El viaje democrático: el áspero trance de entregar el poder
Hay transiciones y transiciones. Cuando todo se resuelve entre algodón de azúcar, como la reelección de Carlos Menem en 1995 y el doble ciclo iniciado por Cristina Fernández en 2007 y 2011, apenas queda un puñado de misceláneas en el registro histórico. Más bien notas al pie de página. Pero a lo largo de estos 40 años de plena restauración democrática sobraron las transiciones traumáticas. Hay pocas cosas tan adictivas como el poder, será por eso que cuesta tanto soltarlo. Justamente esa etapa nos toca transitar hoy a los argentinos, apenas un fogonazo de días que en el mientras tanto parece una eternidad. Por eso vale la pena repasar aquellas etapas, una a una, desde 1983 a la fecha.
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1) De la dictadura a Alfonsín. De haberse concretado el plan de los militares, Raúl Alfonsín habría asumido el 25 de mayo de 1984, casi siete meses después de la victoria obtenida el 30 de octubre de 1983. Ese cronograma, insostenible a partir del hartazgo popular y de una economía en llamas, fue alterándose con el correr de los días. En un último manotazo, el dictador Reynaldo Bignone pretendió establecer la fecha del 30 de enero, pero la presión interna pudo más y el Presidente electo consiguió adelantarla al 10 de diciembre, en coincidencia con el Día Internacional de los Derechos Humanos. ¿Pero realmente los militares entregarán el Gobierno?, se preguntaba la calle. Lo cierto es que muchos sólo abandonaron el escepticismo cuando Alfonsín se calzó la banda.
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2) De Alfonsín a Menem. 1989 fue uno de los años más convulsionados de nuestra historia contemporánea, a partir de una crisis económica que venía creciendo y terminó de estallar en febrero. Tan delicada era la situación que el presidente Alfonsín buscó descomprimirla adelantando las elecciones: del 30 de octubre pasaron al 14 de mayo. Como era previsible ganó la oposición, aunque al Presidente le quedaba un larguísimo trecho de gestión hasta el 10 de diciembre. Alfonsín estaba decidido a completar el mandato, pero la realidad le torció el brazo con un cóctel de hiperinflación, escalada del dólar, ebullición social y, sobre todo, debilidad política. El 12 de junio, el Presidente habló en cadena nacional y anunció lo inevitable: se anticipaba para el 30 del mismo mes la transmisión del mando. Y Carlos Menem aceptó.
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3) Menem, capítulo 2. Tras el “Pacto de Olivos”, la reforma de la Constitución habilitó la reelección presidencial, con mandatos acortadas de seis a cuatro años. Los argentinos fueron a las urnas el 14 de mayo de 1995 y le ratificaron la confianza a Menem con casi el 50% de los votos. El Presidente no aguardó hasta el 10 de diciembre, ya que “reasumió” el 8 de julio. acompañado en todo momento por su hija Zulema. Lógico, no hubo transición alguna.
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4) De Menem a De la Rúa. El plan de Menem (una segunda reelección) se basaba en la teoría de que la reforma constitucional reiniciaba el ciclo y por lo tanto su primer mandato no contaba. La jugada se frustró, tanto por el conflicto judicial que podía desencadenar como por el propio desprestigio del Presidente. Tanto fue así que en las elecciones de 24 de octubre de 1999 la Alianza venció por paliza a la fórmula oficialista Duhalde-Ortega. De todos modos fue una transición veloz y tranquila hasta el 10 de diciembre, por más que el país ya estaba en recesión, el 1 a 1 de la convertibilidad se sostenía artificialmente y los índices de pobreza y desocupación se habían salido de control. Fiel a su estilo, Menem le puso la banda a Fernando de la Rúa con una sonrisa.
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5) Del caos a Kirchner. Mientras la Argentina se incendiaba, De la Rúa firmó la renuncia el 20 de diciembre de 2001. Se inició entonces la más extensa y compleja transición de las últimas cuatro décadas, ya que quedaban dos años hasta la finalización del mandato. Los días subsiguientes a la partida de De la Rúa fueron tan enloquecedores como brevísimas las gestiones de Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá (una semana) y Eduardo Camaño al frente del Poder Ejecutivo. Finalmente, el 2 de enero de 2002 la Asamblea Legislativa le confirió al entonces senador Eduardo Duhalde los atributos del poder, con la misión de completar el período hasta el 10 de diciembre de 2003. Ese año las elecciones se celebraron el 27 de abril y como los más votados fueron Carlos Menem y Néstor Kirchner se convocó a un balotaje para el 18 de mayo, un mano a mano del que el riojano prefirió “bajarse”. La transmisión del mando se adelantó y Kirchner asumió entonces el 25 de mayo.
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6) De Kirchner a CFK. El 28 de octubre de 2007 las elecciones coronaron a Cristina Kirchner en primera vuelta. El 10 de diciembre, en un hecho inédito en la historia nacional, fue su esposo el que le puso la banda. El antecedente de 1974 fue muy distinto, porque María Estela Martínez asumió la Presidencia por la muerte de su marido, Juan Domingo Perón.
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7) CFK, capítulo 2. Se votó el 23 de octubre de 2011 y Cristina Fernández logró la reelección. Fue un episodio similar al protagonizado por Menem en 1995, ya que aquel 10 de diciembre la banda se la colocó su hija Florencia.
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8) De CFK a Macri. Otra transición de lo más traumática fue la registrada tras el balotaje que Mauricio Macri le ganó a Daniel Scioli el 22 de noviembre de 2015. Las rispideces ya venían desde las PASO y la primera vuelta -celebrada el 25 de octubre- y mutaron de manifiesta antipatía en desaire institucional cuando Cristina Fernández se negó a ponerle la banda a Macri y ni siquiera asistió al acto. Fue el senador Federico Pinedo quien le entregó los atributos del mando al Presidente.
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9) De Macri a Alberto F. Del 27 de octubre al 10 de diciembre de 2019 la transición fue más ordenado de lo que presagiaba el clima preelectoral. Y eso que por primera vez desde la restauración democrática -al contrario de lo logrado por Menem y por Cristina Fernández-, un Presidente no lograba la reelección. Fue el último traspaso del mando hasta la fecha.