La herramienta del “crawling peg”, empezó a ser utilizada nuevamente el Gobierno Nacional, significa la aplicación de mini devaluaciones diarias del tipo de cambio oficial controladas por el Banco Central de la República Argentina (BCRA). El objetivo de esta política es otorgar un cierto grado de certidumbre sobre el valor del dólar que rige para una serie de operaciones.
El mecanismo pretende que el tipo de cambio aumente en forma paulatina evitando saltos bruscos que impacten en el sistema de precios.
Sobre ese valor de dólar que a diario administrará la autoridad monetaria, por ejemplo, se liquidan importaciones y se fija el precio del “Dólar Ahorro” y “Dólar Tarjeta” que se aplica para los gastos en moneda extranjera.
De allí a que el regreso de este sistema resulta de impacto directo sobre la vida cotidiana porque todos los meses habrá aumentos sobre servicios que se usan a diario como las plataformas de música, streaming o cine.
El ministro de Economía, Sergio Massa, confirmó en diferentes notas periodísticas que este sistema de control de tipo de cambio volverá a entrar en vigencia a partir de hoy.
El “crawinlg peg” venía siendo utilizado hasta las elecciones primarias (PASO) y, a partir de allí, se congeló el tipo de cambio en $50 hasta el 15 de noviembre.
Según anticipó el ministro, el dólar oficial tendrá un valor de $353,30 y luego será el Banco Central el que diariamente fijará su precio, aunque sin anuncios formales en cada jornada. De esta manera, el BCRA conserva la facultad de intervenir en la magnitud que lo crea conveniente en el mercado de cambios.
En principio, se esperaba que el ritmo de devaluación corriera al 3% mensual, pero los últimos datos de inflación hacen suponer que estará más cerca del 5%.
Ir a la par de la inflación supone impulsar la suba de precios, pero no hacerlo lleva a la acumulación de un atraso cuya corrección luego es mucho más complicada.
La restauración del “crawling peg” a partir del 15 de noviembre luego del congelamiento por tres meses en agosto, fue uno de los compromisos que Massa firmó en la última reformulación del acuerdo con el FMI.
El congelamiento del dólar buscó moderar el pass trought (traspaso a precios) de la devaluación del 22% a los precios, pero la inflación se disparó por encima del 12% en agosto y septiembre.