TEL AVIV, Israel.- Las tropas israelíes seguían concentrándose cerca de Gaza, a la espera de la orden para la anunciada ofensiva terrestre contra los militantes de Hamas. Con apoyo de buques de la armada estadounidense en la región, las fuerzas parecen ya preparadas para su campaña de desmantelamiento del grupo terrorista, mientras siguen los intensos ataques aéreos sobre zonas enteras de la Franja. Aún así, no han logrado detener el lanzamiento de cohetes por parte de los militantes yihadistas contra Israel.
La promesa del primer ministro de este país, Benjamin Netanyahu, que se reunió con las familias de las personas secuestradas por Hamas, es clara: destruir al grupo terrorista, autor de la muerte de 1.400 personas y del secuestro de otras 150.
Los esfuerzos diplomáticos para lograr un alto el fuego que permita la llegada de ayuda a la asediada Franja de Gaza fracasaron ayer, e Israel ordenó la evacuación de aldeas en un área próxima a su frontera con Líbano, lo que hace temer que la guerra se extienda a otro frente.
Hace 10 días, combatientes de Hamas, que gobierna Gaza, irrumpieron a través de la barrera que rodea el enclave, mataron a tiros personas, en su mayoría civiles, que estaban en una fiesta o durmiendo en los kibbutz de la frontera, en el atentado más mortífero en los 75 años de historia del Estado judío.
La represalia de Israel es someter a Gaza, donde viven 2,3 millones de palestinos, a un bloqueo total y a ataques aéreos sin precedentes. Las autoridades del enclave afirman que al menos 2.800 personas murieron allí y casi 11.000 resultaron heridas, la mayoría civiles.
Según Naciones Unidas, un millón de gazatíes ya fueron expulsados de sus hogares. No hay electricidad, escasea el agua potable y el combustible para los generadores de emergencia podría agotarse en un día.
Habitantes de Gaza indicaron que los ataques de la noche fueron los más intensos desde que estalló el conflicto. Muchas casas quedaron destruidas y el número de muertos aumentó notablemente.
En la mayor señal hasta ahora de que la guerra podría extenderse a un nuevo frente, Israel ordenó ayer la evacuación de 28 pueblos en una zona de dos kilómetros de profundidad cerca de su frontera con Líbano. El movimiento libanés Hezbollah declaró haber atacado cinco posiciones israelíes.
La semana pasada ya se produjeron los enfrentamientos más mortíferos en la zona fronteriza desde la gran guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá, que, al igual que Hamas, es aliado de Irán.
En un discurso ante el Parlamento, Netanyahu resaltó que los israelíes debían prepararse para una larga batalla, y lanzó una advertencia a Teherán y Hezbollah. “Y tengo un mensaje para Irán y Hezbollah: no nos pongan a prueba en el norte. No cometan el mismo error que cometieron una vez. Porque hoy el precio que pagarán será mucho más alto”, dijo, en referencia a la guerra de 2006, que desplazó a un millón de libaneses.
Los 10 días de ataques no han conseguido eliminar la capacidad de Hamas de lanzar cohetes contra Israel. El grupo afirmó haber disparado una andanada contra Jerusalén y Tel Aviv.
Durante una de las alertas, Netanyahu y el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken -que visitaba Israel por segunda vez en cinco días- se refugiaron brevemente juntos en un búnker.
Israel ha instado a los gazatíes a evacuar el sur, lo que ya han hecho cientos de miles en el enclave, donde viven unos 2,3 millones de personas. Hamas ha dicho a la población que ignore el mensaje de Israel.
Se espera que las reservas de combustible de todos los hospitales de la Franja de Gaza duren sólo unas 24 horas más (hasta hoy), lo que pone en peligro a miles de pacientes, según ha declarado la Oficina de Ayuda Humanitaria de las Naciones Unidas (OCHA).
“Si el hospital de Shifa deja de funcionar, todo el mundo será responsable de las vidas de cientos y miles de pacientes que dependen de nuestros servicios”, declaró Ashraf Al-Qidra, funcionario del Ministerio de Salud de Gaza. (Reuters)