Salvo las que se registraron hacia fines de mayo sobre el este de la región pampeana, las de la primera semana del mes pasado en el centro de la región núcleo, y las que han acompañado al sudeste bonaerense y, hasta hace un mes, a Entre Ríos, la campaña triguera 2023/24 no recibió lluvias de importancia en lo que va del ciclo. Y cabe recordar que este había comenzado muy lejos de buenas condiciones de humedad en los suelos, tras la feroz sequía del verano. Así lo expresa la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
En ese sentido, añade que el cultivo continúa deteriorándose, mientras se van cumpliendo etapas clave de definición de rinde en la Argentina. Debido a ello, resulta urgente la necesidad de que lleguen precipitaciones importantes a gran escala, para que se puedan completar los granos y se detenga la caída que se viene corroborando a cada semana. En la GEA se señala que se dio una baja de casi un 5%, respecto de lo que se proyectaba un mes atrás (15 millones de toneladas). La primera estimación nacional de trigo arroja un volumen de 14,3 millones de toneladas.
La sostenida sequía quitó al trigo las posibilidades de alcanzar siquiera los 15,6 millones de toneladas que se proyectaban como escenario de normalidad a inicios de la campaña. Setiembre y los primeros 11 días del mes en curso mantienen la predominancia de la circulación fría y seca, que no permite el cambio del patrón seco que domina en gran parte de la región pampeana. Se estima que casi 2,5 millones de hectáreas de trigo -un 46% del sembrado- están en condiciones regulares a malas. El área que quedaría sin llegar a cosecha rondaría las 340.000 hectáreas.
Con un área sembrada de 5,4 millones de hectáreas y esta nueva estimación de 14,3 millones de toneladas, el país produciría solo un 24% más de trigo que lo que dejó la desastrosa campaña pasada (11,5 millones de toneladas). Si no se da un cambio rotundo del clima en lo que resta del mes y en noviembre, el ciclo triguero 2023/24 dará la cuarta producción más baja de las últimas 10 campañas.
El clima privilegió este año solo el sudeste de Buenos Aires. Las lluvias allí afianzaron un escenario de alta productividad. Esta es la razón que pone a Buenos Aires en cabeza de pelotón de los rindes trigueros provinciales de la Argentina, con un rinde de 33,5 quintales por hectárea (qq/ha). En el resto del país, los distintos grados de afección por falta de agua dejan los rindes trigueros provinciales por debajo de los 30 qq/ha. En Santa Fe se estima un rinde de 28,9 qq/ha; en Córdoba el trigo pasa por un escenario que ya puede caracterizarse de desastre productivo con un rinde 22,3 qq/ha. También hay una caída importante en Entre Ríos: técnicos del SIBER de la bolsa de comercio de Entre Ríos, comentan que los 29 qq/ha que se estimaban hace un mes sufrirían una caída de unos 3 qq/ha.
En el NOA, productores ya empezaron la trilla del trigo con resultados dispares, según como se presentaron las lluvias. Pero en general y hasta el momento se están obteniendo rendimientos esperados.