Ni Cristina ni Alberto. Sergio Massa triunfó “cancelando”a las dos principales autoridades del país. Todos se dieron cuenta de eso, menos Patricia Bullrich. La estrategia de la candidata de Juntos por el Cambio era atacar al presidente y a la vice cuando ellos no competían. Estaba arriba del ring tirando manotazos al aire. Se equivocó de enemigo.
Ayer, más que nunca se confirmó que al peronismo sólo se le puede ganar con una oposición unida. También quedó la enseñanza que en política no se puede subestimar al rival. Ocurrió en las PASO cuando se subestimó a La Libertad Avanza y ayer cuando se menospreció al peronismo.
A Javier Milei le debe haber quedado claro que no alcanza con ser solamente disruptivo. Esa desesperación lo llevó a una campaña muy loca donde valía todo: desde desmantelar el Estado hasta vender órganos o romper con El Vaticano. Ante estas cosas la conciencia colectiva de la sociedad no le permite suicidarse.
Hay electorados que no soportan estos exabruptos y por lo tanto castigan al candidato. De hecho Milei no mejoró su performance de las PASO. En cambio hay otros que toleran cualquier cosa con tal de tener y no ceder ni un ápice de poder. Así miran para otro lado cuando ven “chocolate” o un yate “bandido”.
En Tucumán los peronistas retuvieron las tres bancas que pusieron en juego. En tanto, Juntos por el Cambio ha perdido una. Se ha iniciado así un proceso de descomposición. Si de algo están seguros es que los que integraron la coalición en las elecciones provinciales ya no son los mismos. Ayer, mientras explicaba lo inexplicable, el diputado nacional electo Mariano Campero fue notablemente despectivo con el intendente saliente Germán Alfaro.
Juan Manzur, en tanto, ha vuelto a sonreír en un año que le había sido adverso. Renació de sus cenizas y voló a Buenos Aires para abrazar a Massa. Los votos del Norte, como los del Conurbano bonaerense, fueron importantes en el triunfo de Unión por la Patria y el gobernador al que le quedan siete días de mandato intentará hacerlos valer.
Fuerza Republicana se mueve electoralmente como un espejo de la Libertad Avanza. Ayer se quedó con una banca menos de las que hubiera obtenido con el resultado de las PASO. Ricardo Bussi festejó como Milei, pero se quedó con gusto a poco.
A partir de ahora, comienza la era de la seducción. Milei se inclina por conquistar a los PRO y Massa, a los radicales. Un motivo más para la implosión de Juntos por el Cambio.