Trabajar después de los 60 ¿rejuvenece o resta años de vida?
Salir del ámbito laboral puede traer depresión. Los expertos aconsejan tener un proyecto para cuando llegue la jubilación. Uno de cada tres argentinos sigue en actividad desde los 60 hasta los 74 años. El envejecimiento poblacional plantea desafíos a la sociedad. El testimonio de tucumanos que persiguen sueños.
La imagen del abuelo sentado en el sillón viendo tele todo el día o de la abuela tejiendo para sus nietos está cada vez más lejos de la realidad. Los tiempos cambiaron para los mayores de 60 años. A diferencia de épocas pasadas, hoy son personas activas, llenas de energía, con ganas de aprender y de hacer. Por eso, y también por las necesidades económicas, son cada vez más los adultos mayores que retrasan la edad de la jubilación, que siguen trabajando y emprenden un proyecto después de retirarse de sus empleos.
Con 70 años, Lucía Daluz no se queda quieta. Nunca sintió que la jubilación iba a ser sinónimo de “hacer nada”. Colgó el delantal de maestra jardinera a los 57 años y, entonces, decidió apostar por un sueño que había postergado desde su adolescencia: la grafología. Poco antes de jubilarse empezó a tomar cursos sobre esta técnica que estudia las características psicológicas de las personas a través de la forma y los rasgos de su escritura.
En esos tiempos, le preocupaba tener demasiado tiempo libre. Por las dudas, también apostó por otro anhelo: aprender a bailar tango. “Hago cosas que me apasionan y creo que eso me mantiene con mucha vitalidad. Por suerte, no sufro ninguna enfermedad”, resalta Lucía, que reparte sus actividades en los distintos días de la semana y también se da el gusto de viajar con amigos.
Daluz, que tiene dos hijos y tres nietos (un cuarto en camino), está a cargo la Fundación Centro de Estudios Grafológicos de Tucumán. Es docente de grafología y también atiende en forma particular. Investiga, dicta conferencias e incluso escribió un libro sobre una nueva técnica para medición de la firma.
“Decidí tener otro proyecto porque sentí que tenía mucho para hacer, desde otro lugar. La grafología me da plenitud porque puedo ayudar y acompañar a las personas. No es un fin económico el que perseguí sino altruista. Me rejuvenece porque me ayuda a sanar mis heridas, no tengo nada pendiente, ni quejas”, resume.
Como en el caso de Lucía, para muchos tucumanos la jubilación llega en un momento que se sienten con una capacidad cognitiva muy alta y con la energía para seguir activos.
La experiencia de Miguel Moreno (75) también evidencia que nunca es tarde para hacer realidad un sueño. Cuando se jubiló, hace 10 años, empezó a buscar un lugar para vivir tranquilo y ahí desarrollar un proyecto relacionado a su hobby: la herrería y la carpintería. “Me jubilé hace 10 años en el área de ventas de una empresa de telefonía. Había empezado a trabajar a los 14, mientras hacía el secundario nocturno. Después estudié en la UTN. La verdad no imagino mi vida sin hacer nada. No puedo estar quieto ni un solo día”, confiesa.
Su esposa Marisa (69) también decidió apostar por una pasión que descubrió de grande: la cerámica. Ambos se fueron a vivir a Amaicha del Valle, donde compraron un terreno e hicieron su casa. Ahí tienen cada uno su taller. Las artesanías que hacen, sumado a un licor de algarroba y mermeladas caseras, las venden todas las semanas en una feria de Santa María (Catamarca). El emprendimiento que tienen se llama “Orko Manta” (en Quechua quiere decir “tierra de montaña”). Hace alusión a una pasión que compartieron durante muchos años: el montañismo. Juntos llegaron a hacer cumbres de hasta 5.000 metros de altura, cuentan.
“Si bien el dinero que percibimos como jubilados nos permite vivir bien, seguir activos y trabajando en lo que nos gusta nos rejuvenece. Hemos ganado mucho en calidad de vida; los dos por suerte somos muy sanos”, describe.
Lucía, Miguel y Marisa siguen en actividad realizando algo que les apasiona. Muchos otros lo hacen por obligación, para que la plata les alcance cada mes. Lo cierto es que cada vez son más los jubilados que están en actividad aún después de haberse retirado.
Según un informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), llamado “Dosier estadístico de personas mayores 2023”, una de cada tres personas de entre 60 y 74 años continúa en actividad. Desde los 75, un 4,6% sigue trabajando.
Los varones en edad jubilatoria tienen una mayor proporción de ingresos laborales que sus pares mujeres, dice el estudio. Además, las personas mayores con niveles educativos más altos tienden a permanecer más tiempo en el mercado laboral. Es decir que esa permanencia se relaciona con las necesidades económicas y también con las posibilidades laborales que el mercado brinda.
Trabajar después de los 60: ¿rejuvenece o resta años de vida?, es la pregunta que se hacen muchos a la hora de la jubilación. Ese retiro suele ser uno de los duelos más grandes que tiene una persona no sólo por la caída del ingreso de dinero, sino también por el vacío que queda en sus vidas. Ese vacío puede dar lugar a mucho dolor e incluso depresión.
Es un quiebre en la vida de la persona, aclara la geriatra Mariana Soledad Sánchez Ábalos. “Uno se jubila del trabajo remunerado, no de la vida. Primero que nada, hay que sacar el prejuicio de que el envejecimiento es algo negativo”, señala la experta, en un contexto en el cual las sociedades envejecen cada vez más: se estima que en los próximos 50 años aumentará la expectativa de vida (hoy es de 75 años en promedio) y se cuatriplicará la cantidad de personas con más de 60 años. En la actualidad tenemos adultos mayores que llegan a los 70 en un excelente estado físico y todavía con ganas de trabajar o emprender algo.
Según Sánchez Ábalos, la clave es tener siempre proyectos; no es llegar a la jubilación para empezar a proyectarse. De otra forma, el retiro suele traer conflictos a las personas y a sus familias.
“Por otro lado, aunque es una necesidad, cada vez se va haciendo más difícil encontrar trabajo después de la jubilación. Faltan lugares donde se acepte a personas mayores; muchas veces piden mano de obra joven con poca experiencia. Debería ser algo más equilibrado”, sostiene.
La experta aconseja buscar un hobby o un proyecto personal, no quedarse sin hacer nada. Y para eso no pensar en si tengo edad o no para realizar algo. “No hay límites; los límites están en la mente. Todo lo que uno proyecte se puede ir adaptando”, concluye.