Vecinos exigen una alternativa para dejar de usar los cruces ilegales de la Circunvalación
Los cruces clandestinos de la autopista de Circunvalación representan un inminente peligro tanto para los habitantes de los barrios aledaños como para los automovilistas que la recorren. Los vecinos piden con urgencia la creación de nuevos puentes para poder circular con tranquilidad.
La autopista de Circunvalación une el Gran San Miguel de Tucumán con Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas y Tafí Viejo. Fue construida con el objetivo de conectar los distintos puntos de la provincia de una manera más rápida, sin tener que atravesar la ciudad. Pero con el tiempo se convirtió en el escenario de múltiples accidentes viales, muchas veces ocasionados por la imprudencia, y también por los cruces ilegales que los ciudadanos que se fueron asentando a su alrededor crearon como una “alternativa” para poder circular a través de ella. Fue así que este camino pasó a convertirse en uno de los más peligrosos de Tucumán y con los cuales los vecinos y los conductores pelean día a día.
El martes pasado un camión que transportaba papas de Jujuy a Mendoza chocó contra un taxi Fiat Cronos a la altura del cementerio del Ángel, debido a un vehículo no identificado que ingresó a la Circunvalación de golpe a través de un cruce clandestino. Por el impacto, el camión volcó su cargamento y decenas de vecinos se acercaron al lugar para recoger las papas que estaban tiradas y culminó con un enfrentamiento entre ellos y la Policía en el que intercambiaron pedradas y postas de goma, respectivamente. Ayer LA GACETA volvió al lugar de los hechos, recorrió las inmediaciones de los barrios Juan Pablo I, Las Piedritas, Los Ángeles y El 80; observó más de 20 cruces clandestinos en los ocho kilómetros de camino y pudo conocer cuáles son los principales problemas y necesidades que tienen los vecinos.
Cruces ilegales
En sus comienzos, la Circunvalación fue construida con la idea de rodear a la ciudad. Pero con el correr de los años distintos barrios se fueron conformando a su alrededor; quedó absorbida por la urbanización y el flujo de su tráfico cambió por completo. Debido a la falta de caminos y puentes, los vecinos fabricaron cruces clandestinos para tener salida directa hacia la Circunvalación y para poder atravesarla. Pero esto sólo trajo problemas. “La cantidad de accidentes y muertes que vemos acá es innumerable; no hay vez que no pase nada y casi todos son por estos cruces”, dijo Norma, una vecina del barrio Juan Pablo I.
“El problema es que sobre la Circunvalación los vehículos, especialmente camiones, pasan a alta velocidad; entonces cuando sale una moto, un auto o gente caminando de la nada para meterse o cruzar hacia el otro lado, los choferes no tienen tiempo de frenar y se los llevan puestos. El tema es que no nos queda otra porque no hay otra opción”, explicó Alejandro, quien acababa de cruzar con su motocicleta por un camino no autorizado hacia el barrio El Ángel.
Sin Alternativa
Las personas que viven en esa zona y que diariamente utilizan los cruces clandestinos dijeron que son conscientes del peligro que eso conlleva, pero confesaron que los continúan implementado porque no les queda otra alternativa. “No tenemos puentes que conecten la colectora o la entrada de los barrios con la Circunvalación; los pocos que hay están súper lejos; entonces tenemos que hacer esto para economizar el tiempo”, se lamentó Fabián, mientras aguardaba a que disminuyera la circulación de vehículos para poder cruzar al otro lado.
Los habitantes del barrio Juan Pablo I optaron por quitar una parte del guardarrail de uno de los carriles de la avenida para tener salida directa. “Está hace un buen tiempo así; ya ni se gastan en arreglarlo porque saben que lo van a sacar; en lugar de permitir eso tendrían que aceptar el problema y hacer algo que se adapte a nuestras necesidades”, expresó Norma.
Quienes viven cerca de los puentes confesaron que prefieren utilizar los cruces ilegales porque -dijeron- los puentes son muy inseguros y los asaltan constantemente. “A cualquier hora del día pasa esto, te están esperando y te sacan todo; y a la noche ni te cuento, es mil veces peor”, dijo Alejandro.
Otro inconveniente que tienen los habitantes de los barrios aledaños a la Circunvalación es llegar a las paradas de los colectivos. Los vecinos que habitan en Juan Pablo I y Las Piedritas, dos asentamientos que están divididos por la avenida, le contaron a LA GACETA que por la zona solamente circulan las líneas de colectivos 4 y 8, cuyas paradas están sobre la colectora. “Los que somos de Las Piedritas tenemos que cruzar para poder tomar el colectivo de ida, y las personas que viven en Juan Pablo I tienen que hacer lo mismo cuando toman el colectivo que vuelve. Encima de tenemos que esperarlos bastante porque no tienen mucha frecuencia y cuando pasan vienen llenos; tenemos que poner en riesgo nuestras vidas para poder ir hacia la parada porque no tenemos otro medio de movilidad ”, se quejó Juana.
Otro riesgo que mencionaron fue el peligro al que se exponen los chicos y adolescentes que tienen que ir a cursar. Por la zona hay dos escuelas, la secundaria San Ramón y la escuela Delfín Jijena. “A primera hora de la mañana y al mediodía es impresionante la cantidad de chicos que pasan caminando para ir a clases; también muchos padres circulan con sus vehículos por los cruces para llevar a sus hijos a la escuela. ¡Da pánico ver esa situación porque sentís que puede pasar una tragedia en cualquier segundo!, exclamó Sofía.
Soluciones propuestas
“Es crucial que se hagan cambios en la Circunvalación porque no podemos seguir viviendo así. Día tras día es una desidia y una pesadilla; no sabemos a quién pedirle que nos escuche o de qué manera manifestarnos”, expresó Juana.
Todos los habitantes coinciden en un punto: necesitan la implementación de más puentes a lo largo de la Circunvalación. Los vecinos del barrio El Ángel dijeron que “estaría bueno que pongan un puente semipeatonal que conecte la entrada del cementerio con el otro lado de la Circunvalación”.
Otros plantean la opción de crear cruces en buenas condiciones y colocar semáforos que regulen el tránsito y el paso de peatones y de vehículos que salen desde los barrios. Tampoco descartan la posibilidad de que la Circunvalación se convierta en una avenida para poder disminuir la velocidad de los automóviles y los camiones. “Hace casi diez años que estos barrios se formaron y que el estilo de vida de esta zona cambió por completo. Ya hubo todo tipo de tragedias; no sé qué están esperando las autoridades para hacer algo de una vez, que vivamos en condiciones más precarias no nos convierte en ciudadanos invisibles”, dijo Sofía en un tono molesto.
Algunos casos
Cualquier persona que recorra la Circunvalación podrá observar decenas de grutas de víctimas que perdieron la vida en siniestros viales. Si encuentran a algún vecino seguramente conocerá la historia y cómo se produjo el accidente. “El año pasado una mujer iba con su hijito de 8 arriba de la moto, salieron del barrio (Juan Pablo I) y estaban cruzando hacia Las Piedritas cuando los chocó un auto que venía muy fuerte. Los dos murieron al instante”, relató Soraya mientras señalaba a lo lejos una gruta de azulejos que los familiares de las víctimas construyeron hace unos meses.
“Hace un tiempo un chico pasaba caminando mientras cargaba una bolsa de limones; un camión se lo llevó por delante y siguió de largo. El chico quedó ahí tirado y le pasaban por encima hasta que se generó un choque en cadena, era horrible”, contó Alejandro.
Producción Periodística: Micaela Pinna Otero.