Con poesía, humanizaron la decisión de corregir la identidad de un hombre

Con poesía, humanizaron la decisión de corregir la identidad de un hombre

Fallo de una jueza de de Familia de Monteros.

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“Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida en realidad es una calle de sentido único”. Con esta cita de Agatha Christie, una jueza del fuero de Familia y Sucesiones de Monteros accedió al pedido de un hombre que, por circunstancias familiares, había sido inscripto como hijo de sus abuelos, y ahora solicitaba ser emplazado como hijo de su verdadera madre, por lo que planteó una acción de impugnación de filiación.

En la presentación, el hombre relató que él fue inscripto como hijo de sus abuelos y, por ende, su madre biológica, legalmente aparece como su hermana. Continuó diciendo que, ese escenario es el que se conservó hasta sus 8 años. Luego, por decisión de su madre biológica, se mudaron a otro sitio en el cual ambos hicieron vida como madre e hijo, la que continúa hasta la actualidad. 

“En razón de lo expresado, y con fundamento en la identidad real, pide se desplace la filiación legal registrada y se lo emplace como hijo de la su madre biológica y con quien tiene el vínculo respectivo”, se indica. Ante esto, la jueza Mariana Rey Galindo, además de escuchar el pedido del solicitante, entrevistó a sus abuelos, quienes no se opusieron a la medida. 

En el análisis del caso, la jueza consideró que “si la acción es interpuesta por el hijo, entonces se dirige contra los progenitores reconocientes. Tal es el caso bajo análisis, puesto que, quienes aparecen anotados como padre y madre, son biológicamente sus abuelos. Al mismo tiempo, el padre y madre registral técnicamente se allanan a la pretensión. Es decir, reconocen ante la ley que lo pretendido por él es fundado y cierto”. 

“Con la acción promovida se busca la disolución de la filiación incorrecta anterior y disponiendo la creación de una nueva para proteger el derecho a la identidad. El objeto es acoplar la filiación jurídica con el nexo biogenético exacto, lo cual desde la perspectiva convencional constitucional comprende derechos correlacionados: el derecho a un nombre propio, a conocer la propia historia filial y al reconocimiento de la personalidad jurídica”, explicó la magistrada. 

Y añadió: “En el relato de la historia familiar que hacen las personas involucradas en este caso, surge que aquel reconocimiento del nieto como si fuera su hijo, se hizo para poder brindar al niño el cuidado y protección necesaria (sic). Pero que el niño  siempre conoció su realidad biológica. Incluso refieren que, desde los 8 años convive con su madre biológica. Lo cual, pese a que el acto de reconocimiento lleva implícita un elemento intersubjetivo debatible, la historia familiar da cuenta de la preservación de la integridad personal al impulsar y favorecer la posesión de estado de hijo correcta. Lo cual genera un valor agregado, y en el caso de autos es determinante, para la relación filial que se pretende subsanar”. 

Y fundamentó: “En el caso que me ocupa, queda claro que el peticionante y su madre biológica tuvieron siempre el trato como tales. Públicamente se comportaron como madre e hijo sin perjuicio de la inexactitud de la filiación legal. En este estado de cosas, y trayendo la frase de Agatha Christie, no tengo más que acompañar a estas personas a dar un sentido amable de sus vidas, con la decencia que se impone para que, sin que medie marcha atrás ni juzgamientos estériles, avancen hacia la auténtica coincidencia e identificación de los lazos familiares”.

Antes de dar el fallo, Rey Galindo volvió a acudir a la poesía como una forma de humanizar la ley: “Acudir al arte literario cuyas composiciones miran al mundo desde la interioridad del ser humano, dado que, lo mismo ocurre con la ley, especialmente las de Derecho Humanos, cuando posa su mirada en el sujeto y sus derechos fundamentales. En esa cortesía, traigo un verso del poema “Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan” de Miguel de Unamuno: En tus ojos nazco, -tus ojos me crean, vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera, en tus ojos muero, -mi casa y vereda, tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra”.

Y luego hizo lugar a la acción de impugnación y ordenó que se modifique el acta de nacimiento para que quede registrado como hijo de su madre biológica.

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