En cada lote se debe ajustar un plan de fertilización al requerimiento nutricional del cultivo

En LA GACETA Rural de la semana pasada publicamos parte de lo desarrollado durante la jornada técnica sobre fertilización en Caña de Azúcar organizada por el subprograma de Agronomía de la Caña de Azúcar de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres en el Club Social de la Cooperativa Campo de Herrera.

Esta iniciativa se enmarca en el Programa de Gestión Integral de Riesgos en el Sistema Agroindustrial Rural (Girsar), en el cual la Eeaoc desarrolla el proyecto “Estrategias para reducir el impacto del cambio climático en pequeños productores de caña de azúcar la provincia de Tucumán”. En este participan activamente con dos importantes cooperativas: Cooperativa de Trabajadores Unidos de Trabajo Agropecuario Ltda (Campo de Herrera) y Cooperativa Agropecuaria Los Nacientes Ltda.

En la oportunidad se trataron diversos temas técnicos relacionados a la fertilización del cultivo de caña, realizadas por diferentes técnicos dedicados a investigar este proceso. El objetivo es proporcionar a los productores las herramientas necesarias para que adopten prácticas sostenibles en el cultivo de caña de azúcar, con productos y con prácticas de menor impacto ambiental, al tiempo que mantienen o incrementan los niveles de producción en un contexto de cambio climático evidente.

Se dieron recomendaciones sobre la fertilización nitrogenada. Afirmaron que sin ella no sería posible lograr rendimientos sostenibles y rentables en este cultivo, ya que la aplicación de nitrógeno genera respuestas positivas en más del 80% de las cañas jóvenes y alcanza el 100% en las cañas más longevas.

Juan Romero, de la sección Suelo y Nutrición de la Eeaoc, compartió valiosas perspectivas durante la exposición “Nutrición balanceada en la caña de azúcar”. “En nuestra área cañera, el cultivo se fertiliza casi exclusivamente con nitrógeno (N) y en algunos casos también con fósforo (P), según el análisis de suelo. Son los nutrientes limitantes Nº 1 y N° 2 para el cultivo de caña, a nivel mundial. Se avanzó mucho localmente en el uso de otras fuentes de N -tanto sintéticas como biológicas-, que permiten aumentar la eficiencia de uso del N aplicado y disminuir el costo y el impacto ambiental de la fertilización. En caso del P, se conocen los valores críticos y se están probando alternativas de fuentes y manejo para aumentar la eficiencia del fertilizante”, explicó.

Sin embargo, indicó que cabe tener presente que además de N y P, los cultivos absorben y extraen de los lotes muchos otros nutrientes, también esenciales para obtener buenas producciones. “La fertilidad natural de nuestros suelos hizo que, hasta el momento, no se haya percibido la necesidad de aplicar otros nutrientes en la gran mayoría de los campos cañeros. Sin embargo, el uso agrícola continuado de la tierra sin reposición de nutrientes lleva al empobrecimiento nutricional de esta, y puede generar, en algunos casos, deficiencias de otros elementos, como azufre (S), potasio (K), calcio (Ca) y magnesio (Mg), por citar algunos”, precisó.

Añadió que esta situación, que repercutirá en los rendimientos alcanzados, a veces puede llevar a que se incremente erróneamente la dosis de N, sin que se obtengan los resultados esperados y con implicaciones económicas y ambientales negativas.

“El concepto de fertilización balanceada, en esencia, implica ajustar el plan de fertilización del lote a los requerimientos nutricionales del cultivo para lograr el rinde objetivo, teniendo en cuenta la oferta nutricional del suelo en cuestión y las interacciones entre nutrientes. Para hacerlo, es necesario partir de un correcto diagnóstico de la fertilidad de ese suelo”, afirmó.