Esperanza Norteña se reencuentra en una función única y muy especial

Su nombre resumía un momento del país. Esperanza Norteña nació en 1989, en el ámbito de la Parroquia de San Roque y durante más de 20 años transitó festivales obteniendo premios como haber sido Revelación de Baradero en 2006 y representar a la Argentina en el Festival de la Canción, en Durazno, Uruguay, aparte de haber lanzado dos discos, “Puro amor” y “Transitando caminos”.

Esta noche, José María Páez, Manuel Herrera, Alfredo Montenegro y Rody Acosta se reencontrarán en el escenario del teatro municipal Rosita Ávila (Las Piedras 1.550) desde las 21.30 para recuperar sus canciones y ofrecerlas a un nuevo público, acompañados por Nazareno Lechesi, Bernardo Filippini y Maxi Lechese.

“Siempre defendimos la tucumanidad que tanto exaltaba Atahualpa Yupanqui, ya que la zamba tradicional es nuestro estandarte. Este reencuentro significa darnos un mimo al alma dirigido a nuestras familias, porque los hijos de cada uno de nosotros eran bebés cuando actuábamos. Hoy son grandes y queremos que nos vean otra vez cantando, junto con nuestros amigos que nos bancaron tanto por muchso años”, afirma Acosta.

La decisión de retomar los shows en vivo se vinculó con la experiencia atravesada en la pandemia: “aprendimos que la vida es hoy; cada uno tiene su dinámica y fue muy complicado encontrarnos para ensayar, pero por fin pudimos darnos el gusto de preparar este recital con la simple expectativa de juntarnos en esta única noche, porque nuestras obligaciones individuales no nos permiten darle continuidad al grupo. Quizás haya alguna que otra actuación más, pero no lo tenemos previsto”.

“El folclore es el sentir del pueblo. En nuestra época se sumaron sonidos nuevos con el aporte de instrumentos que no se usaban, pero en nuestro grupo nunca perdimos la raíz. Vamos a volver a interpretar esta noche gran parte de los dos discos que grabamos, que tienen temas de nuestra propia autoría y de creadores locales. Como somos fanáticos de Don Ata, no faltarán sus clásicos”, le adelanta a LA GACETA.

Acerca del origen, relacionado con la Iglesia de San Roque, resaltó que significó un aporte de identidad. “Éramos distintos a otros en el ambiente, porque manteníamos los aportes que nos había dado la parroquia tanto arriba como abajo del escenario. Nos caracterizábamos por el respeto con nuestros pares, para hacer realidad un canto provincial entre la fe y la amistad”, concluye.