La economía argentina llega a las elecciones presidenciales con la misma fragilidad en sus variables macroeconómicas que en las PASO, pero con algunos ingredientes adicionales: una inundación de pesos en el mercado para financiar los paliativos con los que se intenta mitigar los efectos de la devaluación brusca de hace dos meses, en medio de dos meses consecutivos de inflación mensual a dos dígitos y con un férreo control en el mercado de cambios informal.
Pero en la previa de las presidenciales de este domingo, el Gobierno del presidente Alberto Fernández, que lleva de candidato al actual ministro de Economía Sergio Massa, apeló a una operación financiera con China (swap) para mejorar su perfil de cobertura frente a la demanda de dólares. Por esa razón, los operadores continúan monitoreando de cerca el continuo drenaje de divisas -y sus efectos en las reservas del Banco Central- ya que evalúan esa dinámica como no sostenible a futuro. De ahí que los dólares financieros vienen requiriendo de elevadas intervenciones en busca de mantenerlos relativamente calmos en el actual contexto de constante búsqueda de cobertura, a la espera de las reacciones y eventuales estrategias durante la transición.
“Creo que los operadores van a estar muy atentos al resultados y las primeras lecturas, y en ese sentido, es probable que hasta que afloje la elevada incertidumbre política y económica continúen inclinados hacia la búsqueda de cobertura dentro de una economía con elevada nominalidad”, plantea el economista Gustavo Ber en diálogo con LA GACETA.
Según el analista del mercado, esto se debe a que no sólo se evaluará el mapa político que arrojen los comicios, sino también la transición y las posibilidades de implementar urgentemente un plan económico integral a partir del 10-D que mejore las expectativas a raíz de los costos asociados a corto plazo.
“La Argentina está desequilibrada con una enorme inflación reprimida. En el mediano plazo habrá que levantar el cepo y los controles de precios, y la inflación subirá”, señala por su parte el economista Adrián Ravier.
En un contacto con nuestro diario, el profesor de Teoría monetaria y bancaria, acota que, para el mismo lunes poselección, “es difícil descifrar el agregado del comportamiento humano, pero lo más lógico es que comiencen a sincerarse las variables macro. Un escenario plausible es el desarme de plazos fijos, incrementando el circulante, con más presión sobre precios y dólar”. El circulante es lo que más preocupa porque la emisión implica más inflación, mientras desde el Palacio de Hacienda se sostiene que se está produciendo una desaceleración de precios en el primer tramo de este mes. Por caso, en la Argentina circulan más de 9.150 millones de billetes, de los cuales, casi la mitad de esos papeles son de $ 1.000.
Pero eso no es todo, se espera que en los próximos días lleguen otros 89 millones de billetes de alta denominación, procedentes de Alemania, con lo que recalentaría la plaza financiera en momentos en que el Estado requiere financiamiento de cobertura de deudas. El abecedario ya se está agotando en cuanto al uso de dos letras antes de la numeración de cada billete.
“Poda de arbolitos”
Mientras se acelera la emisión, el mercado cambiario es seguido de cerca por el Estado, lo que ha convertido a esta semana en una muy particular, sin grandes saltos en los tipos de cambio con mayores niveles de operaciones. La “poda de arbolitos” (aquellos que ofrecen divisas en la calle) continuará como un mecanismo de defensa para secar la oferta de la divisa informal.
“Una brecha cambiaria de más del 100% es altamente nocivo para la economía y no es algo sostenible en el tiempo”, advierte el economista y profesor de la Universidad del CEMA, Federico Vacalebre. “Hay una suerte de parálisis en términos bancarios y financieros con lo que se cerrará la semana, pero es probable que venga un ajuste con posterioridad a las elecciones”, puntualiza.
El experto sostiene que, en el camino, habrá rumores de feriado cambiario, aunque todo parece indicar que habrá un ajuste en el tipo de cambio oficial, por el cada vez más evidente atraso que se observa respecto de otras variantes de cotización. “Ahora bien, nadie sabrá si eso sucederá el 23, el 24 o el 25, pero lo que sí es real es que la brecha cambiaria es muy nociva y puede traer un rebote inflacionario y una remarcación de precios en términos similares a lo que pasó tras las internas abiertas de agosto”, detalla el economista.
El día después de las presidenciales, plantea diferentes escenarios. “Todo estará en función de los resultados de la elección. Por ahora, todo indica que habrá segunda vuelta electoral. Pero dependerá quién quede afuera en la primer vuelta. Los escenarios son de los más diversos y van desde el sostenimiento del Plan Platita, pasando por un dólar oficial aguantando y hasta presiones para que el tipo de cambio salga del atraso. Pero también está el riesgo de una devaluación si es que no se toman las medidas correctivas para evitarla”, indica el consultor. Sin embargo, desde el Palacio de Hacienda descartan cualquier salto del tipo de cambio oficial. Aún más, los colaboradores del ministro Massa consideran que el dólar a $ 350 puede sostenerse hasta el 15 de noviembre, en los días previos al balotaje, si es que este domingo el electorado plantea ese escenario de segunda vuelta.
Según Robinson, no hay que perder de vista que hoy las expectativas de las personas pasan por cobertura. “Desde comprar dólares hasta mercaderías y en el caso del comercio procurando tener stocks. Pero todo esto es una situación de ajustarse el cinturón para las turbulencias que puede traer el resultado del domingo”, analiza.