La escasez de agua en Gaza se ha vuelto crítica después del bloqueo total impuesto por Israel, convirtiéndose en una cuestión de supervivencia, según Naciones Unidas.
Después del mortífero ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, en el que murieron más de 1.300 personas, Israel ordenó inmediatamente el corte del suministro de agua a la Franja de Gaza.
Desesperadas por conseguir agua potable, algunas personas en Gaza han comenzado a excavar pozos en áreas cercanas al mar o han tenido que depender del agua salada del grifo del único acuífero de Gaza, que está contaminado con aguas residuales y agua de mar.
Según precisa Reuters, la agencia de ayuda de la ONU para los refugiados palestinos informó el lunes que un cuarto de millón de personas habían sido trasladadas a refugios en 24 horas, la mayoría de los cuales son escuelas de la ONU, donde "la provisión de agua potable realmente se ha agotado".
El domingo, el ministro de energía de Israel anunció que el primer ministro Benjamín Netanyahu y el presidente estadounidense Joe Biden acordaron reanudar el suministro de agua a partes del sur de Gaza.
Sin embargo, el lunes, Hamas afirmó que Israel aún no había restablecido el suministro de agua a pesar de su promesa, mientras que un funcionario israelí respondió que se estaba proporcionando algo de agua en el sur del enclave.
Antes de esta última escalada de violencia, el suministro de agua en Gaza ya no podía satisfacer el consumo mínimo diario per cápita recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
La única fuente natural de agua en Gaza es el Acuífero Costero, que se extiende a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo desde el norte de la Península del Sinaí en Egipto, pasando por Gaza y hasta Israel.
Un estudio de 2020 en la revista "Water" encontró que la calidad del agua subterránea en el acuífero se había deteriorado rápidamente, en gran parte debido a la sobreexplotación para atender a la gran población de Gaza antes de que pudiera ser reemplazada por agua de lluvia.
Además, el acuífero está contaminado por aguas residuales no tratadas, lo que hace que el 96,2% del agua doméstica del acuífero sea no potable, según un informe de 2020 de B'Tselem, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados.
Como resultado, el 97% de la población de Gaza depende de camiones cisterna privados no regulados y de plantas desalinizadoras de pequeña escala, a menudo alimentadas por energía solar, para obtener agua potable, según datos del Banco Mundial.
Tres plantas desalinizadoras importantes en Gaza han dejado de operar debido a las restricciones de energía impuestas por el bloqueo de Israel.
Aunque aún existen algunas operaciones de desalinización más pequeñas, la calidad del tratamiento del agua en esas plantas puede ser irregular. Según un estudio de 2021, el 79% de las plantas desalinizadoras de Gaza no tienen licencia, y en promedio, el 12% de las muestras de agua desalinizada analizadas todavía mostraban niveles peligrosos de contaminación.
La ONU ha señalado que Gaza necesita con urgencia combustible para reiniciar las bombas de agua y las plantas de tratamiento.
"Necesitamos transportar combustible a Gaza de inmediato. El combustible es la única forma en que la gente puede acceder a agua potable. De lo contrario, la gente comenzará a morir de deshidratación grave. El agua es ahora la última esperanza que queda", afirmó la ONU.