En la actualidad, el nombre de Mateo Carreras es de dominio público. No hace falta ser muy entendido en cuestiones de rugby para saber que se trata del tucumano que viene brillando en Los Pumas y que hace una semana fue la gran figura en el triunfo sobre Japón, en el que marcó tres tries espectaculares que le dieron al seleccionado argentino la clasificación a cuartos de final del Mundial de Francia. Alguien un poco más empapado del tema sabrá que lo del wing formado en Los Tarcos no es ninguna aparición repentina, sino que viene pidiendo pista desde hace varios años, destacándose en los Naranjitas y en los Pumitas, y que fue una de las grandes figuras de la última temporada de la Premiership, la máxima división de Inglaterra.
Pero hubo un tiempo en que Mateo Carreras era sólo un chico más en las infantiles de los “rojos”, que se divertía junto a sus amigos y que, al igual que todos ellos, soñaba con ser Puma algún día. Que haya logrado alcanzar ese anhelo tiene que ver sin dudas con su talento, pero también con su dedicación. Así lo certifican sus compañeros de camada.
“Mucha gente recién lo está descubriendo ahora, pero nosotros venimos compartiendo con él desde que éramos chicos y sabemos que no es casualidad que haya llegado adonde está. Era un muy dedicado, se la pasaba haciendo destrezas para alcanzar el sueño que tenía. En realidad todos lo teníamos, pero estaba claro que él tenía más habilidad y cabeza que los demás”, asegura Ignacio Rodríguez.
“Con Mateo comparto desde los seis años, y lo que me sorprendía era que se la pasaba todo el día en el club. Era muy plaga. Iba cuando tenía que entrenarse y cuando no también. Además el padre de él entrenaba la Primera, así que se la pasaba todo el día ahí. Todo el mundo lo conocía porque era muy molesto, le gustaba divertirse con la gente del club. Ya cuando nos fuimos haciendo más grandes, empezó a mostrar destellos de su habilidad. Además se mataba en el gimnasio”, comparte Javier López.
Por su parte, Fabricio Navarro Luna destaca el compromiso en la persecución de un objetivo claro, más allá de sus condiciones naturales. “Siempre se notó que era distinto. En cualquier lugar de la cancha hacía la diferencia, pero tampoco hay que sacarle mérito a su esfuerzo. Desde chico tenía conducta que la mayoría de los otros no teníamos. Mucha destreza, muchas pesas, hasta dejaba de lado las salidas para no perder ningún detalle en la preparación. Siempre tuvo muy en claro adónde quería llegar”, revela.
“Cuando jugábamos en M15, era darle la pelota a Mateo y listo, sabías que era try. Salimos campeones invictos del Iniciación y del Anual tanto en M15 y M16. Para los que somos sus amigos es muy emocionante ver lo que está haciendo, pero más que nada porque sabemos que está cumpliendo un sueño por el que se entrenó toda su vida”, testifica Lucas López.
Aquel try
Para Javier, si hubo un momento en el que no le quedaron dudas de que la llegada de Mateo a Los Pumas era sólo cuestión de tiempo fue en el Argentino Juvenil de 2017, cuando jugando para los Naranjitas le marcó un try maradoniano a Buenos Aires gambeteando rivales en una cancha que era un barrial. “Igual, eso hacía siempre en el club, pero cuando hizo ese try dije: este sí o sí llega. Lo llamaron al Pladar, lo llevaron al Mundial, y siempre la descosió. Creo que se demoró bastante el llamado a Los Pumas, lo merecía antes. Tuve la suerte de verlo con los Pumitas en el Mundial M20 que se jugó en Argentina, y era de no creer. Lo mismo que te hacía en juveniles te lo hace ahora contra los mejores del mundo. Este tipo no tiene techo”, sentencia.
Más allá de que a ninguno lo sorprende lo que ha logrado Mateo, a todos los impacta saber que su compañero de infantiles hoy es una figura de talla global. “Es lindo para él y para los que lo bancamos desde siempre”, cuenta “Nacho” Rodríguez. “Es muy loco pensar que uno estuvo entrenándose en el club con él”, agrega Navarro Luna. “Te pone la piel de gallina del orgullo. Lo mejor que tiene es que nunca deja de sorprender”, retoma Javier. Y Lucas completa: “es un planazo juntarnos a comer un asado y verlo a Mateo romperla en el Mundial. No hay palabras para describir esa emoción. Ya estamos ansiosos por el partido contra Gales. Que tu amigo esté en cuartos de final de un Mundial es increíble”.