Las plataformas de apuestas han abierto la posibilidad de monetizar las preferencias políticas, permitiendo a los usuarios apostar por el resultado de las elecciones, como si se tratara del partido entre Atlético Tucumán y Gimnasia LP por de la Liga Profesional de Fútbol (LPF).
Un sitio de apuestas lanzó cuatro escenarios posibles vinculados a las elecciones a presidente en Argentina como un desafío: "con una finalidad únicamente de entretenimiento", según explicaron en el sitio.
Bplay, una de las plataformas involucradas, se basa en cuotas para establecer sus apuestas. Alineado con las encuestas, el candidato de Unión por la Patria (UP) parece ser el favorito, pero es el menos rentable desde el punto de vista del apostador, consignó la agencia Noticias Argentinas.
El sistema propone una ecuación simple: si Javier Milei (de La Libertad Avanza) gana, el retorno es de 1,85 por cada peso apostado; si lo hace Sergio Massa (Unión por la Patria -UP-), es de 1,70.
Una apuesta de $10.000 podría traducirse en $18.500 o $17.000, respectivamente, dependiendo del resultado del 19 de noviembre.
En funcionamiento antes de las elecciones generales, hubo apuestas para los tres principales candidatos políticos: además de Massa y Milei, recibió apuestas Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio (JxC).
La ludificación de las elecciones presidenciales trae consigo una serie de consecuencias potencialmente dañinas. En primer lugar, desvía la atención de las políticas y las plataformas de los candidatos hacia un enfoque más superficial y especulativo, añadió NA.
Además, corre el riesgo de trivializar la importancia de un proceso que debería basarse en la deliberación informada y el compromiso cívico.
Esta situación refleja una sociedad cada vez más inclinada hacia la inmediatez y la gratificación rápida, donde incluso las decisiones más críticas para el futuro de un país pueden convertirse en herramientas de entretenimiento.
También pone de manifiesto la necesidad de una discusión más profunda sobre el rol de las apuestas y si deberían existir límites para proteger la integridad del proceso electoral.