“A mí me ofrecieron $3.000 para votar a (Sergio) Massa, pero no lo voy a hacer”, aseguró Mariano Acevedo, un vecino de Villa 9 de Julio que indicó que en una casa de calle Luis F. Nougues al 1.500 estaban pagando por los troqueles. En esa cuadra, que está a la vuelta de una escuela, funciona un búnker, pero no había más que un grupo de jóvenes reunidos bajo un cartel en apoyo al candidato de Unión por la Patria. De ser ese el precio, el valor del troquel no se adaptó a la inflación que sufre el país: el 11 de junio, para las elecciones provinciales, se pagaba $5.000 por voto según los testimonios que registró LA GACETA en aquella oportunidad.
La mañana transcurrió sin sobresaltos en Villa 9 de Julio, en barrio Victoria, en La Costanera (donde no había escuelas habilitadas para votar), barrio Hipódromo, Lola Mora y Tiro Federal. Durante los recorridos que realizó nuestro diario por esos vecindarios no se notó la presencia de autos “marcados”, pero sí de taxis que circulaban llenos y de mucho movimiento en las sedes políticas. En las escuelas no hubo tanta fila como en otras ocasiones.
“Si, están pagando 3 ‘lucas’ nada más por voto”, afirmó Miguel Carabajal, vecino de barrio Victoria que escuchó el rumor, pero aclaró que solo a los interesados les decían dónde debían ir para vender su troquel. “Lo más probable es que sea en las sedes de los partidos”, agregó. En ese sector de la ciudad, en una casa de San Luis y Fortunata García que no tenía distintivos políticos a la vista, había personas sentadas alrededor de una mesa con boletas de un candidato. Había conductores que se detenían en ese lugar y que luego continuaban su viaje.
Algo similar ocurrió en el club El Cruce, en Villa Alem: estaban los fiscales oficialistas ofreciendo votos.
“En la Blas Parera solían dar plata para otras elecciones, pero hoy está muy tranquilo. Seguramente ya habrá alguno que se tire a la pileta”, cuestionó Roque Quiroga, enojado por la posibilidad de que haya gente vendiendo su voto.
Otros vecinos indicaron que no habían escuchado nada al respecto para esta elección. “La verdad no leí ni me dijeron nada sobre irregularidades esta vez, si se enteran de dónde están comprando el troquel avisenmé que aquí tenemos dos para cambiar ja ja”, ironizó Marcelo Gómez, un carnicero de barrio Victoria que atendía el negocio junto a un compañero.
A diferencia de las elecciones provinciales de junio, en donde la compra-venta de troqueles se hizo sin tapujos, en esta ocasión los dirigentes del oficialismo coincidieron en que la práctica se reeditó, aunque con mayor sigilo.