Los funcionarios judiciales no dieron demasiadas vueltas. Más que una sanción penal fue una advertencia para otros que se dedican al mismo “palo”, como se conoce en la jerga del hampa. En medio de una oleada de hechos cometidos por delincuentes de esta provincia en Rosario, se conoció que cuatro “rompevidrios” tucumanos no sólo los condenaron a tres años de libertad condicional, sino que les prohibieron pisar Rosario durante el tiempo que dure la pena. En caso de que incumplieran con esa disposición, terminarán tras las rejas.
Los medios rosarinos bautizaron a la banda como “Los Tucumanos”. Llegaron a la ciudad más violenta del país en junio o julio. Alquilaron un inmueble en las afueras y actuaron durante varios meses en el microcentro de la llamada “Nueva Chicago” argentina.
Según consignó el diario “La Capital”, el fiscal de Investigación y Juicio Carlos Covani, después de haber acumulado varias causas similares, determinó que había una asociación ilícita actuando en esa ciudad. Todos los casos eran más o menos los mismos: personas que acababan de retirar el dinero en bancos, entidades o cuevas financieras eran despojados del dinero cuando transitaban en sus vehículos. A todos les habían roto alguna ventanilla para extraer el efectivo que transportaban en un bolso o en una mochila.
Hace un año, dos tucumanos fueron detenidos por la Policía al ser sospechosos de haber perpetrado un ataque, pero quedaron en libertad porque la víctima no pudo reconocerlos. Los pesquisas siguieron otra línea. Una mujer denunció que desconocidos se habían apoderado de su bolsa donde tenía una importante suma de dinero y un celular al que podían rastrear. Allanaron una casa, cuya propietaria dijo que se las había alquilado a personas oriundas de nuestra provincia. Todas las medidas que realizaron siempre aparecía algún comprovinciano que casualmente “estaba de visita”.
La caída
“Los tucumanos” cayeron luego de semanas de trabajo de los investigadores. Descubrieron que tenían un aceitado mecanismo para concretar los ataques y dónde se alojaban. “Tardamos mucho tiempo porque su planificación era perfecta. Tuvimos que aprender mucho sobre cómo eran sus movimientos para poder atraparlos”, explicó una fuente policial rosarina. “Nos sorprendimos por su audacia. Si bien es cierto que nuestra ciudad tiene un fuerte movimiento económico, muchas veces nadie sabe de quién es el dinero que se extrae de las cuevas”, añadió.
Seis miembros de los 15 que aparecían como integrantes de esa banda fueron detenidos, procesados y condenados a través de un juicio abreviado. Los tucumanos Héctor “Cepillo” Figueroa (31), Juan “Chuerca” González (25), Daniel “Amor” Pérez (32) y Zulema Mercedes Soria (26) fueron condenados a tres años condicional. En el acuerdo aceptaron que durante ese tiempo no podrán pisar suelo rosarino, aunque sí transitar por las rutas si es que se dirigen a otra provincia. También se comprometieron a retomar sus estudios en seis meses y tienen el mismo plazo para conseguir un trabajo.
El cuarteto de “rompevidrios” fue acusado y detenido por cometer estos delitos en esta provincia, pero nunca recibieron una condena. La Policía allanó sus domicilios meses atrás, pero no encontraron las pruebas necesarias para procesarlos “En Rosario agotaron todas las oportunidades que se les presentaron. Si vuelven a delinquir, terminarán cumpliendo la pena en la cárcel. No hay vuelta. Además, a donde vayan, estarán marcados”, comentó una fuente judicial.
Días atrás, LA GACETA publicó un informe especial donde daba cuenta que “rompevidrios” tucumanos ponían en jaque a las autoridades rosarinas por la cantidad de hechos. Esa situación quedó al descubierto luego de que Sergio Miguel Villarreal (25) fuera ultimado por un custodio que se movilizaba junto a los empleados de una empresa al que pretendió asaltar. Según fuentes judiciales hay al menos otros ocho tucumanos que esperan resolver su situación procesal.