Por Jorge Figueroa
05 Noviembre 2023
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“Todo a pulmón”, de Alejandro Lerner, “Los Violadores” del grupo del mismo nombre, “Vasos y besos” de Los Abuelos de la Nada”, “Siempre estaré” de David Lebón, “Reina Madre” de Raúl Porchetto, “Huevos”, de Miguel Mateos, “Agujero Interior” de Virus, “La dicha en movimiento”, de Los Twist, “Corpiños en la madrugada” de Sumo y “Clics modernos” de Charly García.
Estos son algunas de las decenas de discos que publicaron en 1983 los músicos del rock nacional, un año que LA GACETA denominó “el camino de la democracia”. V8 lanzó “Luchando por el metal”, su álbum debut. Y Spinetta Jade, “Bajo Belgrano”. Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale también lanzaron sus ediciones.
Gran parte de los temas que se escribieron ese año comenzaron a definir el ADN del rock argentino. Difícil discutir sobre este tema porque existen canciones que permanecen en esa identidad más que en el imaginario colectivo. Son temas que se han conocido en momentos decisivos de las vidas de los argentinos. ¿Qué generación no conoce “Solo le pido a Dios”, de León Gieco? Creada en 1978 en relación al enfrentamiento con Chile por el canal de Beagle, se la comenzó a entonar masivamente con la guerra de Malvinas y en distintos actos, manifestaciones y luchas contra la dictadura militar aún reinante.
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Cuando se habla de la “explosión” del rock, no debe concluirse que antes no pasaba nada. “El período 1976-1977 fue marcado por la inmensa cantidad de conciertos de rock nacional, muchos de ellos en el Luna Park, el estadio cubierto más grande de Buenos Aires con capacidad para 15.000 personas”, cuenta el escritor Pablo Vila.
En 1983 estuvieron presentes la guerra, los desparecidos, la represión, pero también la búsqueda de nuevos sonidos, lo divertido y el humor. Luis Alberto Spinetta le dedicó “Maribel se durmió” a las Madres de Plaza de Mayo.
Para Sergio Pujol durante la dictadura se contraponen dramáticamente dos formas de ver el mundo: la del proyecto de disciplina social implementado por la dictadura y la del mundo musical y poético de Charly, Gieco y Spinetta, entre otros.
No se puede olvidar, además, el polémico Festival de la Solidaridad Latinoamericana, que se llevó a cabo el 16 de mayo de 1982. Solo dos bandas no aceptaron participar: Virus y Los Violadores. Sí lo hicieron Charly García, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Nito Mestre, León Gieco, David Lebón, Rubén Rada, Ricardo Soulé, Edelmiro Molinari, Raúl Porchetto y un sinfín de grupos). Será el mismo Gieco quien pondría negro sobre blanco en la situación cuando escriba el tema “Los Salieris de Charly” (1992).
Cumpleaños
En ese universo, “Clics modernos” cumple hoy 40 años. Grabado en Nueva York, las crónicas del mismo García de esos días dan cuenta de esos estudios en los que se encerró, su encuentro con Pedro Aznar y sus pruebas con distintos bateristas. “Nos siguen pegando abajo”, “Los dinosaurios”, “Ojos de video tape”, “No me dejan salir” y varios títulos más se escuchan desde hace cuatro décadas y recorren la historia contemporánea, y no hay que estar muy avisado para ello. “Dos ceros uno” puede escucharse en “Puan”, una película estrenada este año que competirá en los Premios Goya.
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El arte en sus distintas manifestaciones, y con independencia de la voluntad de los artistas, genera las asociaciones (hasta ilícitas) con el tiempo en que se vive.
Charly García venía de producir el disco de Los Twist, una banda irreverente que había conocido en Café Einstein que, aparentemente, no tenía nada o poco que ver con los él componía. Ese disco se publicó en octubre y “Clics modernos” en noviembre. “En esa época yo escuchaba ‘Sandinista!’ de The Clash y seguramente Joni Mitchell”, recordó alguna vez.
“Clics modernos” se extiende por 33.04 minutos de duración y tiene, no solo por sus letras, claro está, una conexión directa en el período de transición entre la dictadura y un régimen constitucional.
Este párrafo de “Los dinosaurios” ha sido cantado en fábricas, subtes, redacciones, clases, universidades, y en todo tipo de actividades, a lo largo de décadas y en la actualidad:
“Los amigos del barrio pueden desaparecer
Los cantores de radio pueden desaparecer
Los que están en los diarios pueden desaparecer
La persona que amas puede desaparecer (...)
Pero los dinosaurios van a desaparecer”
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Sin embargo, ha sido el mismo Charly quien se encargó de decir en una entrevista con la revista Rolling Stone en 2002 que no la compuso pensando en los represores: “Juro que cuando la escribí no pensé en los militares (…). La letra tenía más que ver con el sentimiento de ausencia que se produce en uno cuando pierde algo, desde un amor hasta el cepillo de dientes”.
Un intenso año
No fue un año cualquiera. En 1983 editan Los Twist, que buscaba divertir y hacer reír, pero también se publica “Agujero Interior” de Virus, con letras y sonidos que apuntan en diferentes direcciones. Un año intenso y único, con discos para la posteridad y temas que siguen sonando.
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