La misa de hoy: ocupados en lo menos esencial

La misa de hoy: ocupados en lo menos esencial

15 Octubre 2023

Por Presbítero Marcelo Barrionuevo

“Jesús les habló diciendo: El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró las bodas de su hijo y envió a sus criados a llamar a los invitados; pero éstos no querían acudir. Nuevamente envió a otros criados ordenándoles: ‘Decid a los invitados: mirad que tengo preparado ya mi banquete, se ha hecho la matanza de mis terneros y reses cebadas y todo está a punto; venid a las bodas’. Ellos, sin hacer caso, se marcharon uno a sus campos, otro a sus negocios...”

Con la expresiva imagen de un gran banquete de “manjares suculentos, un festín de vinos de solera”, la Iglesia nos recuerda que la llamada del Señor a seguirle de cerca da una cumplida respuesta a los anhelos más genuinos del corazón humano. Todos están invitados gratuitamente, “malos y buenos”; pero los primeros invitados no aceptan y son descorteses y aun crueles con los enviados de Dios. Para sentarse a la mesa del banquete se requiere el vestido de boda. Son más los llamados que los escogidos. Acaba por ser secundario el banquete y destacar el anfitrión.

Como sucede con el actuar humano, sus decisiones buscan otros intereses dejando lo más esencial por lo accidental. ¡No puedo, estoy muy ocupado! ¡No tengo tiempo, imposible! ¡Lo siento! Los jóvenes no tienen tiempo porque están forjando el porvenir: los exámenes, la novia, el novio... Cuando son padres o madres de familia, han de ocuparse del futuro del hogar y, naturalmente, no tienen tiempo. Todos nos vemos asediados por esta tentación: dispensarnos de acudir a la llamada divina llevando una vida de oración y frecuencia de Sacramentos, de servicio generoso a los demás, de formación doctrinal y de lucha contra nuestros instintos, por estar absorbidos por el trabajo de cada día. El mismo Jesús nos sugiere: buscad primero el Reino de Dios, que lo demás vendrá por añadidura (Cfr Lc 12,31). Tomémonos en serio la invitación de Dios. Todo está preparado. Se trata de una fiesta que no puede compararse, por su magnificencia, a cualquier alegría de este mundo. ¡También yo estoy invitado!

Es hora de centrarse en lo esencial y también a la hora de cuidar y proteger la Argentina. Viendo los diversos sucesos que estamos viviendo, pobreza en alza, inflación, incertidumbre del futuro, debemos sentar cabeza y dejar de experimentar con la Patria. Los argentinos somos demasiados individualistas y pensamos en nuestros “canutos existenciales” y dejamos de mirar el bien común de la sociedad. Estamos a una semana de elegir nuestra primera magistratura y no podemos dejar pasar el criterio del mejor bien para una mejor Nación. Argentinos a las cosas decía Ortega, es la hora.

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