ACV: cada minuto cuenta para reducir el daño cerebral

ACV: cada minuto cuenta para reducir el daño cerebral

Reconocer los síntomas de la enfermedad es esencial para un tratamiento eficaz.

Foto tomada de: dib.com.ar Foto tomada de: dib.com.ar

El Accidente Cerebro Vascular (ACV) es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 15 millones de personas en todo el mundo sufren un ataque cerebral cada año. De ellos, cinco millones fallecen, mientras que otros cinco millones quedan con discapacidades permanentes.

Es  por ello que, según los expertos, es fundamental reconocer los síntomas, saber cómo se previene la aparición del ACV e identificarlo a tiempo porque cada minuto cuenta para reducir el daño cerebral.

¿Qué es un ACV? Los accidentes ocurren cuando una arteria cerebral se ocluye  o se rompe. Se trata de una emergencia médica, porque el paciente debe concurrir a una institución para su inmediata atención.  No hay que medicarse o ir a descansar. El tiempo es clave: cada minuto que pasa es una posibilidad de hacer un procedimiento y revascularizar la zona afectada.

Julio Fernández, neurocirujano, jefe de Servicio del Neurointervencionismo del hospital Padilla y director del programa provincial de ACV del Ministerio de Salud, describió cuáles son los síntomas que nos avisan sobre un ataque cerebral: pueden ser un dolor súbito y muy fuerte de cabeza, que el paciente no pueda hablar o no entienda lo que uno le dice, una caída repentina, un desmayo, que no pueda mover un brazo, la pierna o la mitad del cuerpo, o bien que no sienta correctamente la mitad del cuerpo. Ante estos síntomas, se debe llamar inmediatamente al 107 para ser trasladado a algunos de los centros de referencia.

Un dato importante es que la gran mayoría de los casos se pueden prevenir. El doctor Jerónimo Cossio, jefe de Unidad de ACV del Padilla, explicó: “El 95% de los ataques cerebrovasculares se producen por una exposición durante mucho tiempo a factores cardiovasculares como hipertensión, diabetes, tabaquismo, sobrepeso y obesidad, de manera que corrigiendo estos factores se evitaría el 85% de los casos”.

Riesgo en aumento

Según la hoja informativa global sobre accidentes cerebrovasculares publicada por la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares (WSO) en 2022, el riesgo de desarrollar un ACV a lo largo de la vida ha aumentado en un 50% en los últimos 17 años, y actualmente, se estima que una de cada cuatro personas experimentará un derrame cerebral en su vida.

“El ACV se puede clasificar en dos tipos principales: hemorrágico e isquémico. El primero ocurre debido a la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro, mientras que el segundo es causado generalmente por la obstrucción de un vaso sanguíneo debido a un coágulo o un estrechamiento arterial. Ambos tipos pueden tener consecuencias devastadoras si no se tratan a tiempo”, explica la doctora Valeria El Haj, directora médica nacional de la obra social OSPEDYC.

En cuanto al tratamiento, el tiempo es un factor crucial, insiste El Haj. “Los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos tienen menos opciones de tratamiento y su enfoque principal es controlar la hemorragia y reducir la presión con medicamentos o cirugía, dependiendo de las causas y la ubicación de la hemorragia. Las principales opciones incluyen medicamentos para reducir la presión arterial, cirugía para drenar la acumulación de sangre, el clipaje quirúrgico, que se utiliza para tratar rupturas de aneurismas abriendo el cráneo y utilizando una pinza de metal para cerrar el vaso sanguíneo afectado, y el procedimiento de espiral endovascular, que puede ser menos invasivo ya que no requiere abrir el cráneo. También existen procedimientos para corregir vasos sanguíneos anormales que pueden causar hemorragias cerebrovasculares”, apuntó la profesional.

Rehabilitación

Luego de un ACV hay mucho por hacer.  Una correcta rehabilitación puede implicar mayor reinserción social y laboral para las personas. En muchas ocasiones pueden revertirse las consecuencias del accidente cerebrovascular y así lograr una mejor calidad de vida.

“A diferencia de las enfermedades neurodegenerativas, el ACV es una lesión adquirida del sistema nervioso central: una vez que ocurre, aparecen secuelas, pero no suelen empeorar, sino mejorar con el tiempo si es que se hace la rehabilitación adecuada. Esta no debe ser necesariamente en internación, puede ser ambulatoria. A nivel mundial, cada vez hay más centros de rehabilitación neurológica, conforme la población es más añosa y lamentablemente ocurren más enfermedades que comprometen al sistema nervioso”, afirmó el doctor Máximo Zimerman, neurólogo, director médico del Centro CITES INECO y de la Clínica ALCLA.

Luego de un año de ocurrido un ACV, únicamente el 10% de los sobrevivientes tiene una recuperación completa. Otro 10%, desgraciadamente, fallece al cabo del año y el 80% tiene algún grado de secuela que impacta significativamente en su calidad de vida. Esto quiere decir que un paciente no vuelve a ser el mismo después de un accidente cerebrovascular. La mayoría de los esfuerzos son destinados a los primeros momentos, a prevenir y a tratar de manera aguda el ACV, pero representa la primera causa de discapacidad a nivel mundial, lo que refuerza la importancia de trabajar en la recuperación y reinserción del paciente en su ámbito social, familiar y laboral.

Esta rehabilitación debe estar compuesta, entre otros, de un entrenamiento físico a través de terapia ocupacional y kinesiología, entrenamiento del lenguaje y de la deglución -a través de fonoaudiología-, entrenamiento neuropsicológico en el caso de que exista una secuela cognitiva y entrenamiento de todas las actividades de la vida diaria a través de terapia ocupacional.

Diferencias en mujeres y varones

Consultado acerca de la presentación de esta enfermedad en varones y mujeres, Zimerman aseguró  “en primera instancia, se observa una diferencia en las edades de los pacientes: luego de la menopausia, el riesgo de ACV aumenta. Además, en mujeres suele presentarse en forma más severa. Lamentablemente, también en ocasiones los profesionales menosprecian la sintomatología en ellas, por lo que es un punto en el que se está trabajando y, afortunadamente, cada vez hay mayor conciencia al respecto”.

Con frecuencia, las mujeres suelen manifestar síntomas inespecíficos como dolor en el pecho, dificultad para respirar, alteraciones en la atención o memoria, así como síntomas generales como fatiga, náuseas y/o vómitos.  

Existen factores de riesgo modificables: 4 de cada 10 personas que mueren de un ACV podrían haberse salvado si su presión arterial estaba controlada y dos quintos de las muertes por esta causa en personas de menos de 65 años están ligadas al tabaquismo.

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