Universitario fue un combo de solidez, ritmo e intensidad en el Regional

El sábado, Universitario vivió uno de los días más felices en sus 80 años de historia. Pese a tratarse del club más ganador del rugby tucumano y del NOA, con sus 24 títulos anuales/regionales, la conquista del Torneo del Interior 2023 quedará guardada en la memoria como una ocasión especial, por ser el primero en la historia de las “Serpientes” y porque lo ganaron en su casa, con su gente, un escenario poco habitual en las finales que les tocó jugar.

Ya con la cabeza más fría y las emociones controladas, el head coach Rodrigo Honorato analizó la campaña de “Uni” y cuáles fueron sus virtudes para imponerse a varios de los equipos más fuertes del país. “Creo que recién con el tiempo entenderemos debidamente lo que hemos conseguido. Hay ideas encontradas con respecto al Torneo del Interior que ganaron Cardenales y Los Tarcos, porque en esa época los mejores equipos del interior jugaban el Nacional de Clubes, mientras que en este formato, en el que sí jugaron los mejores del interior, no lo había ganado ningún equipo tucumano. Creo que el tiempo le va a dar más valor a este logro”, presagió el entrenador.

Es difícil soslayar la paradoja de que Universitario se haya consagrado campeón del Interior después de haber finalizado cuarto en el torneo local, pero eso tiene su explicación. “Sabíamos que para jugar el Torneo del Interior necesitábamos hacer un cambio. Jugar con otro ritmo, otra intensidad, un tipo de juego que en el Regional no se puede plasmar, en parte por la forma de jugador de los equipos del NOA y también en parte por el arbitraje. Nosotros nos hemos adaptado a esa velocidad y acá está el resultado”, comenta Emilio Valdez, también integrante del staff encabezado por Honorato junto a Patricio Figueroa.

“Creo que esa fue la primera gran clave: la rápida adaptación a la forma en que se juega el Torneo del Interior. En el Regional estamos acostumbrados a un juego más frontal, más con los forwards, y falta la otra pata, la dinámica, el juego desplegado. En mi opinión, esa es la razón por la que los equipos del NOA no habían podido ganar este tipo de torneos, donde se asumen más riesgos y hay una dinámica a la que no estamos acostumbrados”, advierte Honorato.

El segundo valor que rescata el head coach es el grupal. “Si no tenés un buen grupo, no podés ser protagonista. Nosotros tenemos uno amalgamado por la experiencia de grandes jugadores, como Lisandro Ahualli, Nicolás Gentile, Agustín López Ríos y Martín Pintado, pero también hay otros muy importantes, como Franco Gómez y Álvaro Ferreyra, que también tienen su trayectoria en Primera. Y a eso se le suma el desperpajo que le dan jóvenes como Thiago y Bruno Sbrocco, Tomás Vanni, Facundo Juárez y Marcos Villagra, sólo por mencionar algunos”, agrega Rodrigo.

Finalmente, Honorato hizo hincapie en el gran papel que cumplió el pack de forwards. “De primer nivel, claramente desequilibrante en todos los partidos. Eso nos daba el oxígeno necesario para llegar al final de los partidos bien firmes. Tuvimos un scrum que funcionó muy bien, que fue una buena fuente de obtención y que complicaba mucho a los rivales, con penales y amarillas”, destacó.

Precisamente, lo mejor de Universitario fue cuando tuvo la pelota en las manos y se lanzó a jugar, construyendo tries que fueron un lujo de ver. “Nos dimos cunta de que la obtención era nuestra arma. Nos dijimos: ¿la tenemos? Entonces la usemos mucho. Y así salieron cosas muy buenas. Los últimos tries que hizo el equipo tuvieron de todo: continuidad directa, velocidad, convergencia, apoyo, uso de todo el ancho de la cancha, verticalismo, opciones. No sólo fuimos campeones, sino que lo logramos jugando un rugby de alto nivel”, concluyó Valdez.