Tanto en las campañas electorales como en el tenis el que comete errores no forzados tiene serios riesgos de perder el partido. Llevándolo a lo que serán los comicios del domingo 22, el jugador Javier Milei pretende que el campeonato acabe ese mismo día, llevándose la copa y comenzar su reinado como campeón. Naturalmente que sus contendientes Sergio Massa y Patricia Bullrich tratará de alargar el partido.
La contienda de esta semana comenzó con Milei cometiendo un error con su recomendación general de no renovar los plazos fijos, en una tribuna en la que el dólar gritaba por los $ 1.000, mientras el público realizaba interminables filas en los bancos. Los ahorristas no sólo querían retirar pesos, sino también sus dólares. Esta conducta refleja que, cuando hay pánico en el mercado, no hay comportamiento racional.
Si el objetivo del candidato presidencial libertario es la dolarización, cambiando pesos por la divisa estadounidense, ¿por qué razón alguien retiraría sus dólares? La respuesta es simple: desconfianza e incertidumbre. Si hay alguien que no puede darse el lujo de causar desconfianza e incertidumbre ese es Milei. Cuando estaba a punto de perder un game en el partido que disputa, a Alberto Fernández se le ocurrió confrontarlo. Así, el libertario retomó la iniciativa; se ubicó en el centro de la cancha, lo sacó a Alberto del partido y desubicó al adversario oficialista Massa que, a su vez, debía exteriorizar su desacuerdo con lo que hizo su Presidente. Esa misma noche, una de las espadas de La Libertad Avanza, Ramiro Marra, un bróker avenido a político, defendió la idea de que a nadie se le puede recomendar que invierta en un plazo fijo. A estas alturas, los pequeños ahorristas no necesitan que un experto en inversiones le recomiende tal cosa. Aún más, desconfían y van a lo seguro.
Si esa dinámica de Milei, incentivando a la huida del peso, hubiese continuado, era probable que los ex votantes de Cambiemos volvieran a la fuente natural y dejar de seguir al libertario. Pero, al politizar la situación, Alberto Fernández reacomodó a Milei en la cancha. Se trata de una discusión que puede darse para los sectores de clase media y alta. Pero Milei compite con Massa en los sectores populares, donde el tema plazo fijo no le importa mucho a ese sector de la sociedad, porque no tienen capacidad de ahorro.
La prédica libertaria de la dolarización subsiste. Y, si hay algo que llama la atención a estas alturas, es que ni el oficialismo ni la oposición tuvieron la capacidad de contrarrestar, con ejemplos simples, cómo sería la vida cotidiana con Milei como Presidente. Un rápido contrataque hubiera permitido terminar con la confusión entre convertibilidad y dolarización. Eso le permite a Milei que parte de su base electoral crea que, si hoy cobra $ 1.000, con la dolarización recibirá U$S 1.000. Es muy posible que quien gana $ 1.000 cobre hoy U$S 1. Cuando a Milei se le acaba las respuestas suele decir “pregúntenle al futuro ministro del área”. Demasiados flancos abiertos sin que nadie los aproveche.
Mientras tanto, Massa necesita imperiosamente bajar el dólar y cumplir con la promesa de meter preso a los especuladores que mueven el mercado informal; también que las medidas vinculadas con la devolución del IVA a la quita de Ganancias a los trabajadores pueda compensar el costo de la inflación y, así, lograr entrar a la segunda vuelta electoral del domingo 19 de noviembre. Allí el partido será diferente. Para eso se precisa no cometer errores y que, desde su propia fuerza electoral, no aparezcan otros Insaurralde ni tomen cuerpo denuncias de corrupción de otros funcionarios de la provincia de Buenos Aires.
Bullrich, a su vez, tiene la oportunidad de crecer en base a los errores no forzados de Milei, pero no lo hace. No alcanza con que Carlos Melconian presente equipo económico. En este punto, debemos recordar que Mauricio Macri también decía que tenía el mejor equipo y así le fue. Se trata, en definitiva, de saber qué es lo que hará. Cuesta mucho recordar una frase fuerte que sintetice el futuro accionar de Melconian.