El riesgo de las malas decisiones

No sólo el resultado del domingo 19 es una incógnita. Al contrario, el balotaje presidencial abrió una serie de interrogantes que ocupan el tiempo y la atención de la política tucumana. Desde cuál es el papel de Juan Manzur en esta etapa de desocupado hasta cómo se comportará la oposición son asuntos que dan vueltas a una semana del mano a mano entre Javier Milei y Sergio Massa.

Aunque con menor ruido que en las citas electorales anteriores, la campaña atraviesa el comienzo de la gestión de Osvaldo Jaldo. El nuevo mandatario intercambió mensajes durante los últimos días con el postulante de Unión por la Patria; en particular, tras la crisis de los combustibles. Incluso fue invitado a presenciar el debate de mañana, pero se quedará en Tucumán para afianzar las actividades proselitistas. La preocupación central del tranqueño pasa hoy por garantizar un triunfo de Massa en la provincia.

Con ese propósito reunió el jueves en la Casa de Gobierno a la intendenta Rossana Chahla y a legisladores y concejales de la Capital. Allí les garantizó que se respetará la estructura de cada uno para la logística electoral del domingo. Aunque prefieren no hablar de cifras, la exigencia de Jaldo es clara: superar los 460.000 votos que obtuvo UxP el 22 de octubre. Incluso, se habla de recolectar unos 100.000 sufragios más: 30.000 en San Miguel de Tucumán y otros 70.000 en el interior. Hace casi un mes, el tigrense cosechó 198.529 adhesiones en el Oeste, 147.736 en el Este y 124.880 en la Capital.

El misterio pasa por descifrar cómo actuará la maquinaria del peronismo sin nada local en juego, y también sin mensajes claros desde el poder. En estos días, muchos referentes del justicialismo se preguntaron por el paradero de Manzur. El ex gobernador, desde el domingo 29 de octubre, se llamó a silencio. Al punto que sus redes sociales no registran ninguna novedad desde ese día. Dirigentes que solían tener diálogo fluido con él se esfuerzan por minimizar ese ausentismo y aseguran que en estas dos semanas recorrió provincias del norte y principalmente localidades del conurbano bonaerense. Sin embargo, nada de eso ha sido difundido.

En el jaldismo, en tanto, sospechan que Manzur puede estar gestando un escenario similar al de las PASO de agosto. Aquel domingo, Milei ganó en Tucumán con la ayuda invalorable de la siesta que se durmió el peronismo local y el desinterés del por entonces gobernador. Después de ese llamado de atención, el ex jefe de Gabinete se hizo cargo de la campaña hacia las generales, capitalizando el triunfo. ¿A qué apuesta en esta ocasión? Más allá de las especulaciones, una cosa es cierta: la derrota en este distrito ya no sería su responsabilidad, sino la de Jaldo. Y, aunque lo disimulen, la relación entre los ex compañeros de fórmula llegó con lo justo a la finalización del mandato y en las últimas semanas hubo gestos que ahondaron esa ruptura. Quizás el más simbólico tenga que ver con el uso del avión oficial de la Provincia: Jaldo no firmó ningún decreto que designe como asesor a Manzur, tal como el médico lo había hecho con José Alperovich para que este pudiera usar la aeronave. No sólo eso, sino que Darío Monteros, ministro del Interior y mano derecha de Jaldo, se encargó de notificarle públicamente a Manzur –hoy sin cargo público- cuál es la decisión del gobernador. “Ahora el avión sanitario cumple esa función en un 100%”, escribió en X el bandeño.

Las galletas de Alfaro

Sin Manzur –al menos hasta ahora- involucrado en la campaña local, Jaldo necesita amplificar la bajada de línea a la dirigencia oficialista pero también contar con el apoyo de los opositores a los que les tendió un puente en el inicio de su mandato. Esto involucra a alfaristas, a radicales y a militantes de Libres del Sur. En este último caso no hay mayores dificultades, porque el espacio de Federico Masso ya dijo antes de la primera vuelta que se sentían identificados con Massa. Pero habrá que prestar atención a los movimientos del Partido por la Justicia Social y de la UCR local.

El miércoles al mediodía, Germán Alfaro citó en la sede de su partido a los legisladores y concejales de su espacio. Al margen de lo que discutieron, varios de los asistentes sintieron un déjà vu de las reuniones que se sucedían en el salón de la intendencia capitalina. Hasta las mismas galletas dulces con forma de flor que antes se servían en la Municipalidad se pusieron en la mesa del PJS. Así, entre bocados de Frutigran, el alfarismo dejó abierta la resolución sobre la postura a adoptar antes del balotaje hasta después del debate de este domingo. Sí hubo advertencias de algunos de los presentes sobre la inconveniencia de apoyar públicamente a Massa, pero también observaciones a partir de los compromisos asumidos tras el acuerdo con Jaldo. Si bien no hubo aún ningún pedido en particular del mandatario, en el alfarismo son conscientes de que es inevitable que eso suceda. Por eso se resolvió mantener abierto el contacto con el titular del Poder Ejecutivo y escuchar primero qué es lo que más le conviene. Es poco probable y hasta poco inteligente que desde Casa de Gobierno se exponga al PJS con un aval explícito al tigrense. Por el contrario, resulta mucho más conveniente que se mantengan en silencio pero que, hasta el mismo domingo, algunos alfaristas repartan votos de UxP.

La reunión de Alfaro sirvió también para dejar en claro que su acercamiento a Jaldo no implica una amnistía con el resto del peronismo. En particular, por la beligerancia verbal de la intendenta Chahla. Los reproches de la ex ministra de Salud hacia la gestión alfarista fueron abordados durante el mitin. Por ahora no habrá un contraataque desde el PJS, pero sí hubo indicios del malestar que esto provoca. Lo evidenció la concejala Ana González, ex directora de Deportes del alfarismo, en la sesión del jueves. Si bien la designación de Marcelo Albaca como contador general de la Municipalidad fue aprobada por unanimidad, ella planteó reparos hacia la idoneidad del ex edil de Yerba Buena y en particular sobre el objetivo de Chahla al elegirlo. “La persona a elegir debería tener cualidades profesionales e independencia de todo elemento político”, dijo. “No tenía trabajos de autoría, ni en el sector público ni privado, ni participó como tesorero o fue habilitado por alguna repartición”, añadió. “Esto me lleva a deducir que la jefa municipal no quiere que se la controle. Siempre en el municipio la elección de un contador general fue por su independencia y su solvencia profesional”, arremetió.

En el entorno de Chahla suelen repetir que los acuerdos de Jaldo con Alfaro lo involucran a él, no a ella. De ser así, habrá que prestar atención a cómo evoluciona el ruido de estas nuevas relaciones.

La posición de Alfaro y los suyos no sólo es seguida con atención por el oficialismo, sino también por lo poco que queda en pie de Juntos por el Cambio, hoy a cargo de la operatividad de la campaña del referente de La Libertad Avanza. Los amigos macristas del ex intendente creen haberle escuchado decir no hace mucho tiempo que jamás podría apoyar a Massa, por lo que confían en su palabra y en su buena memoria. De todas formas y para evitar sorpresas, el PRO prefirió encomendar la fiscalización del 19 a los fieles de CREO, del bussismo y, en menor escala, de un sector de la UCR.

Ocurre que las ambigüedades del radicalismo ya son conocidas en este espacio. Además, tampoco está claro cuál sería el negocio de los radicales tucumanos de apoyar a Milei y de fiscalizar sus votos. El razonamiento es sencillo: los tres intendentes de la UCR necesitan sí o sí de la asistencia provincial porque la ley de coparticipación actual y las secuelas del Pacto Social no les permiten, al menos por ahora, ser autónomos. Si Milei gana y ajusta las transferencias a las provincias, ellos también serán perjudicados. Y si Milei no gana pero juegan abiertamente para él, podrían pagar de igual manera las consecuencias de haber “desafiado” electoralmente a Jaldo cuando hay cuatro años de gestión por delante. Quizás por eso nadie en Casa de Gobierno se enojó ni tomó en serio el anuncio del diputado electo Mariano Campero de que votará a Milei y de que controlará que haya boletas de él en los cuartos oscuros.

Es que para cualquiera, sean oficialistas u opositores, la elección presidencial implica todo un compromiso. Con mucho más para perder que para ganar si es que se toma una mala decisión.

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