El pasado de Tucumán está cargado de perlas históricas; y en materia deportiva, abundan. Cientos de iconos pisaron las calles de la capital dejando una huella imborrable en aquellos afortunados que pudieron presenciarlo.
En el selecto grupo de hechos se destaca el partido entre el Cosmos de Nueva York y la Selección Argentina Sub-20, allá por 1978, que sería más que un mero amistoso en La Ciudadela.
Más allá de las figuras que pisaron el campo, ese duelo quedará en la historia por haber sido el primer capítulo del enfrentamiento entre Diego Maradona y Franz Beckenbauer; el consagrado frente al novato, el rey europeo ante el aspirante al trono.
El Cosmos era un equipo conformado por estrellas que acostumbraba realizar giras por distintas ciudades del mundo; y Tucumán fue la primera parada de cinco que tenían previstas los norteamericanos en nuestro país.
Mientras tanto, la Sub-20 se encontraba en un proceso de preparación de cara a eliminatorias del Mundial de la categoría, que se iba a disputar en Montevideo.
Además del “Kaiser”, Cosmos tenía figuras de la talla de Giorgio Chinaglia, una de las grandes glorias de Lazio de Italia; o Carlos Alberto, el icónico lateral que fue parte del imbatible Brasil de 1970.
Sin embargo, todos los focos estaban sobre el alemán que, además de haber ganado tres balones de oro, había sido capitán de la selección teutona que habían ganado la Copa del Mundo en 1974.
Esos rutilantes nombres y la presencia del gran defensor hacían que el espectáculo estuviera garantizado. Por eso una multitud se había agolpado en el aeropuerto “Benjamín Matienzo” con el fin de llevarse un recuerdo de Beckenbauer. “Me agrada y satisface retornar a la Argentina”, había declarado al llegar a Tucumán ante la consulta de los periodistas de LA GACETA.
A pesar de contar con grandes nombres, el equipo dirigido por Rey Klivecka no encontraba un funcionamiento ideal. “No somos de lo mejor en este momento porque el equipo tiene muchos cracks que se conocen hace poco”, advertía el defensor brasileño Santiago Formoso.
Ese mismo día, también había llegado César Luis Menotti. El DT había decidido viajar solo para analizar el campo de juego de La Ciudadela. “Tengo contrato hasta el 31 de diciembre y lo cumpliré. Después vamos a ver que pasa”, confesaba quien, unos meses antes, había conducido a Argentina hacia su primera estrella.
Maradona y compañía llegaron a la mañana del día siguiente. “Pelusa” era la gran revelación del fútbol argentino; sus grandes actuaciones con la camiseta de Argentinos Juniors mostraban parte de su potencia. Sin embargo, venía de sufrir su primera decepción futbolística: quedar fuera de la convocatoria para el Mundial de 1978. “Es mejor no insistir sobre el tema. Mis compañeros y yo estamos cómodos con Menotti”, reconocía.
Gracias al “Flaco”, hubo una gran cantidad de jugadores del interior que lograron ser parte de la Selección. Así, en aquella convocatoria estuvo presente el tucumano Juan José Meza. “Estoy perfectamente adaptado y trato de hacer lo mejor posible. Me gustaría estar en las eliminatorias”, dijo quien a la postre, se coronaría como campeón del Mundo Sub-20 en el Mundial disputado en 1979 en Japón.
Aquel 3 de noviembre, más de 20.000 personas estuvieron en La Ciudadela. Hubo una exhibición gimnástica, un show folclórico, un festival boxístico y hasta el sorteo de un auto 0 kilómetros. Incluso, se distinguió a Menotti por haber sido campeón del Mundo.
El show de la Sub-20 inició casi con el silbatazo inicial. Manejaron los hilos del partido y acertaron por duplicado.
Gracias a una falta de Carlos Alberto, la zurda de Maradona rompió el 0-0. Fue una joyita del “10”, que puso el 1-0.
El segundo llegó tres minutos más tarde y también fue para ponerlo en un cuadro. Luego eludir a dos jugadores, “Pelusa” lanzó un centro pasado y Rolando Barrera puso el 2-0 con un cabezazo letal.
Chinaglia, luego de sacarse de encima a dos defensores, sacó un remate rasante y puso el resultado final.
“Fútbol de alto vuelo”, fue el título que LA GACETA eligió para la crónica del partido.
Pero más allá de ello, el duelo fue el primer precedente de una historia que continuaría en los mundiales de 1986 y 1990 en los que Maradona y Beckenbauer (ya como entrenador de Alemania) experimentaron las dos caras del deporte: la algarabía de la victoria y el mal trago de la victoria.
Diego y el “Kaiser” lograrían títulos mundiales, derrocharían magia y quedarían en los primeros planos del fútbol mundial tras duelos cara a cada. Sin embargo, el primer capítulo de esa historia se dio en La Ciudadela.