La volatilidad volvió a instalarse en el mercado cambiario. El virtual empate técnico entre los dos postulantes a la Presidencia de la Nación, Sergio Massa y Javier Milei -en algunas encuestas, el libertario tiene cierta ventaja sobre actual el ministro de Economía-, pone nervioso a los operadores y también a los ahorristas que, por distintos medios, tratan de cubrirse frente a este escenario de incertidumbre económica en la Argentina. Luego de tres rondas de relativa tranquilidad, que el mercado consideró como un “veranito cambiario”, el dólar “blue” se disparó ayer $ 60 hasta los $ 950 para la venta y empujó a la suba los tipos de cambio financieros, que rebotaron entre $ 13 y $ 15.
Como señala el economista Gustavo Ber, no solo se espera ansiosamente el resultado de la segunda vuelta, sino también como será el escenario político y económico hacia adelante frente a los serios desequilibrios que deben encararse con urgencia, los cuales requerirían de un amplio consenso -en un escenario de oposición fragmentada- para intentar ser implementados.
Los operadores continúan expectantes del escenario cambiario posbalotaje en vista al atraso que se ha venido acumulando, la curva de futuros y la próxima finalización del “dólar exportador”. Todo esto anticipa que podría llegar una nueva estrategia según sea el resultado electoral, advierte el analista. A pesar de esas inquietudes, sumadas a los desafíos económicos y políticos, los dólares financieros transitan su etapa de relativa calma, en la zona de $ 855, un nivel ya cercano al “piso” anterior que podría volver a ser testeado. “Ello despierta expectativas más cuando se percibe como excesivo y poco sustentable entre los operadores y así podría terminar activando próximamente una renovada búsqueda de cobertura por la elevada nominalidad de fondo”, alerta Ber.
Algunas agencias de viaje con alcance nacional comenzaron a suspender la venta de servicios al exterior en pesos, por temor a una nueva devaluación luego del balotaje del domingo 19 y exigen el pago en dólares o transferencia para concretar este tipo de operaciones. Esta medida no afecta el pago de tickets aéreos ni servicios nacionales, pero sí el pago de servicios internacionales, como pasajes terrestres, hoteles, alquiler de autos o excursiones, según los empresarios de la actividad.
Las agencias mayoristas y, en consecuencia, las minoristas dejan de recibir pagos en pesos (y con tarjeta de crédito) porque no saben a cuánto cotizará el dólar al momento de cancelar el pago al exterior. “Años atrás, hubo devaluaciones que nos agarraron desprevenidos, pero aprendimos y ahora nos cubrimos”, admite un operador.
El mercado observa con preocupación la sangría que evidencia, jornada tras jornada, las reservas internacionales brutas del Banco Central que, de acuerdo con el informe diario provisorio, terminaron la jornada en U$S 20.949 millones, niveles que encuentran cierta similitud con los registrados en 2006. La caída responde al pago al Fondo Monetario Internacional (FMI). La falta de reservas se constituye en el Talón de Aquiles de la administración del presidente Alberto Fernández, que en sus cuatro años de mandato, no ha encontrado la forma de frenar la salida de divisas, reducir el valor de la divisa estadounidense ni detener la suba sostenida de los precios minoristas.
Terreno negativo
Como si esto fuera poco, las reservas netas del BCRA se encuentran con un saldo negativo en torno de los U$S 11.000 millones. Se trata de una métrica clave de solvencia externa el menor nivel, que tocarían los valores más bajos de los últimos 20 años.
Según el economista Federico Vacalebre, la gran preocupación del Ministerio de Economía gira en torno de los pagos comprometidos con los importadores. “Se trata de aproximadamente U$S 12.000 millones, lo que acrecienta el stock permanente de deuda comercial que ahora superan los U$S 27.000 millones”, calcula el docente de la Universidad del CEMA.
Según el experto, todo esto plantea dudas acerca de la capacidad de pago del país y, por esa razón, los inversores intentan cubrir sus capitales a través del dólar libre. De allí la explicación acerca de este freno al “veranito cambiario”.
La falta de dólares en el Banco Central y las fuertes restricciones para importar son señales de que el dólar oficial puede ser más elevado en términos reales durante el próximo año. Además, debido a la inflación preocupante, es cada vez menor el margen para realizar políticas expansivas, con menor impulso en el mercado interno. Vacalebre sostiene que, más allá de quien gane en la segunda vuelta electoral, la futura administración de Gobierno no tendrá suficientes herramientas para evitar que la sangría de dólares continúe. “Además, aún resta definir cómo van a negociación una reestructuración de la deuda con el FMI, cómo se presentará la futura campaña agrícola y si la variable de ajuste seguirá siendo pisar las importaciones”, enumera. A su criterio, todo esto puede desembocar en un desdoblamiento cambiario formal. “Cualquier escenario de estas características, en el que se quiera normalizar el flujo de divisas o liberar el dólar financiero para pagar a los importadores, implicará un salto en el tipo de cambio y una aceleración inflacionaria”, advierte Vacalebre.
Hacia adelante, los factores político-electorales (como declaraciones de los candidatos, realineamientos políticos o las orientaciones que pueden mostrar algunas encuestas) continuarán siendo los principales móviles de las tendencias financieras y cambiarias en las próximas semanas: el mercado siempre buscará anticiparse al resultado del balotaje, plantea la consultora Ecolatina.