La cadencia de una voz lectora

La cadencia de una voz lectora

Homenaje, repaso vital e indagación en torno a las múltiples formas de leer.

12 Noviembre 2023

ENSAYO

UNA LECTORA DE PROVINCIA

MARIA TERESA ANDRUETTO (Ampersand - Buenos Aires)

“Cada vez me he atrevido más a tomar la palabra de los otros, y a hacer de la lectura y la escritura una sola cosa”, me dijo alguna vez María Teresa Andruetto en una entrevista que fue publicada en este suplemento. Porque, como dice Julia Kristeva y Andruetto refrenda, “todo texto se construye como un mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto”. Así, cada una de las partes de Una lectora de provincia, abre con un epígrafe.

Porque Una lectora de provincia es, entre tantas otras cosas, un hermoso homenaje a la experiencia y a la literatura. Por un lado, su autora y las carencias materiales de sus primeros años, los antepasados, la recreación de la infancia como un órgano vivo, sus épocas de estudiante a principio de los 70, el insilio patagónico, la reconstrucción pos dictadura, la maternidad, el arribo a la escritura. La conciencia de que la lectura estaba ahí desde el momento en que “fui arrojada al mundo”. Así se dice ella: descendiente de italianos, mujer, latinoamericana, de provincia, proveniente de sectores medios bajos, con la llanura como paisaje de infancia, “esas capas que componen lo que somos”. La aspiración a no ser encasillada, que se verá reflejada en la ruptura de las cuestiones formales de su producción.

Múltiples modos de leer

Por el otro, sí, los múltiples modos de leer: para saber, para pensar, para no pensar, para olvidar, para no olvidar, para divertirse, para transformarse como sujeto, para comprender el mundo, como camino de conocimiento, de educación sentimental o espiritual. Sea desde el hogar, una biblioteca pública, una librería, la universidad, un préstamo, la alfabetización, los espacios sociales reducidos, la docencia formal o informal. A través de cualquier género literario. En fin: la valoración del acto en sí. Leer desde los márgenes, como un rumiante, como quien mastica, trasega y lo hace regresar desde las cavidades.

En las referencias a y los detrás de escena de sus propios libros, sean infanto-juveniles, poesía, cuentos o novela (Clara y el hombre de la ventana o Stefano, Cleofé o Pavese-Kodak, Lengua madre o La mujer en cuestión) está la mudanza de la lectura a la escritura. El desafío a esas cuestiones formales: quién cuenta, a quién se le cuenta, si se cuenta lo que se vio o lo que nos contaron, el punto de vista, el tono, la estructura, no sólo la historia; salirse, darle al otro la palabra, desanclarse, mutar. Está en la primera frase del libro, que amarra con circunstancias de la protagonista de su última novela, Aldao: “Nací en una casa de inquilinato con letrina comunitaria”.

Claro que la cosa no queda ahí. Hay más.

Las marcas de una lengua (“toda lengua es una lengua impura, un territorio complejo”), el rol de la mujer (fueron mujeres, en su mayoría, las que motorizaron su condición lectora), la memoria (“la literatura es una de las formas más interesantes de la memoria de un pueblo”), la historia familiar como un campo de exploración literario, lo autobiográfico que “ingresa astillado”, la geografía (real y simbólica.

“Le gustaba oír cómo sonaba lo que leía, tal vez sencillamente para oírse”, dice Andruetto en un pasaje, al principio, refiriéndose a su madre. Eso es exactamente lo que nos sucede al entrar en Una lectora de provincia: leemos a la Tere con el tono, la cadencia con que la oiríamos hablar, como si la estuviéramos escuchando. Eso es algo que está en la página, y está, también, en su voz, y en nosotros como lectores.

© LA GACETA

HÉRNAN CARBONEL.

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