“No hay una mirada crítica sobre el peligro de consumir alcohol”

“No hay una mirada crítica sobre el peligro de consumir alcohol”

El Indec junto a la Sedronar realizaron una encuesta en hogares sobre consumo de sustancias psicoactivas y sobre las preocupantes de quiénes consumen. Están más afligidos por el tabaco que por el alcohol y la marihuana.

LAS CONSECUENCIAS DE BEBER ALCOHOL. Muchos accidentes viales se relacionan al consumo de bebidas. LAS CONSECUENCIAS DE BEBER ALCOHOL. Muchos accidentes viales se relacionan al consumo de bebidas.

Del total de personas que han consumido alguna sustancia en el último año (alcohol, tabaco u otra), sólo el 6% manifestó haber sentido preocupación por su forma de consumo. De ese porcentaje, a tres de cada 10 les aflige haber bebido alcohol. Los perjuicios que trae aparejado fumar es lo que más les inquieta.

Los datos se desprenden de una encuesta que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) junto a la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar). Según el estudio sobre consumo de sustancias psicoactivas, el alcohol (66,2%), el tabaco (25,6%), la marihuana (13,8%), los tranquilizantes (6,9%) y la cocaína (0,6%) son, en ese orden, las drogas legales e ilegales más consumidas por los cerca de 30.000 argentinos que eligieron responder la encuesta en 31 centros urbanos del país, entre los que se encuentra el Gran San Miguel de Tucumán.

Un aspecto novedoso de esta encuesta de hogares es que consultó sobre las prácticas de cuidado de los usuarios. La sustancia que más preocupación genera en sus consumidores es el tabaco, con el 68,2%. La marihuana le inquieta al 13,7% y el alcohol, al 32,6%.

Del total de las personas que sintieron preocupación, el 69% dijo haber pedido ayuda o tomado alguna acción en particular. La mayoría eligió una práctica de “autocuidado”, como actividad física o espiritual o búsqueda de información. Y apenas dos de cada 10 personas recurrieron a alguna institución de salud en busca de ayuda.

El alcohol es lo que menos preguntas genera en relación a las prácticas de cuidado. Muchos encuestados aseguraron que se debe beber agua después de tomar alcohol; sin embargo, casi nadie asume que como práctica de cuidado evitar los peligros viales.

“Esta situación tiene una clara explicación: la naturalización que hoy existe del consumo de alcohol, más allá de que sea una sustancia legal y socialmente aceptada. Cuando hay naturalización, no hay conciencia sobre los peligros de adicción o lo que puede ocasionar en la salud de una persona”, analizó el psicólogo Lucas Haurigot Posse, quien coordina la red provincial de prevención de adicciones.

Uno de los problemas, según remarcó, es cómo el consumo de alcohol y sus consecuencias se toman con gracia en las reuniones sociales: “siempre se cuentan anécdotas de situaciones graciosas o incluso peligrosas que tuvo una persona, relacionada al alcohol, y nadie toma una mirada crítica ante esto. Hay quienes viven episodios violentos o no recuerdan cómo llegaron a sus casas, y resulta que iban conduciendo un vehículo”.

“El consuno del alcohol genera cuestiones muy peligrosas, incluso si bebemos apenas un poco ya los reflejos no son los mismos y en la conducción el riesgo es para uno y para terceros”, remarcó. “Es la sustancia comodín: hoy está presente en todos los festejos y también en los momentos tristes de las personas. Está extremadamente naturalizado, y no se habla con la profundidad y seriedad que esto requiere”, sostuvo el profesional. Detalló que los chicos empiezan a los 13 años a tomar alcohol y ya a esa edad se minimizan las consecuencias de esta práctica, así como también los cuidados que hay que tener.

“El tabaco le preocupa mucho más a la sociedad por los efectos en los pulmones y en todo el sistema respiratorio”, puntualizó. Por otro lado, el estudio también indagó sobre quiénes piden ayuda ante el consumo de drogas. El 20% concurrió a un centro de salud; pero la gran mayoría trató de resolverlo solo o no pidió ayuda. “La persona que está en consumo problemático de sustancias generalmente no se siente enfermo y no tiene conciencia de que se trata de una enfermedad; por ello y demanda atención; en los adolescentes el 95% de las consultas las hace algún familiar. Por ello, nuestro trabajo principal en prevención es ir generando demandas, que las personas reconozcan que se trata de una patología y que pueden pedir ayuda”, apuntó.

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