¿Y ahora qué hacemos? ¿Quién nos va a traer de nuevo al suelo después de lo que hicieron Los Pumas contra Gales en Marsella? ¿Quién se va a animar a explicarnos que lo más lógico sería bajar un poco la espuma porque, aunque ya no invencibles, los All Blacks siempre son favoritos? Por fortuna, el rugby tiene más de arte que de ciencia. Las estadísticas importan, pero no siempre tienen la razón. Hay ciertas variables que no se pueden cuantificar, que no figuran en ninguna base de datos, pero que pueden ser la llave hacia triunfos históricos: el corazón, el coraje, el hambre de gloria.
También la sorpresa: esa intercepción de Nicolás Sánchez que terminó de sentenciar la clasificación a semifinales no estaba prevista en ningún plan de juego; fue simplemente capacidad de lectura y experiencia para elegir el camino de la espera antes que el del tackle. Cuando Sam Castelow soltó el pase para Tomos Williams, “Cachorro” ya estaba ahí, listo para atenazar el cuero y usar la inercia a su favor para escaparse hacia el ingoal con todo Gales a contrapierna. Pura viveza del tucumano para, en cuestión de segundos, transformar una incursión rival en un try bajo los palos que apagó el suspenso de un final hasta entonces abierto y que dejó con la garganta a la miseria a miles de argentinos en Marsella, en Tucumán o donde fuera que hubiese un hincha de Los Pumas siguiendo el partido. No se cansa de hacer historia el oriundo de Lawn Tennis, que sigue aumentando sus cifras como máximo goleador argentino en Mundiales (lleva 148 puntos) y como artillero histórico del seleccionado (894).
Hace poco más de un mes, después del baldazo helado ante Inglaterra en el debut, el horizonte pintaba difuso para Los Pumas. Sin embargo, partido a partido fueron creciendo y recuperando la confianza, hasta que finalmente en el segundo tiempo contra los “Dragones rojos” se vio algo más cercano al verdadero potencial del equipo argentino.
Por supuesto, siguen quedando cosas para corregir, como tratar de evitar los penales innecesarios y algunos desajustes defensivos. Por momentos, hubo falta de coordinación en la cobertura de los espacios, lo que por momentos dejó al equipo a merced de la velocidad de los tres cuartos. En especial, la de Louis Rees-Zammit, el wing más picante de los galeses, que ya estaba en pleno vuelo hacia un try que hubiera liquidado las esperanzas de Los Pumas cuando apareció Matías Moroni para sacarlo de la cancha de manera providencial. Solo por eso, ese tackle de “Tute” merece un lugar entre las acciones más trascendentales del rugby argentino en Copas del Mundo.
Mateo Carreras esta vez no tuvo oportunidades de cara al ingoal, pero se vistió de bombero en un par de oportunidades colaborando en defensa, tackleando como un perro de presa. A Thomas Gallo le tocó salir en la foto del try de Tomos Williams al dejar liberado el poste por un error en la comunicación, pero estuvo siempre metido en la marca y ganando metros en el juego corto. Ni hablar ya de Marcos Kremer o de Facundo Isa, dos máquinas de traccionar y de poner el equipo adelante. Por desgracia, tuvo que lesionarse Matera para que el santiagueño pudiera tener otra chance, y la justificó en cada minuto que tuvo en cancha. Sin dudas, la tercera línea debería volver a ser la misma el viernes.
En realidad, si nos ceñimos a lo individual, prácticamente no hubo puntos flojos en Los Pumas. Lo que sí, parece claro que hoy Moroni merece un lugar entre los titulares más que Lucio Cinti, quien todavía no ha logrado asentarse. Tal vez ese sea el cambio más cantado de cara a la semifinal contra los Hombres de Negro.
La gran cuestión para Michael Cheika y su staff volverá a ser la elección de la pareja de medios. Si bien Santiago Carreras jugó su mejor partido en lo que va del Mundial (y en eso también tuvo que ver la entrada de Tomás Cubelli), a Sánchez le bastaron menos de 15 minutos para demostrar que su experiencia es un plus que lo pone por encima del cordobés. De todos modos, el australiano parece convencido de tener a “Cachorro” como jugador de impacto en el segundo tiempo. Habrá que ver si durante la semana cambia de opinión.
En este popular juego de buscar coincidencias que refuercen la ilusión, resulta insoslayable señalar que Los Pumas están otra vez en semifinales de un Mundial disputado en suelo francés, como sucedió en 2007. Para los que eligen creer, vale como guiño del destino para soñar con otro podio; para los más audaces, es dable soñar con otro golpe ante los All Blacks que abra las puertas a la primera final en la historia.
Las claves del triunfo de Los Pumas
- Los Pumas jugaron un gran segundo tiempo, en el que justificaron el triunfo con juego y personalidad. Fueron sus mejores 40’ en el Mundial.
- La lectura de Nicolás Sánchez le permitió fabricar un try determinante. El tucumano aprovecha al máximo los pocos minutos que tiene en cancha.
- Los Pumas defienden con más corazón que orden. Por momentos el equipo se descompensa y deja huecos que los rivales saben capitalizar.