatoria de Luis Caputo como ministro de Economía tiene objetivo prioritario para Milei desarmar la “bomba de Leliq”. Este último nombramiento parece haber producido rispideces con quien iba a ser designado como presidente del Banco Central, Emilio Ocampo, quien finalmente renunció a su postulación. Para ese cargo sonaba el nombre de Demian Reidel, vicepresidente segundo del Central entre 2015 y 2018, cuya fama de “desarmador de cepos” lo precede. El propio Reidel salió ayer a confirmar que no integrará el equipo económico del nuevo gobierno. Según trascendió, al físico y economista, que reside en los Estados Unidos, no habría sintonizado con las palabras de Milei respecto de que la decisión de que el cierre del Banco Central “no es negociable” tal como lo señaló el mandatario entrante. El desembarco de Caputo parece consolidarse cada día que pasa. Ayer trascendió que el posible ministro de Economía sería acompañado por el ex secretario de Finanzas Santiago Bausili, y los de los economistas Federico Furiase y Martín Vauthier, entre otros.
Más allá de estas situaciones particulares, “esta reconfiguración del equipo económico parece demostrar que el cierre del Banco Central no sería algo prioritario, y la dolarización pasaría a un segundo plano (si bien desde la Oficina del presidente electo afirmaron que el cierre del BCRA no es negociable). En este contexto, esta reconfiguración de las prioridades podría quitar cierta presión sobre los títulos en pesos y el dólar Contado con Liqui, que avanzó 6,6% en las últimas cinco ruedas”, apunta Persichini.
La designación de un gabinete con figuras de distintos frentes podría darle mayor gobernabilidad al nuevo presidente. Es que Milei, por sí solo, cuenta con poca representación en el Congreso (una décima parte del Senado y una séptima parte de la Cámara de Diputados) y ningún gobernador de su espacio. Las medidas que deberá llevar a cabo en los primeros meses serán poco agradables y deberá elegir estratégicamente que batallas combatir. Según GMA Capital, es fundamental que el mercado acompañe, especialmente para que la solución al problema de los pasivos remunerados del BCRA tenga una salida virtuosa sin ruptura de contratos ni perjuicios. El price action (movimiento de los precios) de la semana posbalotaje fue la prueba más clara de que el cambio de rumbo político en Argentina y el mensaje de Milei hicieron las veces de afrodisíaco para los inversores. La pregunta es si este entusiasmo podrá mantenerse al momento de que a la nueva gestión le toque tomar decisiones incómodas, y probablemente con mayor conflictividad social, a partir del 10 de diciembre, plantea Persichini.
Reacciones en el mercado cambiario
1- ¿Qué hizo el Gobierno con el dólar oficial?
El Gobierno mantiene el statu quo de su política cambiaria: sostiene el crawling peg del tipo de cambio oficial (a un ritmo mensualizado del 4,3%) y mejoró el “dólar exportador” (pasó de liquidar un 70% al Tipo de Cambio oficial y un 30% al Contado Con Liquidación a un 50%-50%, llevando a $ 650 por unidad).
2- ¿Qué pasó con el dólar tarjeta?
Según Ecolatina, ante la presión de los dólares financieros al alza y la brecha que se generó con el “dólar tarjeta”, el Gobierno dispuso un aumento de impuestos para llevarlo a la zona de los $ 950 por unidad. Esto impactará en las compras en el exterior, viajes y servicios digitales, entre otros.
3- ¿Y la dolarización de Milei?
En medio de los rumores sobre un alejamiento del Banco Central por parte de Emilio Ocampo, en el mercado se registraron señales de menor expectativa de dolarización en el corto plazo, con la perspectiva de que el proceso anunciado por el nuevo presidente de la Nación no se ponga en práctica en el corto plazo.
4- ¿Cómo cerró la semana el mercado?
Si bien tras la victoria de Javier Milei los dólares alternativos mostraron una tendencia al alza esta semana, cerraron este viernes por debajo de la barrera de los $ 1.000. Estas cotizaciones no estarían reflejando plenamente la expectativa de una dolarización como lo perciben los grandes inversores.
5- ¿Qué explica este comportamiento?
Dada la escasez de divisas , el exceso de oferta de pesos actual y un riesgo país superando los 2.000 puntos, sólo parece posible dolarizar a partir de un tipo de cambio de mercado mucho más alto que el actual, lo que llevaría a que la demanda busque anticiparse para adquirir dólares más baratos, explica Ecolatina.
6- ¿Qué pasó con los futuros?
Los contratos a futuro del dólar se reacomodaron al alza (+20% en la semana), en medio de la volatilidad con rumores (desmentidos) sobre una eventual unificación cambiaria a $ 650 en diciembre. Pero el contrato a diciembre llegó a la zona de $ 800, lejos de un valor consistente con la expectativa de dolarización.