¿Los lazos de amistad serán tan fuertes como para que una causa narco no los rompa? Esa es la pregunta que por estos momentos se están haciendo los investigadores en el marco de una pesquisa por la que tres tucumanos quedaron detenidos al ser acusados de integrar un grupo que vendía cocaína y marihuana a una organización que, a su vez las comercializaba en Rosario, Buenos Aires y la Ciudad Autónoma. La respuesta podría conocerse hoy, cuando los acusados comiencen a ser indagados.
Una causa de este tipo siempre termina siendo una caja de sorpresas. Se sabe dónde comienza, pero nunca cuál puede ser su final, ni a quién se llevará puesto. En esta en particular, podría desatar una tormenta política en Santiago del Estero y poner a prueba el precio de la lealtad cuando está en peligro un bien tan sagrado como la libertad.
Una investigación de un juzgado federal de San Nicolás de los Arroyos ordenó la detención de tres tucumanos acusados de integrar un grupo que se encargaba de recibir la droga que ingresaba por el noroeste de la provincia, “enfriarla” en algún lugar del Gran San Miguel de Tucumán y después ocultarla en las llantas de vehículos para trasladarla al sur del país. Los detenidos, cuyos nombres se mantienen en reserva son:
- L.M.L.S (de 33 años): empleado judicial que reside en la capital tucumana. El joven, de unos 30 años, trabaja en la Oficina de Gestión de Audiencias (OGA) que depende de la Corte Suprema de Justicia. Su situación laboral es particular. Por una causa de violencia de género iniciada por una ex pareja (también trabajaría en el Poder Judicial) tenía una prohibición de acercamiento vigente. Por esa razón se lo trasladó de oficina y hasta habría tenido la posibilidad de trabajar desde su casa por este problema legal.
- D.S.CH (35): otro joven domiciliado en la localidad de San Andrés que no tiene antecedentes penales. Sus familiares señalaron que trabajaba con un productor y que realizaba ventas de equipos y respuestos de maquinarias agrícolas. “Eso es lo qué él nos contaba. Nos desayunamos con todo esto cuando salió en LA GACETA porque había sido detenido. Sabíamos que hacía viajes, pero por su actividad comercial”, relató con la voz entrecortada el padre del detenido.
- H.R.P (51): mecánico domiciliado en el barrio Ampliación Miguel Lillo. No cuenta con antecedentes penales ni contravencionales.
El magistrado ordenó sus detenciones al sumar indicios de que los dos más jóventes transportaron droga hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en una camioneta Toyota Hilux. El tercero, por haber sido el hombre que adaptaba las llantas para ocultar la droga. Pero habría más personas.
El líder y el “delator”
Mientras esperaba la final de Boca contra Fluminense en Río de Janeiro, el joven productor cañero y vendedor de máquinas agrícolas se enteró de que sus amigos L.M.L.S y D.E.CH habían sido detenidos. No tuvo tiempo de amargarse mucho por el resultado deportivo. Estaba más preocupado por conocer su situación procesal. “Por consejo de su abogado y de sus allegados, decidió volver a la provincia, a pesar de que sabía que podría estar siendo investigado”, comentó un allegado.
El joven empresario, cuyo nombre aún no se puede revelar, habría tenido un rápido crecimiento económico en los últimos tiempos. Con las ganancias de la producción de caña de azúcar en el sur de la provincia (especialmente Arcadia) y de la venta de insumos, financiaba la vida de lujo que tendría y solventaba los costosos viajes que realizaba por las ciudades más importantes del mundo. Allegados y familiares señalan que los detenidos trabajaban bajo sus órdenes.
Hay otro mencionado en la causa que hasta el momento no fue detenido. L.M.R.S y D.E.CH, según la investigación, transportaron la droga en una camioneta que estaba a nombre de una cuarta persona. El titular del vehículo residiría en Arcadia, lugar donde los efectivos ubicaron el taller donde se adulteraban las llantas y donde secuestraron más de 50 kilos de marihuana de origen boliviano.
Los detenidos sospechan que ese hombre podría haber sido un agente de una fuerza de seguridad que se infiltró en la organización o los delató para seguir en libertad. Sólo el tiempo evacuará esta duda.
Una reunión
La detención de los tucumanos generó una serie de movimientos. El Escuadrón 55 de Gendarmería Nacional, ubicado en Las Talitas y donde están alojados los sospechosos, se pobló de amistades y familiares que quieren visitarlo. “No podemos creer lo que están viviendo. Jamás nos imaginamos que podrían estar involucrados en algo así. Todo es muy extraño. Espero que algún día se sepa la verdad”, explicó un amigo que pidió que su nombre se mantuviera en reserva.
Paralelamente, el jueves por la mañana hubo una sorpresiva reunión. Según confirmaron fuentes judiciales, el productor y sospechoso de estar vinculado a la organización, mantuvo el jueves por la mañana una charla con el padre, el primo y el representante legal de D.E.CH. en un céntrico bar ubicado en 25 de Mayo y Mendoza.
Al parecer, los familiares del sospechoso querían pedirle explicaciones sobre el trabajo que realizaba con él. También le transmitieron un mensaje por pedido de su ser querido: “decile que se haga cargo de N. y que no le falte nada”. Pero no habrían recibido ninguna respuesta concreta. El empresario llegó al lugar con un abogado del sur de la provincia que les habría adelantado que defendería al mecánico y que estaba dispuesto a hacer lo mismo con el joven. El profesional desmintió esa versión a LA GACETA.
Hoy los detenidos abandonarán el destacamento de Gendarmería y serán trasladados al juzgado federal. Vía zoom se les tomará declaración indagatoria. Su suerte procesal podría cambiar si decidieran contar todo lo que saben.