En el aeropuerto oficialista, los pasajeros están ansiosos. Aguardan que el piloto de la aeronave defina su tripulación y, a partir de esa decisión, tomar vuelo con algún destino específico. Las condiciones climáticas no son las mejores. Se viene una zona de turbulencias con final indefinido. Pocas veces antes un plan de vuelo tuvo que esperar hasta último momento para adoptar el rumbo definitivo. Osvaldo Jaldo es como ese piloto de tormenta en el que recae toda la responsabilidad del pasaje. Desde que el 11 de junio más de 600.000 votantes avalaron su condición de gobernador, el tranqueño no hace más que planificar lo que será su gestión para los próximos cuatro años. En varias ocasiones tuvo que esperar que el hasta ahora piloto de la aeronave, Juan Manzur, anticipe qué hará de su vida institucional y política, sin que ello implique un cambio de frecuencia. De hecho, en ocho años de mandato, sólo en 2021 hubo una disonancia tan fuerte que terminó en una interna. Ese proceso dividió las aguas hacia abajo, pero entre ambos la relación se mantuvo inalterable.
Jaldo y Manzur sí dicen mucho más cosas de forma directa en privado que en público. Aquella experiencia les sirvió a ambos para establecer cuáles son las consecuencias de sintonizar canales diferentes. La transición es silenciosa, pero eso no implica que no haya disidencias. El proyecto de Presupuesto 2024, hasta ahora, no ha sido enviado a la Legislatura para su tratamiento. Eso implica que el propio Jaldo deberá hacerse cargo totalmente del costo político de las medidas que impliquen cierto ahorro fiscal. La poda de erogaciones es inevitable para los tres poderes del Estado. No hay presupuesto que aguante con tanta explosión del gasto público.
La reconfiguración del organigrama del Poder Ejecutivo ha sido pensada para tratar de mostrar que la nueva administración adoptará una ruta de austeridad. Hay reparticiones que han sido borradas, lisa y llanamente, de la estructura porque su creación estaba pensada para ubicar a la dirigencia que vino trabajando políticamente en los últimos años. La tarea no es sencilla porque, en el camino, van surgiendo algunas cuestiones que obligan a repensar la funcionalidad de cada ministerio. Daniel Abad, a quien se menciona como ministro de Economía y Producción de la gestión jaldista, y el ex presidente del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas, Vicente Nicastro, se encargan de la tarea de realizar la cirugía mayor en las cuentas públicas, junto con Fernando Solórzano, actual secretario de Hacienda. En la parte del organigrama viene colaborando Julio Saguir, que hoy es secretario de Gestión Pública y Planeamiento. A partir de las sugerencias de esta parte del equipo, además de otros colaboradores que integrarán el nuevo elenco gubernamental, Jaldo define acciones.
Las acciones en materia financiera están a la orden del día. El objetivo inicial del nuevo gobierno será disminuir o aplicar ahorros en el orden de los $ 15.000 millones, de tal manera de cerrar el ejercicio fiscal 2023 con el resultado más cercano al equilibrio fiscal. La reducción de partidas implica un sacrificio sea cual fuere el área afectada, pero ese proceso no afectará, por ejemplo, a Salud Pública, Educación y Seguridad. En el resto del organigrama todo es discutible. Jaldo viene repitiendo que su intención es reformular la estructura de tal manera que se produzcan fusiones ministeriales que, hacia la sociedad, signifiquen menos burocracia. En esa instancia se promovió la fusión de Economía y Desarrollo Productivo. El misterio se develará el lunes 23 cuando la política todavía esté con la efervescencia electoral del día después de las presidenciales. Mientras tanto, el actual fiscal de Estado y futuro secretario general de la Gobernación, Federico Nazur, y su sucesora en el cargo, Gilda Pedicone de Valls, se encargarán de analizar las cuestiones jurídicas de las modificaciones.
Precisamente, la secretaría general de la Gobernación pasaría a constituirse en un área eminentemente legal y técnica de apoyo directo al mandatario. Esto implicaría el desprendimiento de algunas de sus áreas. Por ejemplo, el Ente Cultural de Tucumán y el Teatro Mercedes Sosa podrían pasar a otra órbita y ser parte de un Ministerio de Educación y Cultura. A su vez, la Dirección Provincial de Aeronáutica tendría otro destino: depender del Ministerio de Salud Pública. Esta idea, que está en análisis del gobernador electo, se complementa con la vieja demanda social de que la flota aérea que cuenta la provincia tenga prioridad para aquellos ciudadanos que requieran de traslado por cuestiones de salud o bien intervenir directamente en operativos de emergencia. Actualmente, la Provincia cuenta con la aeronave que usualmente utiliza el actual gobernador para misiones oficiales (matrícula LV-CKA), pero también otra que está en reparación (Avión LV-BEU) en territorio paraguayo. La intención oficial es que, en el menor tiempo posible, esté operativa. Dentro del entorno de Jaldo señalan que el mandatario entrante no tiene ningún inconveniente en movilizarse en vuelos de línea comercial en caso de reuniones programadas a destinos con conectividad directa con Tucumán. Esto significará un ahorro sustancial, ya que las reparaciones, por lo general, se cotizan en dólares. El mismo destino tendría el Helicóptero LQ-AZJ. “Los vuelos serán en clase económica. Los de primera clase o los de Ejecutiva no tienen cabida en la nueva administración”, señala uno de los colaboradores del actual presidente de la Legislatura.
Por una cuestión de operatividad, no habrá fusión de dos áreas que, en su momento, se mencionó que se unificarían. Se trata del Ente de Infraestructura Comunitaria, actualmente a cargo de Christian Rodríguez, que podría ser sucedido por el legislador Armando “Cacho” Cortalezzi, y la Secretaría de Saneamiento y Mejoramiento de Espacios Públicos, hoy conducida por Carlos “Alito” Assan, y que con el advenimiento del nuevo gobierno, la titularidad podría ser ejercida por el ex concejal Juan Luis Pérez. En el Ministerio de Obras Públicas, el cargo de conductor de esa área sigue siendo un misterio. Se mencionó a Sisto Terán Nougués con mayor potencial para asumir esa área. Hugo Cabral ha quedado en el camino por ahora, ya que el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Santiago Alejandro Maggiotti, lo ha designado recientemente como secretario de Desarrollo Territorial y jefe del programa Procrear. En dos meses, Cabral tendrá que cerrar proyectos que favorezcan a Tucumán. De la misma manera que en China se encuentra Fabián Soria tratando de convencer a los inversores de ese país que concreten la obra del dique El Clavillo-El Naranjal. Santiago Yanotti, hombre clave en la Secretaría de Energía de la Nación, es otra posibilidad, aunque trascendió que tiene ofrecimientos de otros distritos.
De una u otra forma, el recambio institucional ya es inminente. Para Manzur “no hay un cambio de gobierno, sino una continuidad con otros actores”. “Tengo la tranquilidad de saber que le entregará el bastón de mando y la banda de gobernador a un hombre del mismo palo, que es peronista y que oxigenará la gestión por el bien de la provincia”, le dijo a LA GACETA. Para Jaldo la misión es mostrar que, aún con restricciones, se puede cambiarle la cara a la provincia. Su futuro es convertirse en un piloto de tormentas.