El sorpresivo resultado electoral del domingo pasado dejó la definición presidencial entre el candidato oficialista y el libertario. Ante el apoyo de la tercera fórmula y parte del PRO a este último, el resto de juntos por el cambio, encabezados por el radicalismo, expresaron su absoluta neutralidad para el balotaje. Esto provocó un cisma en la que era la principal fuerza opositora, con acusaciones cruzadas de sus principales referentes. La voz cantante del rechazo al acuerdo la llevó el presidente de la UCR diciendo, entre otras cosas, que esa unión era peor para el país que la fórmula oficialista. ¿Perdón…? ¿Un par de exabruptos y algunas discutibles propuestas del candidato libertario pueden ser peores que 20 años de hegemonía peronista, cruzados por una obscena corrupción y una desastrosa gestión que nos deja en el peor de los mundos …? Dos de los tres espacios (más del 60 % del electorado) ya definieron el deseo de millones de argentinos de votar un cambio, de una caída que parece interminable ¿Y un grupo de dirigentes dicen que se van a quedar de brazos cruzados para dejarnos a la buena de Dios? A ellos les preguntamos, con la mayor de las indignaciones: ¿el sentido de su existencia política es solamente ser opositores? Afirman que ese es el rol que le dio el voto ciudadano. No, señores, ustedes son dirigentes y referentes políticos que tienen la obligación de cambiar nuestra dolorosa realidad, por encima de sus opiniones y conveniencias personales. Dejen de lado alguna vez la “comodidad” del eterno rol opositor, para dar esta pelea definitiva contra la decadencia y el sometimiento. Una vez más queda al descubierto la tibieza política del radicalismo, incapaz de darle al pueblo argentino en 20 años ni un solo candidato/a que encabece esta lucha. Y queda claro que el peronismo, entre el dogma y el poder, siempre, pero siempre elegirá el poder… y el radicalismo exactamente lo contrario. Con esta pusilánime actitud, sea cual sea el resultado del balotaje, uds, y los que los acompañan quedarán marcados para siempre en nuestra trágica vida política… y se lo vamos a cobrar en todas las elecciones que vengan.
Ricardo A. Rearte